Directora de Análisis y Estrategia en Intercam Casa de Bolsa

La decisión de Banco de México

La sorpresa del día provino del dato de inflación. Ante la insistencia de tomar “acciones contundentes” lo deseable hubiera sido un incremento de 100 puntos base.

Banco de México decidió por unanimidad aumentar la tasa de referencia objetivo en 75 puntos base para ubicarla en 7.75 por ciento, en un movimiento histórico y sin precedentes desde que adoptó la tasa de interés como objetivo operacional en el 2008. El movimiento había sido incorporado por los mercados, luego de que la semana pasada la Reserva Federal decidió hacer lo propio en Estados Unidos. Esta es la segunda ocasión en el ciclo de alza de tasas, en la que todos los miembros votaron a favor de un incremento de la misma magnitud, lo que alude la necesidad imperiosa de contener el proceso de formación de precios y la preocupación que emana de los miembros de la Junta de Gobierno sobre la inflación.

De acuerdo al último dato de inflación en México la trayectoria de alza parece no ceder. La inflación para la primera quincena de junio se ubicó en 7.88 por ciento, no solo mayor a las expectativas, sino que se aceleró y es el registro más elevado en los últimos 21 años, siendo una evidencia más sobre las continuas presiones en el alza de precios. La inflación subyacente –que determina la trayectoria de la inflación general en el mediano y largo plazo– se ubicó en 7.47 por ciento en términos anuales, y 0.50 por ciento en su medición quincenal, en lo que resulta ser el registro más alto desde 1998. Uno de los factores medulares de preocupación para Banxico es la persistencia de la inflación subyacente, ya que es el mejor indicador respecto de la evolución de la inflación general en el futuro. En adición el Banco de México modificó considerablemente al alza el sesgo inflacionario.

En su comunicado, la Junta de Gobierno volvió a elevar sus estimados de inflación. Ahora espera que en el último trimestre del año la inflación promedie 7.5 por ciento. Es de notarse que para el tercer trimestre del año estima una inflación promedio de 8.1 por ciento, que sería más elevada que la actual. No obstante, sigue previendo que la meta del 3.0 por ciento sería alcanzada en el primer trimestre del 2024. Las expectativas del mercado en el mediano y largo plazos también se han venido ajustando al alza lo que pudiera ser una señal del posible deterioro de las expectativas de inflación, y sugiere un riesgo adicional para la conducción de la política monetaria.

Banxico tenía una oportunidad en esta reunión. El mercado había descontado un movimiento de tres cuartos de punto en esta ocasión. Sin embargo, la sorpresa el día de ayer provino del dato de inflación, y ante la insistencia de varios miembros de la Junta de Gobierno sobre tomar “acciones contundentes” y enviar un mensaje decisivo para combatir la inflación y mantener ancladas las expectativas en el mediano y largo plazo, lo deseable hubiera sido un incremento de 100 puntos base que algunos agentes del mercado habían estimado. Las circunstancias actuales lo requieren. El moverse en “tándem” con la Reserva Federal solamente asegura que se mantendrá el diferencial de tasas. Si bien es cierto que dicho “spread” se encuentra en máximos históricos, el entorno inflacionario actual está plagado de riesgos por lo que se requieren acciones más agresivas. Con eso en mente, la tasa objetivo en México debería alcanzar y superar el 9.5 por ciento al final del año.

No obstante, ayer se publicaron los indicadores adelantados de actividad económica de Estados Unidos, donde muestran mayor evidencia sobre la pronunciada desaceleración que se espera en el país. A la postre, se modificaron las expectativas de los futuros movimientos de tasas de interés por parte de la Reserva Federal moderándose a la baja. En medio de una marcada volatilidad, los agentes del mercado han incorporado una política monetaria restrictiva por parte de la Reserva Federal, aunque recientemente menos agresiva. ¿Será que Banco de México no quiere gastarse todas las balas?

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