Desde San Lázaro

La caballada de la oposición está flaca

La oposición está consciente de que tienen posibilidades reales de interrumpir el sueño guajiro de la 4T de conservar el poder otro sexenio.

No vaya creer, estimado lector, que la debilidad de los aspirantes del PAN y el PRI que buscan la candidatura de esos partidos para competir por la presidencia de la República se basa en la fortaleza de las corcholatas de Morena, para nada, ya que si analizamos a fondo las capacidades de Claudia Sheinbaum y de Adán Augusto López, son muy limitadas y en cuanto a Marcelo Ebrard, lo excluimos por la sencilla razón de que, a pesar de que sí cuenta con larga experiencia en la administración pública y ser el más preparado de los tres, pues, como se aprecian las cosas, está fuera de la jugada.

La caballada está muy flaca fue una frase de la autoría del gobernador priista de Guerrero, Rubén Figueroa, quien en tiempos de Luis Echeverría así se refirió a los posibles candidatos del Revolucionario Institucional para la “grande”, restándole méritos a todos a los suspirantes para suceder al presidente.

Sacamos la frase a relucir, por la proclividad que tiene Andrés Manuel López Obrador por el echeverrismo y porque la verdad es más apropiado el término cuando de una justa competitiva se trata, en lugar de hacer referencia al “tapado” y el efecto de destaparlo, aunque para el caso, al final del día, es lo mismo.

Claudia Sheinbaum, fuera del manto protector que le extiende AMLO, es una científica de medio pelo, cuya única capacidad ha sido llenarle el ojo a su jefe con servilismo y lambisconería y nada más, porque en eso de gobernar, pues nomás no se le da. Tan sólo hay que observar en qué condiciones tiene a la CDMX para confirmar lo anterior, no obstante que tiene recursos públicos vastos a su disposición por encima de la media de otros gobernadores, aunque sean de procedencia morenista.

Los panegíricos del régimen se desvivieron en loas ante el IV Informe de la exdelgada de Tlalpan en donde, por cierto, perdió en las elecciones de 2021, sin embargo, al contrastar los “maravillosos logros” que ha tenido con la cruda realidad, pues es evidente que su gestión está reprobada.

La fuerza de la 4T se basa en la compra de conciencias y voluntades por medio de los programas de política social-electoral y en la fuerza del mesías.

En la pista de enfrente, el PAN abrió la pasarela para que desfilaran Santiago Creel, presidente de la Cámara de Diputados; Maru Campos, gobernadora de Chihuahua; Juan Carlos Romero Hicks, diputado federal y Mauricio Vila, mandatario de Yucatán, quienes con Mauricio Kuri, de Querétaro, y la senadora Lilly Téllez, conforman, en primer instancia, a la caballada blanquiazul que busca venir de atrás para desplazar del primer lugar a la cuadra de Morena.

En las encuestas, los aspirantes de Acción Nacional se encuentran muy por debajo de las corcholatas, empero, tan solo será cuestión de tiempo y de exposición mediática para que suban en el ánimo de la población para buscar ser una opción competitiva para su partido.

En esta baraja de suspirantes hay capacidad y experiencia para gobernar y varios de ellos mantienen una estela de honradez que ya quisieran otros precandidatos, aunque lo cierto es que la mayoría de la gente, ni siquiera los conocen.

Del lado de los tricolores, la situación es más complicada en virtud del desprestigio que representa Alejandro Moreno, presidente nacional de ese partido, y que impide despegar entre las simpatías de la ciudadanía, a cualquier precandidato presidencial.

El priista que se desmarque de Alito y que busque ser parte de la alianza opositora conformada con el PAN y PRD, podría ser una buena opción, como es el caso del exsecretario de Hacienda, José Ángel Gurría, o el mismo gobernador mexiquense, Alfredo del Mazo, bueno hasta el diputado federal Ildefonso Guajardo tiene más tamaños que las corcholatas del presidente.

Los demás que se mencionan como Enrique de la Madrid, Beatriz Paredes, Alejandro Murat u Omar Fayad, con todo respeto parecen más una gracejada que una opción real para competir por la presidencia de la República.

La oposición está consciente de que tienen posibilidades reales de interrumpir el sueño guajiro de la 4T de conservar el poder otro sexenio; si mantienen, primero, una alianza electoral entre los tres partidos; segundo, involucran a la sociedad civil y finalmente, cuenten con un candidato fuerte con diversas capacidades, cualidades y méritos en la administración pública, amén de ser honrado e impoluto, para desbancar a Morena del puesto de honor.

A poco menos de dos años de la elección presidencial, diremos que la caballada de oposición está flaca, pero con los buenos oficios de varios de ellos y la altura de miras de todos los protagonistas, podrían cambiar el rumbo de la historia.

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