Monterrey

Julián Nevárez: Y tú, ¿vas a guglear o a gepetear?

El buscador de Google ha sido un componente básico y elemental en la vida de las generaciones de millennials, centennials y hasta de los Alfa.

Desde la llegada de Google al lanzamiento de su motor de búsqueda el 27 de septiembre de 1998, estoy convencido que Larry y Sergei jamás pensaron que su herramienta tecnológica también llegaría a cambiar la manera en la que millones de hispanohablantes se comunican.

El buscador de Google ha sido un componente básico y elemental en la vida de las generaciones de millennials, centennials y hasta de los Alfa. Sin embargo, quizá podría pasar a la historia.

Y es que, aunque la misma Real Academia Española (RAE) no ha admitido la palabra “googlear” por su derivado del inglés o su derivado para el español como “guglear,” esta ya se encuentra en los textos y en el vocabulario de las comunidades en donde se habla español.

Esta no es la única palabra que ha surgido naturalmente de las adaptaciones tecnológicas que han ganado popularidad. Ahora ya también podemos referirnos a un “tuit” o “tuitear,” y se comprendería como la acción de emitir un mensaje corto a través de “Tuiter” o Twitter.

En una entrevista que le realiza el periodista Jorge Ramos a Mario Vargas Llosa, premio Nobel de Literatura 2010, sobre el lenguaje inclusivo, el escritor y novelista contesta que “el lenguaje es algo que nace naturalmente y que sobre eso (pues) se establecen ciertas reglas.” Lo cual marca claramente el cómo estos anglicismos, también, al integrarse en las conversaciones diarias, permiten que su misma fuerza haga que nuestro lenguaje evolucione. Sin embargo, el mismo escritor mencionó en 2014 que palabras como “guglear,” “bloguear,” o “tuitear,” le parecen malas palabras, obscenas, vulgares, y feas.

Ahora, con la popularidad que han adquirido las inteligencias artificiales generativas como lo es el ChatGPT, podríamos estar cerca del surgimiento de una nueva palabra en el amplio bagaje cultural de nuestras palabras en español: “gepetear”. Así se haría alusión al uso del ChatGPT, la inteligencia artificial que la compañía OpenAI lanzó el pasado mes de noviembre de 2022.

¿Será este un nuevo término que se está gestando en las aulas universitarias y otros espacios educativos? ChatGPT irrumpió con gran fuerza y se ha posicionado como una de las herramientas del momento. Esto no por ser la mejor en el mercado, sino por el mismo auge que cobró tras la curiosidad de millones de personas que compartieron anécdotas sobre su capacidad de análisis. Además, porque fue una de las primeras inteligencias artificiales que fueron puestas a disposición del público en general; también es muy sencillo utilizarla.

En una encuesta lanzada en los Estados Unidos donde participaron más de 1,000 maestros de nivel básico y el mismo número de alumnos se reveló que más de la mitad de dichos maestros habían utilizado ChatGPT y un 10% de ellos lo utilizaba diariamente.

El reto ahora no solo será la adaptación tecnológica, sino también la incorporación de elementos a nuestro lenguaje que nos permitirán indicar las tendencias del momento.

Por ello, podría realizar una adaptación de una línea del drama trágico del mismo William Shakespeare en su obra magistral “Hamlet” y decir: Gepetear o no gepetear, esa es la cuestión. Si es más noble para el profesor revisar las tareas y actividades de pluma y lápiz del alumno o armarse contra la tecnología generativa.

Aún falta bastante camino por recorrer para que “gepetear” llegue a los diccionarios y pueda verse integrada en los libros de texto para su análisis. Aunque cabe señalar que, así como otros anglicismos que se encuentran en el observatorio de palabras de la RAE por el uso que los hispanohablantes les dan, “gepetear” no tardará mucho para colocarse en dicho podio. Y tú, ¿vas a “guglear” o “gepetear”?

El autor es Doctor por el Colegio de Negocios de la Southern Taiwan University of Science and Technology de Taiwán. Fue Director Nacional en México de los Centros de Oportunidad Digital de la Cooperación Económica Asia-Pacífico. Actualmente, colabora en la Facultad de Educación y Humanidades en la Universidad de Monterrey como Director de Posgrado.

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