Rosa Nelly Trevinyo

Rosa Nelly Trevinyo: Propiedad… Psicológica.

Bien gestionada, la propiedad psicológica es un recurso estratégico asociado con la motivación, la visión a largo plazo, el compromiso y la reciprocidad.

La propiedad psicológica es el sentimiento de dueñez que desarrollamos—aún sin tener propiedad legal—, cuando percibimos que hemos invertido tiempo, esfuerzo y dedicación (o sacrificio) en la empresa familiar. Cualquiera que esté relacionado con el negocio la puede experimentar. Por eso, hay que tener cuidado. Y es que, al ser un vínculo de apego emocional, ésta puede tener efectos positivos y negativos.

Bien gestionada, la propiedad psicológica es un recurso estratégico asociado con la motivación, la visión a largo plazo, el compromiso y la reciprocidad. Mal administrada, es una carga familiar que fomenta el conflicto, la obsolescencia y la alienación. Ejemplos negativos sobran: la defensa de “mi área de responsabilidad” (que nadie se meta en mi coto de poder—ni siquiera para mejorarlo), la incapacidad de compartir conocimiento ya que “mi trabajo me costó llegar a dónde estoy”, el sabotaje concebido como una forma de obtener justicia: “No es justo que mi hermano sea el Director General, yo tengo más tiempo trabajando aquí”, el maquiavelismo como modo de resarcimiento: “Si mis hermanos no me dejaron participar en el negocio, por lo menos seré la madre del próximo Director General”.

¿Cómo Forjamos una Propiedad Psicológica Positiva en la Empresa Familiar?

El desarrollo de la propiedad psicológica positiva comienza desde pequeños; siendo un proceso que debe nutrirse de forma progresiva mediante acciones cotidianas y con la plena consciencia y voluntad de las personas involucradas. Aquí comparto 4 mejores prácticas para catalizarla.

1. CONOCIMIENTO E IDENTIFICACIÓN.

Uno se identifica con lo que conoce (familiaridad y experiencia). Para lograr un profundo conocimiento de nuestra empresa familiar es necesario tener acceso a formación e información. En este sentido, la familia empresaria ha de proveer oportunidades para conocer el negocio, así como para difundir la visión de futuro y los valores familiares. Actividades para lograrlo son: Programas de capacitación familiar, involucramiento en proyectos o trabajos de verano, aportación en las estructuras de gobierno familiar-empresarial, por ejemplo, en el Consejo de Familia.

2. PARTICIPACIÓN E INFLUENCIA.

Tener voz y participar en la toma de decisiones nos hace ser conscientes de que podemos impactar el rumbo de nuestra empresa familiar. El quehacer de influir en una estrategia, proyecto o decisión está ligado a la posibilidad de aportar valor; a nuestro sentido de propósito. En esta línea, la familia propietaria debe ofrecer los canales y medios adecuados para involucrar a los miembros de la familia en proyectos donde puedan ejercer un rol activo—donde aporten su tiempo y capacidades; se impliquen en la toma de decisiones y en la gestión de los recursos. Tener un proceso estructurado de inmersión a la empresa familiar y/o a sus áreas funcionales es sin duda alguna una forma de interesar, involucrar y comprometer a los miembros de la familia.

3. RESPONSABILIDAD Y TRANSPARENCIA.

Sólo nos sentimos responsables de algo, cuando tenemos control e implicación sobre ello; es decir, cuando lo creamos, nutrimos o mejoramos. La responsabilidad y la transparencia se aprenden en casa, y requieren por parte de la familia propietaria valores como la honestidad y la humildad; y acciones como el diálogo, la retroalimentación y la comunicación de malas noticias de forma proactiva. Fomentar el desarrollo y cumplimiento de normas familiares-empresariales—un Protocolo Familiar—y enseñar con el ejemplo, i.e. aceptar y negociar los conflictos de interés, son dos formas en que las familias empresarias pueden reforzar la responsabilidad y transparencia en sus miembros.

4. INCLUSIÓN Y JUSTICIA.

Para que la propiedad psicológica abone, los miembros de la familia deben sentirse valorados, percibir que las oportunidades son “parejas” y observar que las decisiones benefician a todos. Los sentimientos de justicia y apertura son esenciales cuando se pretende fomentar un clima familiar-empresarial inclusivo, generar confianza y promover la participación. Acciones que pueden ayudar a lograrlo son: (a) limitar los favoritismos—edad, género o afinidad, y (b) establecer y dar a conocer los mecanismos de participación en los órganos de gobierno—quién, qué requisitos, cómo.

¿Y la Propiedad Legal? La propiedad legal ayuda, sin duda alguna, a catalizar la propiedad psicológica sobre el negocio, pero no es garantía de que generará un sano apego hacia la construcción de un “sueño compartido”. Precisamente por eso, es que crear una mentalidad que nos ayude a transitar de “esta es MI empresa” a “esta es NUESTRA empresa” es tan difícil… ¿Así o más claro?

SOBRE LA AUTORA:

Socia de Trevinyo-Rodríguez & Asociados, Fundadora del Centro de Empresas Familiares del TEC de Monterrey y Miembro del Consejo de Empresas Familiares en el sector Médico, Petrolero y de Retail.

Dra. Rosa Nelly  Trevinyo

Dra. Rosa Nelly Trevinyo-Rodríguez

Socia de Trevinyo-Rodríguez & Asociados, Fundadora del Centro de Empresas Familiares del TEC de Monterrey y Miembro del Consejo de Empresas Familiares en el sector Médico, Turismo, Agroalimentario y de Retail.

COLUMNAS ANTERIORES

Rosa Nelly Trevinyo: El arte de institucionalizar… la familia empresaria
Rosa Nelly Trevinyo: ¿Grandes?... Empresarios

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.