Bloomberg Businessweek

Un zar del nearshoring

Una de las principales apuestas para el crecimiento de México es lo que usualmente se ha denominado nearshoring.

La experiencia de la pandemia, los problemas en la cadena de suministro, los conflictos geopolíticos entre China y Estados Unidos, la invasión rusa a Ucrania, entre otros factores, ha conducido a que diversas empresas consideren la conveniencia de instalarse más cerca de su principal mercado, que es el de Estados Unidos.

Este proceso ha sido detectado desde hace ya un año o poco más, pero en los últimos meses la atención pública sobre él ha crecido y el gobierno de México, así como diversos gobiernos estatales, lo ven como un mecanismo para asegurar un crecimiento económico mayor en los años por venir.

Por eso resultó sorpresivo que la inversión extranjera directa del cuarto trimestre de 2022 haya resultado tan baja respecto a periodos anteriores. Fue de tan solo 3 mil 100 millones de dólares.

Para darle una dimensión, la inversión promedio trimestral del 2020, el año de la pandemia, fue de 7 mil 050 millones de dólares. La expectativa de muchos expertos era que la cifra resultara mucho más elevada, reflejando ya este proceso de incremento de las inversiones foráneas por efecto del nearshoring.

¿Quiere lo anterior decir que nos hemos engañado todo este tiempo y no habrá este proceso de relocalización al que tanto apuesta nuestro gobierno, así como múltiples empresarios?

Claro que no. Tal proceso no es una invención, sino que refleja, por ejemplo, la caída de la participación de las importaciones provenientes de China en el total de las que realiza Estados Unidos.

Por ejemplo, en el 2015, ese porcentaje alcanzaba el 21 por ciento y las cifras del 2022 indican que ha bajado a poco más del 13 por ciento.

Con todo, las importaciones provenientes de China continúan ocupando el número uno en Estados Unidos. Sin embargo, si la tendencia continúa como en los años anteriores, es probable que sean desplazadas de esa posición.

¿Y qué tienen que ver las importaciones de EU con el nearshoring? En realidad, mucho, pues el componente principal del comercio exterior ya no son los bienes de consumo o los bienes de capital sino los bienes intermedios, es decir, aquellos que serán sujetos a la transformación en procesos industriales.

En la medida que haya más inversión foránea de empresas que buscan el mercado norteamericano, lo más probable es que haya un incremento de las importaciones que realiza Estados Unidos.

Este criterio permite ver hasta dónde México ha incrementado su participación en el total de las importaciones de EU. En el año 2015, eran el 13.3 por ciento del total mientras que, en el 2022, el porcentaje fue de 13.9 por ciento.

En los años recientes, no se percibe un incremento sustantivo de esa participación. Esto quiere decir que, si están llegando inversiones provenientes de Estados Unidos, aún no se están convirtiendo en exportaciones de México a ese país.

Otra posibilidad es que en México estemos exagerando el impacto del nearshoring. Puede ser, pues al tratarse de un fenómeno novedoso y que ofrece una oportunidad para el crecimiento del país, quisiéramos que su relevancia resultara mayor.

Pero, también es posible que estemos aún frente a un proceso incipiente. Aunque hay indicadores de ocupación de parques industriales que detectan que hay muchas empresas vinculadas al comercio con EU que han comprado o rentado terrenos y empiezan a desarrollar proyectos, los procesos de habilitación de plantas manufactureras pueden resultar muy lentos y los desembolsos registrados como inversión extranjera directa no los registran aún.

Hay otro tema que también debe ser puesto sobre la mesa es la escasez de locaciones habilitadas con todos los servicios requeridos por las empresas, incluyendo la mano de obra con las características requeridas por las empresas extranjeras.

Puede haber existido mucho interés, incluso algunas inversiones de empresas que se hayan arrepentido al final.

Y, hay un último factor que debe tomarse en cuenta. Es probable que las estadísticas de registro de inversiones extranjeras por parte de la Secretaría de Economía estén subestimando las inversiones reales.

El cambio de administración tras la llegada de Raquel Buenrostro a la titularidad de la dependencia, así como los recortes presupuestales que se han observado pueden haber creado un rezago considerable en los registros, que gradualmente van a regularizarse.

O, lo más probable es que la razón por la que el nearshoring no se ha manifestado en un crecimiento de la inversión foránea es por una combinación de todos los factores mencionados.

La oportunidad sigue existiendo y pareciera que su aprovechamiento debe ser uno de los ingredientes estratégicos de cualquier propuesta económica para después del 2024, provenga del partido en el gobierno o de la oposición.

Pero, debe tomarse en cuenta que, a diferencia de lo que hoy creen diversas autoridades, las inversiones no llegan solas. Hay que buscarlas, promoverlas y crearles condiciones para que elijan México para su relocalización antes de pensar en otros destinos.

Para que una política de atracción de inversiones funcione, además de estabilidad financiera y un tratado comercial con Estados Unidos, dos activos que indudablemente tenemos, se requieren resolver carencias básicas en México: provisión de energía, especialmente electricidad limpia; suficiente agua; suficiente infraestructura de transporte y comunicaciones; seguridad física y jurídica, además de mano de obra calificada en cantidades adecuadas. Y, en el caso de algunas grandes inversiones por las que compiten diversos países o estados, incentivos que las hagan inclinarse por México.

Como se podrá apreciar, no se trata de una política que pueda ser instrumentada por la Secretaría de Economía. Sería recomendable para el siguiente gobierno probablemente instituir la posición de una especie de “zar del nearshoring”, que tenga la autoridad para operar en diversos frentes de la autoridad federal para resolver problemas, así como interactuar con los gobiernos locales.

No hay que confundirse, no se trata de una nueva industria maquiladora sino de la consolidación de México como parte del aparato productivo de Estados Unidos, con todas las ventajas que ello conlleva.

Esperemos que no se deje pasar esta oportunidad.

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