Diciembre es EL mes en que la gratitud se hace presente. Es precisamente en estas fechas cuando no sólo coordinamos agendas para reunirnos y celebrar en familia (posadas, cenas); sino que, también, mostramos más cariño, amistad y amor—acompañados de unos muy bien intencionados regalos, detallitos manuales y ¡hasta manjares culinarios!
La gratitud es ese sentimiento de agradecimiento que expresamos por lo que recibimos, hemos recibido o recibiremos de otros—i.e., una palabra de aliento, un castigo a tiempo, una oportunidad de trabajo, una experiencia de vida... Y, aunque seguro tienes a muchas personas a tu alrededor a las que agradecer, es justo comenzar por los padres, ¿no crees?
Demostrarles tu gratitud no sólo fortalecerá tu relación con ellos, sino que también te reportará beneficios a título personal. Las investigaciones sobre psicología positiva indican que la gratitud está altamente correlacionada con la felicidad y con la generación de endorfinas, aumentando la autoestima, mejorando la presión arterial y la calidad del sueño.
Si ya hace tiempo que no les dices “gracias” a tus papás, aprovecha estas fechas para hacerlo. Aquí te comparto 4 formas sencillas y trascendentes de demostrar gratitud a tus progenitores.
1. No pidas: Reconoce lo que te han dado y respeta su voluntad.
Exigir “mi herencia” no es la mejor forma de comenzar una conversación con tus padres. Una cosa es exponerles ciertas inquietudes que puedas tener sobre tu futuro patrimonial, y otra, muy diferente, exigirles que te den “lo que me corresponde…”. Que quede claro, lo que ellos hicieron, de ellos es. No tienen obligación de darte, sólo de formarte. Reflexiona sobre lo que te han regalado—poco, mucho, tangible o intangible—y respeta su voluntad. Cada quien construye su futuro y su patrimonio.
2. Pregúntate: ¿Lo mejor para mi o para ellos?
Cuando los padres envejecen necesitan ciertos cuidados en su día a día. Aquellos empresari@s fuertes y ágiles son ahora poco tolerantes, quejumbrosos y, a veces, indecisos. El proceso de aceptación no es fácil—ni para ellos, ni para nosotros. Por eso, cuidarlos y/o trabajar con ellos es, por momentos, algo desesperante. No intentes cambiarlos ni reñirlos, solo vive con ellos lo que les sucede. Acompáñalos en esta etapa de vida y aprende de ella: Todos pasaremos por ahí.
Decidir si deben ir a la empresa solos o con chofer, vivir con un hij@, en una casa de retiro o en su propia vivienda es un arreglo en el que deben estar involucrados. ¿Qué piensan ellos? Debemos ser condescendientes. Al final, no se trata de lo que sea más cómodo para nosotros como hij@s, sino de lo que sea mejor para ellos. Y es que, a veces, tendemos a olvidamos de sus necesidades por centrarnos en las nuestras (actividades, trabajo, etc.).
3. Frecuéntalos: Sé generoso con tu tiempo.
Si hay algo que el dinero no puede comprar es el tiempo (la vida). Visitar a los padres los fines de semana, hablar con ellos por teléfono, pedirles consejo sobre cosas de negocio y personales, así como recordar su cumpleaños y aniversario de bodas son algunas formas de demostrar amor, gratitud y reciprocidad. Hazlos sentir que son parte de tu vida, que los valoras, que quieres estar a su lado y sobretodo que son útiles. Recuerda: el ejemplo arrastra. Los hijos aprenden a ser agradecidos con sus padres cuando observan cómo éstos son agradecidos con los suyos. Así que, … al tiempo.
4. Comparte la responsabilidad.
Cuidar a los seres queridos es una manera de agradecer. Si tienes herma@s, esta responsabilidad debe ser compartida. Atender a los padres en su etapa de adultez también es asunto de ellos. Regularmente, no es que los herman@s no puedan o no quieran cooperar, es simplemente que no les hemos pedido explícitamente su ayuda: Se trata de negociar juntos cómo ayudar a nuestros padres a atravesar esta fase del mejor modo posible, y para ello, la comunicación y los acuerdos ad-hoc son clave.
No esperes que todos tus herman@s compartan las responsabilidades en el mismo grado, ni de la misma manera, que tú. En ocasiones, resulta más práctico que sea una sola persona quien se encargue directamente de los asuntos de los padres, mientras los otros, se hacen presentes contribuyendo económicamente, llevándoles la despensa, ayudándoles con los deberes del hogar, acompañándolos en sus hobbies o invitándolos a comer o a algún viaje.
En conclusión, para mostrar gratitud, no es necesario comprar regalos caros, basta con reconocer, aceptar, empatizar, acompañar y cuidar. Tener a los padres es un privilegio. Disfrútalos más y critícalos menos. Pero sobretodo, demuéstrales tu gratitud con ACCIONES. En vida, hermano, en vida…
SOBRE LA AUTORA:
Socia de Trevinyo-Rodríguez & Asociados, Fundadora del Centro de Empresas Familiares del TEC de Monterrey y Miembro del Consejo de Empresas Familiares en el sector Médico, Petrolero y de Retail.
