Monterrey

Gabriela Monforte: Estrés financiero y violencia intrafamiliar.

En el segundo trimestre de 2023, la población económicamente activa de Nuevo León alcanzó 2.9 millones de personas y 2.8 millones de personas en la fuerza laboral, de las cuales 38.6% son mujeres y 61.4% hombres, con un salario mensual promedio de $8,980 pesos.

La tasa de informalidad laboral es del 36.1%, la cual se encuentra por debajo de la media nacional, mientras que la tasa de desempleo aproximada es del 3.37%, también por debajo de la media nacional (ENOE 2023).

Por otro lado, el Estado se encuentra en un proceso de crecimiento y expansión. La inversión extranjera directa, impulsada por el nearshoring, representa más del 50% de la inversión a nivel nacional lo que derivará en mayores oportunidades laborales.

Ante este escenario, el incremento en la oferta de trabajo permitirá a la población acceder una mejor calidad de vida; no obstante, los hábitos de consumo, acompañados de una ausencia de planeación en los gastos y el ahorro, podrían opacar los beneficios de esta oportunidad.

La alfabetización financiera, de acuerdo con INFE/OCDE, es “la combinación de la concientización, conocimientos, habilidades y comportamientos necesarios para tomar decisiones financieras sólidas y eventualmente lograr el bienestar financiero individual”.

El sano manejo de las finanzas personales y familiares permite un equilibrio entre el producto del trabajo y los satisfactores que se pueden adquirir, sin comprometer los beneficios del trabajo en el futuro. Por tanto, la alfabetización financiera es un medio para conseguir el balance entre los gastos y los ingresos, y su ausencia puede generar estrés financiero.

Valdelamar (https://www.elfinanciero.com.mx/economia/2022/08/24/estres-financiero-la-epidemia-silenciosa-que-ataca-a-la-mitad-de-los-mexicanos-segun-condusef/) reconoce que el estrés financiero es una fuente importante de angustia y se relaciona con problemas de salud física y mental, señalando que dicha condición detona problemas sociales de índole laboral y familiar.

Desde el ámbito laboral, el estrés financiero es causante de una baja productividad debido a que, al mantener a la persona en una condición de angustia y de alerta por la necesidad de resolver sus problemas de dinero, se incrementa el ausentismo, disminuye la capacidad de concentración, provocando errores e incluso accidentes laborales, aumenta la irritabilidad, generando conflictos interpersonales con los compañeros, jefes o subalternos, además de que el trabajador disminuye su eficiencia debido a la cantidad de tiempo que dedica a pensar en la forma de resolver sus conflictos financieros.

Desde el ámbito familiar, el estrés financiero es una situación frecuente que detona conflictos entre los miembros de la familia. De acuerdo con diversos estudios, se estima que la violencia intrafamiliar podría disminuir hasta en un 11% si la población contara con conocimientos de educación financiera. Otro factor que agrava la situación de violencia intrafamiliar, particularmente en contra de las mujeres, es que el 70% de los jefes del hogar son hombres y sólo el 30% son mujeres, situación que aumenta el riesgo de la violencia económica que, como se señala en INMUJERES, es una forma de control a través del dominio económico, manipulando la gestión de los gastos personales y/o familiares, produciendo aislamiento y angustia. De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares, el 29% del total de mujeres mexicanas de 15 años o más ha padecido de este tipo de violencia.

Aunado a lo anterior, el estrés financiero también se relaciona con el consumo inmoderado de bebidas alcohólicas y el abuso de sustancias ilícitas, como formas de mitigar el sentimiento de desesperación provocado por el estrés financiero. Estas acciones incrementan la agresividad y los niveles de violencia de las personas, haciendo más intensos aún los fenómenos de improductividad y violencia en el hogar.

El proceso de planeación del desarrollo de una región no es sólo un tema de infraestructura, acceso a los recursos, relaciones comerciales y productivas, sino que también implica el hecho de considerar las relaciones humanas y su vínculo con el entorno para que el crecimiento económico genere un beneficio real en la calidad de vida de la población.

La educación financiera es un tema que debe atenderse de manera prioritaria ya que, como se ha descrito, los efectos de su ausencia son de gran impacto en el bienestar de las familias. Sólo el 13 % de la población del noreste de México ha tomado un curso de educación financiera y 40% de la población no cuenta con ningún tipo de ahorro. Aunque Nuevo León es el tercer estado de la república que posee mayor alfabetización financiera, con un total de 61.3 puntos (ENIF/CNBV, 2018), sólo el 12.69% de la Población Económicamente Activa (PEA) del Estado está pensionada (Coparmex, 2020).

Referente a lo anterior, sólo el 47.2% de la población total del noreste entre 18 y 70 años tiene alguna cuenta para el retiro o AFORE, mientras que el 52.8% restante menciona que entre las principales razones de no contar con ninguna de éstas se atribuye a que no trabajan o nunca han trabajado, trabajan por su propia cuenta (empleo informal), o que no saben qué es una cuenta de ahorro para el retiro (ENIF/INEGI, 2021).

Existe una oferta importante de servicios de educación financiera en México (CONDUCEF); sin embargo, éstos no han alcanzado la meta esperada. Si bien son de acceso libre a través de medios electrónicos, las personas no necesariamente hacen uso de ellos. Por tanto, la recomendación de los autores de esta investigación es incorporar temas prácticos de educación financiera a los procesos formales de educación, desde la etapa de primera infancia hasta nivel preparatoria.

Por ejemplo, la Subsecretaría de Diversidad e Inclusión Social del Estado de Nuevo León, a través de la Dirección para la Primera Infancia, ofrece un programa de educación de primera infancia con el objetivo de impulsar el desarrollo integral de las niñas y los niños. A la par, ofrece también un programa de educación parental dirigido a padres, madres y tutores para consolidar el desarrollo y la integración familiar. Desde la perspectiva de la educación financiera, ambos programas representan una valiosa oportunidad para incorporar estos contenidos que permita avanzar más rápido hacia la consolidación de una cultura financiera en México.

Participaron en la elaboración de este artículo: Lesly Gómez H, Benjamín Reyes S, Santiago Guerra L y Santiago Macías V, estudiantes de la Concentración Analítica para negocios: De los datos a las decisiones, que ofrece la Escuela de Negocios del Tecnológico de Monterrey. Gabriela Monforte es profesora de la concentración.

COLUMNAS ANTERIORES

Manuel González: La estrategia de la felicidad
Víctor Romero: Aulas digitales

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.