Monterrey

José Vidaña: Trilema pospandemia

La verdadera prueba de fuego para las organizaciones resilientes.

A estas alturas la comunidad internacional ya debió de aprender que hacer caso omiso de los riesgos a largo plazo como las pandemias, previstos desde el 2006 en los informes de riesgos internacionales; pueden traer como resultado efectos catastróficos: el costo económico y humano después del Covid-19 sigue siendo elevado y amenaza con revertir años de avance en la cooperación mundial, la cohesión social y sobre todo en los índices de reducción de la pobreza y la desigualdad.

Toca ahora tomar acción. Pero, ¿Cuál deberá ser el camino adecuado para una recuperación efectiva? La respuesta no es sencilla sobre todo considerando que partimos de un entorno completamente inestable, enmarcado por la incertidumbre y la complejidad que los eventos geopolíticos, sociales y económicos exigen para salir de la crisis pos pandémica, dificulta también las acciones a seguir para las organizaciones y cadenas de suministro del mundo y de la región.

Si a esto agregamos que en dicho entorno existe un alto grado de volatilidad y ambigüedad no solamente de ideas, posturas y acciones cambiantes, estamos ante un panorama por demás desafiante para todas las organizaciones a nivel mundial. Ante tales circunstancias es evidente que estamos ante un gran trilema (esta palabra no está en el diccionario de la RAE, pero es de uso frecuente entre los estudiosos de la política económica para describir una encrucijada en la cual hay que prescindir de al menos “uno de tres” legítimos objetivos).

¿En qué consiste este trilema? En su último Reporte de Riesgos Globales para el 2021, el Foro Económico Mundial hace hincapié en que los temas que están presionando a la industria y que ameritan atención inmediata por igual son: el colapso de los Estados e instituciones multilaterales, la cada vez más alta concentración del mercado en el sector de la tecnología y la presión impulsada por los valores de los consumidores y empleados.

Colapso de los estados e instituciones gubernamentales

El colapso de las instituciones multilaterales se ha hecho más evidente gracias a la persistencia de las tensiones geopolíticas protagonizadas por China y los EEUU, y a la creciente indiferencia por parte de las potencias medias que solían influir e impulsar la cooperación multilateral en materia de comercio, diplomacia, clima, seguridad y, más recientemente, salud global. Esto en un momento en que la coordinación internacional es esencial para mejorar la resistencia frente a crisis futuras.

Alta concentración del mercado en el sector de la tecnología

Si bien el avance tecnológico ha traído grandes beneficios relacionados con la innovación y la generación de nuevos modelos de negocio, la concentración de la tecnología en pocas manos ha dado lugar a la “desigualdad digital” como una amenaza crítica a corto plazo. El problema ha contribuido a agravar la fractura social y con esto la dificultad de lograr una recuperación inclusiva, amenazada por la creciente dependencia digital, los vacíos de las regulaciones tecnológicas, y las carencias de conocimientos y habilidades en tecnología.

Presión impulsada por los valores de los consumidores y los empleados

El nuevo entorno económico ha hecho evidente el colapso de las pequeñas empresas y la exacerbación de la desigualdad. No obstante, las organizaciones deben terminar de adaptarse a las exigencias de la “nueva normalidad” y comenzar a trabajar en programas centrados en detener las pérdidas económicas, trabajar en sus debilidades y aprovechar las nuevas oportunidades. Si aún no le han puesto atención, el comportamiento cada vez más exigente de los clientes, la naturaleza del trabajo y la función que desempeña la tecnología tanto en la vida laboral como en la personal de sus empleados, eventualmente se los demandará.

En el caso de México y la región, la crisis del Coronavirus ha puesto de manifiesto la evidente falta de preparación para el manejo de una pandemia a nivel mundial, nacional y regional; pero sobre todo ha demostrado la triste realidad sobre nuestra incapacidad para la gestión de crisis sobre el terreno. Si bien han surgido ejemplos notables de determinación, cooperación e innovación, particularmente con la colaboración entre el sector público y privado de algunos países, en Latinoamérica aún falta mucho que aprender.

Hay muchas lecciones que aprender aún para mejorar nuestra gestión colectiva de los riesgos globales, pero se necesitan, más que nunca, enfoques innovadores y colaborativos entre organizaciones públicas y privadas para generar más y mejores estrategias y mecanismos de acción e inversión que traigan como resultado el alcance de niveles de resiliencia acordes a las circunstancias del entorno. ¡A ver si esta vez si aprendemos!

El autor es Asesor del comité de Cadena de suministro de index Nuevo Leon.

servicios@indexnuevoleon.org.mx

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