Monterrey

Rafael Velázquez: México y Estados Unidos contra el narcotráfico

Entre cooperación y desconfianza.

La cooperación entre México y Estados Unidos en el asunto del narcotráfico ha sido un tema que si bien ha estado presente en la relación bilateral por décadas, en las últimas semanas ha ocupado un lugar central en el debate nacional. Luego de que algunos congresistas estadounidenses han propuesto el uso del ejército para combatirlo y que la administración de Biden le ha declarado la guerra a los “Chapitos” por la crisis de consumo de fentanilo, el presidente Andrés Manuel López Obrador se ha quejado de espionaje por parte de Estados Unidos e incluso de intervencionismo.

La desconfianza entre ambos países en la lucha contra el narcotráfico no es un asunto nuevo. Desde los años ochenta las autoridades de Estados Unidos desconfiaron de las instituciones mexicanas encargadas del combate al crimen organizado luego de que hubo evidencia de que funcionarios del gobierno mexicano estaban coludidos con los carteles de narcotraficantes. Esta percepción fue confirmada cuando Enrique Camarena fue asesinado en 1985 puesto que los sicarios de Rafael Caro Quintero tenían identificaciones de gobernación.

Aun así, ambos gobiernos cooperaron para combatir el tráfico ilegal de drogas pues el asunto se convirtió en una amenaza a la seguridad de ambos países. Con el TLCAN, hubo mayor disposición para intercambiar información y colaborar de manera bilateral en el asunto. La percepción negativa de parte de Estados Unidos cambió un poco durante las administraciones de Vicente Fox y Felipe Calderón. En 2007, el gobierno de Bush aceptó la corresponsabilidad de Estados Unidos de la violencia generada por la guerra de bandas de narcotraficantes y aprobó la Iniciativa Mérida, la cual representó un nuevo paradigma de cooperación entre ambos países para fortalecer las capacidades del Estado mexicano en contra del narcotráfico.

La administración de López Obrador prácticamente dejó morir a la Iniciativa Mérida, pero se establecieron otros mecanismos como el entendimiento bicentenario el cual, en la práctica, también parece estar extinto. Aun así, ha habido momentos de tensión entre los dos gobiernos por el tema de la lucha contra el narcotráfico misma que ahora se ha agudizado por el tráfico y uso del fentanilo. Es claro que el gobierno de Estados Unidos utiliza el tema como un chivo expiatorio para obtener beneficios electorales. Igualmente, el gobierno de México se queja de las violaciones a la soberanía nacional para satisfacer a los grupos nacionalistas internos, sin embargo pocos hablan de las ganancias multimillonarias que esta actividad genera en ambos lados de la frontera.

Lo cierto es que el gobierno de México no puede solo para tener éxito en su política de combate al narcotráfico, en el caso que realmente quiera hacerlo. Es necesario una amplia cooperación bilateral para tener mayor efectividad. Es necesario dejar a un lado las recriminaciones mutuas y la desconfianza para trabajar conjuntamente en un fenómeno que afecta a ambas sociedades.

El autor es profesor-investigador de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC). Es doctor en Estudios Internacionales por la Universidad de Miami. Pertenece al Sistema Nacional de Investigadores del CONACyT y es miembro de la Academia Mexicana de Ciencias. Es presidente del Centro de Enseñanza y Análisis sobre la Política Exterior de México (CESPEM).

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