Desde San Lázaro

Alfaro queda a deber en Jalisco, en inseguridad y corrupción

La inseguridad pública con el cogobierno del ‘Cártel Jalisco Nueva Generación' (CJNG) y los delitos del fuero común tienen agobiados a los jaliscienses.

Como todos los gobernantes, en sus informes de gobierno pintan todo de color de rosa al destacar sus innumerables logros y nulos errores. Es un ejercicio del paroxismo de la autoadulación, y más cuando se trata del último informe, como es el caso de Enrique Alfaro, gobernador de Jalisco hasta el 5 de diciembre, quien le deja un estado ‘casi perfecto’ a su sucesor, el también emecista Pablo Lemus.

La inseguridad pública con el cogobierno del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y los delitos del fuero común tienen agobiados a los jaliscienses y, tal como ocurre en otras latitudes del país, se requiere el compromiso político de los gobernantes para que vuelva la paz a las poblaciones y en verdad se vele por la seguridad y patrimonio de todos los mexicanos.

La corrupción fue solapada al mantener en su cargo a colaboradores rapaces que solo han engordado sus chequeras a través de triangulación de recursos públicos con la fachada de interpósitas personas que son proveedores del gobierno y que se han despachado con la cuchara grande al tener garantizados los contratos, producto de licitaciones públicas arregladas o de adjudicaciones directas.

Tal es el caso de Diego Monraz, secretario de Transporte de la entidad, quien no solo gozó de carta blanca para hacer sus fechorías, sino que el respaldo del gobernador Alfaro raya en la complicidad, ya que, no obstante existir diversas denuncias contra su colaborador, referidas en los medios de comunicación locales y por empresas afectadas, se hace como que la Virgen le habla y prefiere, incluso, tener el cinismo de incorporarlo al paquete de funcionarios que le ha recomendado a Pablo Lemus para seguir en el cargo.

“Transformamos al transporte público que pasamos de que este fuera un negocio y lo convertimos una vez más en un servicio público y esto no lo hubiera podido lograr, sin el gran equipo que está detrás de todas estas cosas, encabezado por Diego Monraz a quien le doy las gracias”, ufano, presumió Enrique Alfaro.

De las últimas andanzas que ha hecho Monraz para beneficiar a empresas como IDEAR electrónica y EB Jalisco, de la familia Higareda, a quienes se les otorgaron recientemente 62 millones de pesos para un “nuevo software y modificar sus validadores para que pudieran leer un nuevo QR” que esas mismas empresas están instalando en el sistema del transporte público y que solo funciona en el macroperiférico.

Si existiera voluntad de la contraloría interna del estado y de la propia fiscalía de la entidad, tan solo tendrían que rascarle a las licitaciones públicas de transporte para constatar cómo se reparten el pastel entre los ‘alegres compadres’.

Desde 2010, siendo secretario de Movilidad, Diego Monraz le quitó el servicio de recolección a la empresa Amstrong para dárselo a Iretra en el Tren Ligero, líneas 1, 2, y 3. Aproximadamente 40 millones mensuales. Y qué creen, estimados lectores, Iretra sigue despachándose a lo grande porque todavía tiene el generoso contrato del gobierno de Alfaro.

Pero vayamos al show político y mediático que desplegó el góber saliente en su último informe de gobierno, en donde amenazó subrepticiamente que buscará la presidencia de la República en el 2030, como si los méritos fueran suficientes para desplazar a otros notables emecistas como el mismo Luis Donaldo Colosio Riojas.

La nota del periódico La Jornada en torno al evento no tiene desperdicio: “Hincado, persignándose y con fondo musical de la canción de Caifanes ‘Antes que nos olviden’, dijo que quizá pronto esté en una nueva campaña política, en referencia a su ya manifestada intención de ser candidato presidencial en el 2030″.

“Jalisco es un ejemplo nacional, sigamos luchando siempre con dignidad y ¿quien sabe? A lo mejor nos toca una última campaña en el futuro”, dijo tras su reverencia religiosa, empapado en sudor y con lágrimas después de agradecer a familiares y colaboradores.

Lejos quedaron sus propósitos de ‘refundación' de Jalisco y tampoco cumplió su anuncio de lograr un constituyente que elaborara una nueva Constitución estatal, o de elaborar un nuevo pacto fiscal con la Federación.

Amenazó con mandar una iniciativa al Congreso sobre el tema: “esta iniciativa nos va a permitir iniciar la discusión para que Jalisco le ponga un alto en seco a la Federación y sus abusos y para que si no hay un trato justo para Jalisco, tomemos el camino de la salida del pacto fiscal…”.

A partir del 6 de diciembre, veremos, en los primeros cien días de la gestión del gobernador Pablo Lemus, si es verdad que recibió una entidad en jauja y libre del cáncer de la inseguridad y de la corrupción, o de plano se confrontará con la cruenta realidad.

(Continuará)

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