Desde San Lázaro

Alzan la voz los reporteros del Congreso

La protesta inédita que realizaron los reporteros que cubren las actividades del Congreso es un parteaguas en la relación que debe prevalecer en el Poder Legislativo.

La protesta inédita que realizaron los reporteros que cubren las actividades de las cámaras de Senadores y Diputados es un parteaguas en la relación que debe prevalecer en el Poder Legislativo, en particular de Morena y sus rémoras, con los informadores; además de que representa un serio reclamo en torno a los asesinatos de periodistas y a favor de la libertad de expresión.

Para nadie es un secreto que la mayoría de los legisladores que integran la LXV Legislatura, en particular los integrantes de la bancada del partido del poder, mantienen aires de grandeza que los obnubila y los convierte en verdaderos energúmenos ante los que “no son sus pares”.

En la Cámara de Diputados son frecuentes las agresiones que padecen los periodistas que cubren cotidianamente la información de ese órgano deliberativo, a tal nivel que no solo los hostiga el personal de resguardo, sino colaboradores de diputados de Morena y PT.

Los diputados de esos partidos creen que los informadores son sus empleados y los tratan peor que a sus subalternos directos.

Esto es pecata minuta al considerar lo que ocurre en el país con los asesinatos de periodistas. En lo que va del año suman cinco, cantidad que habla de la andanada de violencia generada desde el poder y de los criminales, ante la omisión del Estado en protegerlos y en castigar a los asesinos materiales e intelectuales.

La impunidad campea en territorio nacional y nadie hace nada para castigar a los culpables.

En momentos en que los periodistas sufren el acoso gubernamental, han alzado sus voces desde la máxima tribuna legislativa los reporteros que, en aras de cumplir con su trabajo, buscan cotidianamente la información que mantenga al tanto a los lectores y audiencias de los medios de comunicación en donde trabajan.

La vida del reportero no es fácil, como la de otros tantos oficios, empero, hoy se ha complicado más por el despotismo y el maniqueo de la información que permea entre los servidores públicos que conforman la mal llamada cuarta transformación.

La autocensura que prevalece en varios medios de información castiga a los periodistas que con valor e independencia ejercen su actividad y que, muchas veces, enfrentan el reclamo autoritario de sus patrones e incluso el despido.

Ahora más que nunca esos dueños de medios de comunicación están ante la disyuntiva de dar libertad a la línea editorial de sus medios en pleno respeto a sus audiencias, o plegarse ante el designio del poder público.

Muchos dicen que el último eslabón de esa cadena de mando que existe en la estructura interna operativa de los medios de comunicación, es el reportero, empero esto es una verdad a medias, ya que sin el trabajo que despliegan, pues sencillamente no habría materia prima para darle forma, sentido y contenido ni a los medios tradicionales y menos a las benditas redes sociales.

A partir de la protesta realizada por los reporteros en ambas cámaras del Congreso federal, empezará a cambiar el trato hacia ellos y en general a todos los reporteros del país, ya que seguramente se replicará el reclamo en los congresos locales de las entidades federativas y en general, surgirá una oleada de empatía hacia su trabajo a nivel nacional.

Desde el presidente de la República hasta el más humilde de los servidores públicos, deben respetar la libertad de expresión y el derecho a la información, al tiempo de garantizar que los periodistas no tengan obstáculo para cumplir con su trabajo.

No se trata de una graciosa concesión, sino de un derecho consagrado en la Constitución.

Se debe revalorar la tarea que hacen los comunicadores en favor de la consolidación de la democracia y del Estado de derecho y esto es tarea de todos en aras de garantizar que el respeto a los derechos humanos prevalezca sobre todas las cosas.

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