Desde San Lázaro

Agobiada, no crece Claudia

El 38 por ciento de los encuestados dijo que la apoyaría, mientras que 53 por ciento la rechaza.

Por más que el presidente trate de apoyar a Claudia Sheinbaum, nomás no logra levantar. La más reciente encuesta de El Financiero da cuenta de que la mayoría de los capitalinos no avalan su trabajo y menos votarían por ella para presidenta.

El 38 por ciento de los encuestados dijo que la apoyaría, mientras que 53 por ciento la rechaza. Este nivel de apoyo era de 10 puntos más alto en los dos meses anteriores.

Después de la debacle sufrida en las elecciones del 6 de junio en donde perdió nueve alcaldías de 16, la jefa del gobierno capitalino, ha tratado de recomponer el entuerto en que ella solita se metió, sin tener éxito.

El último ajuste de funcionarios de su gabinete, responde más a tener una mayor rentabilidad política que a resolver los problemas que agobian a la capital.

Basta mirar los indicadores de cualquier rubro para constatar que, no obstante de contar con un gran presupuesto, mucho mejor que otras entidades, no hay resultados.

El crecimiento económico de la capital es el peor de todo el país.

La inseguridad pública, no obstante que se tiene un gran jefe de la policía capitalina, los resultados son de terror, ya que si la gente denunciara todos los delitos de que son víctimas, pues las cifras serían más que alarmantes.

La extorsión, el cobro de piso, los asaltos violentos y los suicidios siguen al alza y qué decir de los feminicidios.

El Metro es una bomba de tiempo y el mantenimiento de la infraestructura urbana está por debajo de lo que hacían otros gobiernos.

Todo lo tratan de resolver con regalar el dinero público, el que aportan los contribuyentes, sin reparar que es un búmeran que se revierte en cuanto los recursos dejen de fluir y estos dependen de innumerables variables como la caída del precio del petróleo o la baja en la captación de recursos tributarios.

El problema de la señora Sheinbaum es que está distraída con su candidatura presidencial y las enormes expectativas que tiene AMLO de ella y es precisamente esta dinámica la que la obnubila, tanto en sus decisiones como en el establecimiento de sus prioridades.

La revancha, el resentimiento y el rencor no le dan altura de miras.

A unos días de que se estrenen en sus cargos los nuevos alcaldes, saldrán a la luz el cochinero que dejaron sus antecesores y entonces a ‘parir chayotes’ desde las oficinas centrales para encubrirlos, ya que mucha de las órdenes para gastar el presupuesto provinieron de la oficina de la jefa de gobierno.

El presidente López Obrador cometió el error de destapar sus ‘corcholatas’ antes de tiempo, ya que si bien es cierto que para nadie era un secreto que Sheinbaum era su favorita para sucederlo, la realidad es que la dejó en el peor de los mundos, porque hay decisiones que debe tomar para mejorar la calidad de vida de los capitalinos, pero éstas pueden contravenir su proyecto político.

Todas las obras y acciones que emprenden deben sacar raja política; si no existe este beneficio, no se hace.

Así la inversión para el mantenimiento del Metro, o para incentivar el crecimiento de la planta productiva de la capital, o apoyar a las Pymes, por ejemplo. No se realiza con los recursos presupuestales que se requieren, solo da una aspirina para revivir un muerto en etapa terminal.

Así pasa con todos los problemas que agobian a los habitantes de la capital del país, el objetivo del presupuesto son los programas de política social, que no son otra cosa que acciones electoreras para comprar la voluntad de los votantes.

Si AMLO desea que Sheinbaum crezca, debe quitarle la responsabilidad de encabezar la lista de sus sucesores, porque sencillamente esto la tiene agobiada.

Debe sacarla de ese lugar de privilegio y tal vez así pueda dar algún resultado, porque al paso que va en un año, los resultados de las encuestas dirán que es la menos adecuada para ser presidenta.

Su tercer Informe de Gobierno fue más una retahíla de falacias que de logros.

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