Desde San Lázaro

¿Y si ninguna corcholata crece?

En una de esas el presidente López Obrador por ‘petición del pueblo’ convoca a una consulta popular para prorrogar su mandato más allá del 30 de septiembre de 2024.

Con eso de que “la ley soy yo”, en una de esas el presidente López Obrador por “petición del pueblo” convoca a una consulta popular para prorrogar su mandato más allá del 30 de septiembre de 2024, fecha en la que constitucionalmente tiene que entregar el cargo.

Desde hace año y medio AMLO decidió abrir el abanico de la sucesión presidencial al destapar a sus corcholatas con nombres y apellidos, de las cuales destacan: Marcelo Ebrard, Claudia Sheinbaum y Adán Augusto López.

Con la premisa de que la encuesta manda, desde esa fecha los tres suspirantes han tejido una serie de acciones al margen de la ley electoral que les impide promoverse a través de actos anticipados de campaña, además de destinar dinero público para granjearse la voluntad popular.

El desdén y el desinterés que prevalece en el gobierno de la 4T por cumplir los mandatos constitucionales, sobre todo si son del orden electoral, han hecho que los candidatos pasen de la simulación al cinismo y a la hipocresía, ya que abiertamente se autopromueven para ser ungidos como el candidato o candidata de Morena para suceder a AMLO.

Alentados por el propio presidente de la República, buena parte de su tiempo y de los recursos presupuestales a su alcance, destinan los tres exquisitos para alcanzar su sueño, dejando en segundo plano las tareas y funciones que sus puestos públicos exigen.

Así vemos a la jefa del Gobierno capitalino descuidar sus tareas sustantivas para viajar cada fin de semana a diversas ciudades del interior del país para promover su candidatura.

Los problemas cotidianos que presenta el Metro, la inseguridad pública, la crisis económica, el abandono de la infraestructura urbana y el sesgo partidista en las decisiones de gran calado en detrimento de los habitantes de las alcaldías que gobierna la oposición, son tan solo algunos problemas que se han acrecentado desde que Sheinbaum tiene este cargo.

La irresponsabilidad de incumplir la encomienda le da a la oposición una excelente oportunidad para recobrar la capital del México en 2024.

Si en 2021, Morena y sus aliados perdieron nueve de las 16 alcaldías de la CMDX, en 2024 se estima que la pérdida será mayor y con ello también la jefatura de Gobierno capitalino.

Si Claudia Sheinbaum fuera la candidata de Morena para la presidencia de la República, estaría en riesgo también perder la madre de todas las elecciones.

Como se aprecia, el riesgo es alto para nominar a la corcholata preferida de AMLO.

Y si uno voltea hacia la Segob, pues el riesgo es mayor ya que Adán Augusto López ha desperdiciado una oportunidad dorada al perder su interlocución con los partidos de oposición, así como con otras fuerzas fácticas de poder, lo que provocó un vacío que de inmediato llenó el propio jefe del Ejecutivo federal al llevar a cabo personalmente las funciones que ha descuidado su primo.

Cierto, la gobernabilidad pende de alfileres, sobre todo por el avance del crimen organizado en el territorio nacional, en donde “gobierna” amplias regiones además de desplegar acciones de narcoterrorismo.

Ante un Estado fallido, desde Washington miran con enorme preocupación el avance e influencia de los narcos, incluso en el ámbito político, tanto a nivel estatal como en la esfera federal.

Si Adán Augusto López fuera el seleccionado para contender por Morena por la presidencia, seguro que se estaría terminando de entregar a los malosos el poder.

La última opción, la de Marcelo Ebrard es la menos riesgosa para gobernar, empero el canciller ha perdido puntos ante el gran elector debido a las grillas palaciegas que, un día y otro también, lo desacreditan ante el presidente.

Entonces ante este panorama y la enorme polarización que se recrudece y se alienta a diario desde Palacio Nacional, en la que solo basta una chispa para que se incendie la pradera, pues el único que puede mantener la paz social y mantener el camino de la cuarta transformación, es, adivinó estimado lector, Andrés Manuel López Obrador.

Si la guerra fratricida entre las corcholatas está en niveles alarmantes y el ánimo de la gente se recrudece hasta niveles de desesperación, desesperanza e ira, ante los ojos de un dictador están dadas las condiciones para mantenerse en poder hasta que “las aguas se calmen”, bueno eso pensó, verbigracia Porfirio Díaz y se mantuvo en la presidencia por cerca de tres décadas.

Los baños de pueblo que se dio AMLO en la marcha que pagó y que, de acuerdo a cálculos conservadores, costó más de 2 mil millones de pesos, seguramente le confirmaron su convicción y creencia sobre que solo él puede gobernar a un México bronco.

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