Alberto Muñoz

Patentes y Vacunas

Al expirar, la inventiva descrita en una patente pasa al dominio público y cualquier persona o empresa puede producirla.

Dicen por ahí que la falta de información genera información. Obtener una patente significa - en pocas palabras - recibir un monopolio. El procedimiento requiere pasar evaluaciones que pueden tomar meses, incluso años. Puede quedar además sujeta a procesos legales y negociaciones entre las partes.

El concepto de “patente” aparece en el Siglo IV A.C. en Sibaris, hoy Calabria y ya durante el Medioevo se otorgaba de manera sistemática protección en los ámbitos del diseño de objetos e indumentaria.

Hoy en día, los esquemas legales relacionados con las patentes son parte esencial de la innovación de productos, procesos y servicios, e incluso, en los tratados comerciales de venta y adquisición de empresas, así como incluso grandes batallas mediáticas. En México tuvimos una efervescencia de la “medicina de patente” y mucho se debatía sobre su calidad. Las patentes tienen un tiempo de vida, es decir, se otorga el monopolio a los inventores por un cierto período de tiempo.

Al expirar, la inventiva descrita en la patente pasa al dominio público. Así, cualquier persona y empresa, puede en principio producirla y comercializarla.

Por ejemplo - me comentan - hay sitios WEB donde uno puede conseguir pareja. Tal es el caso de la empresa eharmony y su patente 6735568, la cual al expirar, cualquiera puede montar un servicio comercial similar, usando los mismos algoritmos y tecnologías.

La mala fama que se ha generado a ciertas economías se ha conformado de argumentos malintencionados, al no tomar en cuenta que el aprovechamiento de patentes expiradas es una práctica legal y mundialmente utilizada.

Los innovadores tecnológicos trabajamos en crear portafolios de patentes y algunas pueden ser comercializadas y otras patentes, explotadas por empresas diferentes e incluso, ser parte de otras patentes.

Recientemente he escuchado un uso ciertamente abusivo del concepto de patente con respecto a la emergencia de las vacunas. La ciencia puede describir los procedimientos necesarios para hacer una vacuna, digamos, universal. Hasta cierto punto, los mecanismos bioquímicos para eliminar los efectos de ciertos virus han sido descubiertos y descritos por la literatura científica. No así los procedimientos ni las técnicas que puedan llevar a la práctica clínica la implementación de dichos procedimientos ni de manera expedita ni mucho menos, gratuita.

Se han podido identificar las metodologías sistemáticas para producir vacunas para atender algún tipo de virus particular o incluso, una variedad muy específica, pero no una vacuna que pueda incluso evolucionar para responder a las mencionadas variaciones y mutaciones del propio virus. Hay por supuesto, válidas y realistas perspectivas científicas prometedoras con CRISP, como lo platicamos aquí hace una semanas. Pero en la actualidad la dinámica real es que, al menos en lo relacionado para la industria de la vacunación, son cientos, quizás miles de patentes las involucradas en todos los procesos que se requieren.

Al final de cuentas no es tanto el costo de producción de una vacuna lo que inhibe su proliferación, es sobre todo el costo del denominado “time-to-market” lo que ha complicado la producción y sobre todo, la distribución masiva de la misma.

Queda a discusión si la reducción en los costos de ciertos procesos de producción facilitarán la producción sistemática en cada municipio, para que llegara a ser tan fácil como preparar una taza de café.

Vacúnense !!

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