Bloomberg Businessweek

Los cambios en el tablero político nacional

Las elecciones de medio término en México produjeron cambios importantes en el tablero político nacional.

Las elecciones de medio término en México produjeron cambios importantes en el tablero político nacional.

Quizás el más relevante de todos, por sus consecuencias en las políticas públicas y en las leyes, fue la pérdida de la mayoría calificada de Morena y sus aliados en la Cámara de Diputados.

Aunque todavía está por precisarse el número de legisladores con el que se quedarán, las estimaciones iniciales indican que será de 279 a 281, lo que les permite la mayoría absoluta, es decir más del 50 por ciento pero no el 66 por ciento más uno que requieren las reformas constitucionales.

Es cierto que en la Cámara de Senadores Morena no ha tenido la mayoría calificada desde el principio de esta administración, pero está cerca de ella junto con sus aliados, y en varias ocasiones ha conseguido que algunos senadores de partidos opositores voten con Morena para sacar adelante reformas constitucionales o bien nombramientos.


En el caso de la nueva Cámara de Diputados, la distancia para convertirse en mayoría calificada es demasiado grande, de 49 a 51 legisladores por lo que cualquier reforma constitucional se tendrá que negociar con alguno de los dos partidos políticos mayores, el PAN o el PRI, pues ni aún sumando los votos de Movimiento Ciudadano (MC) se podría llegar al número que se requiere.

Esto limita los márgenes de maniobra que tendrá el presidente de la República para consolidar su proyecto en este sexenio.

López Obrador había planteado la posibilidad de realizar algunas reformas constitucionales como, por ejemplo, eliminar los órganos autónomos que, a su juicio, estorban a la operación del Estado.

Igualmente se requería la mayoría calificada para realizar reformas constitucionales en materia de energía con objeto de que no sean los tribunales los que definan respecto a la constitucionalidad de algunas de las medidas de política en esta materia.

También se había planteado redefinir el papel y la composición del Instituto Nacional Electoral, lo que ahora ya no se podrá.

Esto no implica que no vayan a continuar realizándose reformas legales que solo requieren la mayoría simple, pero sí que estas no podrán tener la profundidad que el presidente López Obrador había planteado.

El otro cambio importante en el balance político nacional tiene que ver con el poder regional.

Antes de las elecciones, el PRI era el partido con el mayor número de gobernadores en el país pues contaba con 12, mientras que Morena tenía exclusivamente 6.

Con los resultados de la elección, Morena tendrá 17 gobernadores en el país mientras que el PRI se quedará solo con 4.

Paradójicamente, este resultado puede tener costos para Morena en la perspectiva del 2024 ya que los nuevos gobiernos estatales deberán satisfacer las expectativas de sus electores.

Si no fuera así, podría generarse nuevamente un voto de castigo contra el partido en el gobierno, ahora ya no solo por su desempeño en el Gobierno federal sino también en una buena cantidad de gobiernos estatales.

Hasta ahora, en los estados donde gobiernan políticos que fueron respaldados por Morena los resultados han sido pobres, y si este patrón se repite en las 11 entidades en las cuales comenzarán las nuevas administraciones morenistas entonces podría haber un balance negativo para el partido en el gobierno en 2024.

Otro de los cambios importantes en el tablero político nacional es el resultado en algunas de las entidades con el padrón electoral más grande, entre ellas el Estado de México, la Ciudad de México, Jalisco y Nuevo León.

En todas ellas la suma de votos de los partidos opositores superó a los de Morena y sus aliados, por lo cual el partido en el gobierno federal perdió una gran cantidad de alcaldías y diputaciones locales en dichas entidades.

El presidente de la República refirió que las clases medias, asentadas por cierto, entre otros, en los estados referidos, no votaron por Morena por su visión egoísta y ‘aspiracionista’.

Finalmente, el otro gran cambio en el tablero político tiene que ver con las alineaciones para la próxima elección presidencial.

Nadie duda que Morena buscará mantener la alianza con el PT y con el PVEM para postular a un candidato.

Ha trascendido que las preferencias del presidente de la República se inclinan por la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum. Sin embargo el resultado obtenido en la elección intermedia le restó posibilidades.

Otro de los prospectos de Morena, el canciller Marcelo Ebrard, ha sido criticado fuertemente por los hechos de la Línea 12 del metro, lo que también lo ha debilitado.

Y al otro de los señalados como prospecto, Ricardo Monreal, coordinador de la mayoría de Morena en el Senado, se le atribuye haber operado en algunos puntos de la Ciudad de México para fortalecer a candidatos opositores a Morena.

En conjunto, los aspirantes de Morena salieron debilitados.

Sin embargo del lado opositor no se perfila hasta ahora ningún candidato a quien se vean posibilidades de obtener respaldo de los partidos que se aliaron, PRI, PAN y PRD.

Ricardo Anaya, ex candidato presidencial, respaldado en 2018 por el PAN, el PRD y MC, es el único que se ha anotado como prospecto. Sin embargo, se ve realmente muy complicado que pueda tener ahora el apoyo de los priístas.

Así que tampoco la oposición tiene un panorama claro para la próxima elección presidencial.

En estas elecciones apareció con fuerza importante en algunos lugares Movimiento Ciudadano, partido que obtuvo la gubernatura de Nuevo León y que consiguió más de 3 millones de sufragios.

Esta formación política podría ser un factor diferenciador dentro de tres años si opta por alinearse con Morena o con una eventual alianza opositora, como lo hizo en el 2018 al respaldar también la candidatura de Anaya.

En una perspectiva general, los resultados electorales del 6 de junio no resolvieron las incógnitas respecto al futuro del país en el mediano y largo plazos.

Pero, probablemente sí propiciaron un cambio en las políticas que quizás obligue al presidente López Obrador a negociar más sus propuestas, tanto con otros partidos como con diversos grupos sociales.

Tal vez el encuentro que tuvo días después de la elección con el Consejo Mexicano de Negocios, que representa a la cúpula más importante del sector empresarial, así como el cambio en la Secretaría de Hacienda, pueden ser indicios de esa actitud, que debería generar una mayor receptividad por parte del presidente y un mayor consenso en las políticas que se diseñen.

Ya lo veremos.

Advertising
Advertising