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¿Cómo invertir nuestro dinero hoy?

Turbulencia política, el golpe de los aranceles, ¿una burbuja de inteligencia artificial? Expertos financieros explican cómo navegar en tiempos inciertos.

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Inversiones (José Quintanar)

Las noticias financieras ya no son solo eso. Para muchos, son un reflejo diario de lo extraña que se ha vuelto la realidad. Los titulares hablan de caos: el presidente Donald Trump trastocando la política interna y global, el impacto de los aranceles, y el auge de herramientas de inteligencia artificial que podrían reemplazar nuestros empleos. Pero las cifras inspiran optimismo: el mercado bursátil de Estados Unidos alcanza máximos históricos, y un fondo básico del índice S&P 500 vale 90 por ciento más que hace tres años. Estamos ansiosos, aunque los mercados nos estén haciendo más ricos.

Hace décadas, el economista de la Universidad de Yale, Robert Shiller, popularizó una medida útil para calcular cuán caras están las acciones: la relación entre sus precios y las ganancias promedio de las empresas en los últimos diez años, suficiente para suavizar los altibajos de los ciclos económicos. Hoy, los inversionistas están pagando casi 40 veces las ganancias para mantener sus acciones. La última vez que el mercado estuvo tan alto fue durante la burbuja puntocom de 1999. Una vez más, la tecnología impulsa el auge.

¿Una burbuja bursátil? Tal vez. Pero, sin duda, estamos dentro de una burbuja emocional. Sabemos que es difícil anticipar al mercado y que lo mejor suele ser mantener una estrategia constante de inversión a largo plazo. Lo distinto hoy es la sensación de que, más allá de los reportes trimestrales, estamos al borde de algo grande. Tal vez positivo. Podría resultar que la IA realmente sea un milagro de productividad. Pero también podría ocurrir lo contrario: que la IA colapse y arrastre la economía consigo. ¿Podría el gasto masivo en centros de datos y chips, que ha impulsado el crecimiento, transformarse de pronto en un agujero de deuda impaga? ¿Y si la IA es tan buena que me deja sin empleo? ¿Qué pasa si la Reserva Federal, bajo presión política, controla la inflación? ¿O si los aranceles terminan siendo el freno que la mayoría de los economistas prevé? Es fácil imaginar un giro brusco en la historia, incluso sin contar los “cisnes negros” que pueden sacudir un mercado eufórico. El consejo estándar de “mantener el rumbo” suena insuficiente.

Esta primavera, cuando el S&P 500 reaccionaba (mal) a la retórica sobre aranceles, nos hicimos estas preguntas… y no hemos dejado de hacérnoslas. Queríamos saber qué recomendarían los expertos que viven de responderlas. Reunimos su sabiduría en las siguientes páginas.

Es posible que miremos atrás y pensemos que 2025 fue un gran año para vender acciones.

Pero en 2011 aprendí, de manera costosa, el peligro de intentar anticipar demasiado al mercado. Entonces, como ahora, la política pesaba mucho: el Congreso republicano amenazaba con no elevar el techo de deuda, lo que habría provocado un impago de EU y una ola de pánico financiero. Decidí retirar mi dinero de la bolsa y ponerlo en fondos de bonos hasta que pasara la crisis. Pasó. El problema fue psicológico: me resultó muy difícil volver a invertir.

Como la mayoría, había construido mi portafolio poco a poco, con pequeñas aportaciones. Pero ahora tenía que reinvertir una suma considerable de golpe. Mientras dudaba, perdí una buena racha bursátil.

¿Cómo equilibrar entonces el impulso de actuar con una dosis realista de humildad sobre nuestra capacidad de prever el mercado? Primero, asegúrate de no estar asumiendo más riesgo del que puedes manejar. El mantra de “comprar y mantener” sugiere que las acciones siempre se recuperan tras un colapso, si se espera lo suficiente. Pero eso es una regla empírica, no una ley física. Un inversionista japonés en 1989 habría tenido que esperar hasta el año pasado para ver el Nikkei 225 volver a ese nivel.

Más importante aún: incluso si las acciones se recuperan en algunos años, los inversionistas cercanos al retiro no se beneficiarán igual si deben usar su portafolio depreciado para cubrir gastos. “Después de los 50 años, hay que mirar con seriedad la proporción de ingresos fijos y efectivo”, dice Christine Benz, directora de finanzas personales y planeación para el retiro en Morningstar Inc. Para muchos, eso significa tener entre 30 y 40 por ciento de los activos en categorías más seguras. Se trata de garantizar varios años de retiro sin tener que tocar las acciones.

También es buen momento para revisar los ahorros. Las ganancias bursátiles de los últimos años son excepcionales. Has tenido al mercado a favor en el cumplimiento de tus metas financieras, así que conviene hacer cálculos y ver qué pasaría si los rendimientos bajaran. El modelo más reciente de Vanguard Group Inc.—basado en valuaciones, tendencias de utilidades y condiciones macroeconómicas—estima que las acciones de EU crecerán solo entre 3.3 y 5.3 por ciento anual en la próxima década.

Tanto jóvenes como adultos mayores deberían tener un fondo de emergencia en efectivo, por si pierden su empleo (sea o no a causa de un robot). Es difícil lograrlo: siempre hay usos más atractivos para ese dinero, y cuesta mantenerlo en efectivo cuando las ganancias se acumulan en acciones de Nvidia Corp., en memes bursátiles o incluso en Fartcoin.

La diversificación tiene más sentido que nunca, incluyendo acciones internacionales que, tras años de rezago frente a las de EU, hoy están relativamente baratas y comienzan a repuntar.

También conviene mantener una amplia variedad de sectores más allá de la tecnología. Incluso los optimistas con la IA deberían hacerlo: Joe Davis, economista en jefe global de Vanguard, argumenta que si la tecnología cumple su promesa, debería volver más productivas y rentables a todo tipo de empresas.

Y un consejo más para recuperar el control: sé escéptico ante nuevas o exóticas ideas de inversión. La desregulación en Washington podría convertir esta era en una edad dorada para los fraudes. Más allá del engaño, los mercados eufóricos como este también traen ideas sobrevaloradas y sobrevendidas. En redes sociales proliferan estrategias rápidas para “hacerse rico”, desde criptoacciones hasta fondos cotizados con opciones complejas. Los gestores de activos alternativos, como los fondos de capital privado, buscan atraer a los ahorradores para el retiro con promesas de mayores rendimientos (y comisiones más altas). Para la mayoría de los inversionistas, los fondos indexados de bajo costo y bien diversificados siguen siendo los pilares de un buen portafolio.

Hay muchas preguntas existenciales que considerar. Pero las dos más importantes —¿he ahorrado lo suficiente? ¿me siento cómodo con el riesgo que asumo?— tienen la ventaja de estar ancladas en la realidad. Y eso, hoy en día, ya es mucho pedir.

—P.R.

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