Opinión

'Rusiagate', inicia el proceso

   

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Este lunes el fiscal especial Robert Mueller y su Consejo emitieron las primeras órdenes de arresto –en este caso domiciliario– en contra de dos personajes estrechamente ligados a la campaña electoral de Donald Trump. El primero y más destacado es Paul Manafort, exjefe de campaña –durante algunos meses en 2016– y su socio y subalterno Rick Gates, quien continuó cercano a la oficina de Trump incluso hasta la toma de posesión y su llegada a la Casa Blanca en 2017. Estos dos individuos se declararon inocentes frente a un juez federal en Washington DC.

Existe un tercer personaje de nombre George Papadopoulos, consejero de la campaña, quien se declaró culpable frente al FBI hace unas semanas y quien –conocedor del sistema– ofreció ayuda, información y asistencia en la investigación a cambio de una eventual inmunidad o reducción de los cargos.

Este es un detalle delicado y sensible: el FBI utiliza el método de ofrecer condenas menores, asistencia legal, recomendación ante los jueces de ser 'menos enérgico' al dictar sentencia, si algún consignado ha colaborado con la investigación. Papadopoulos lo sabe, y se valió de ese recurso. El tiempo dirá si le sirve o no.

Por lo pronto, los delitos incluidos en la acusación contra Manafort y Gates van del lavado de dinero, mentir al FBI –que en realidad quiere decir mentir a una autoridad en el curso de un interrogatorio– y conspiración, hasta obstrucción de la justicia, de todos, tal vez el más delicado.

Según los reportes revelados por los medios estadounidenses, existen indicios claros de coordinación entre la campaña republicana a la presidencia y funcionarios rusos.

Tan sólo Papadopoulos, quien trabajó en marzo de 2016 y enero de 2017 para el hoy presidente de Estados Unidos, jugó un rol fundamental al mantener y permanecer en contacto con funcionarios rusos durante todo ese tiempo.

Los tuits difundidos ayer por la mañana en la cuenta personal del señor Trump señalan que esa historia es "muy vieja" –al referirse a que Manafort fue su jefe de campaña–, y en un segundo mensaje afirma, categórico en mayúsculas "No COLLUSION", no hay colusión, al referirse a su campaña y al gobierno ruso.

Manafort posee una trayectoria de crápula profesional: fue asesor de Ferdinand Marcos, el dictador de Filipinas; trabajó para el líder de la guerrilla de Angola, Jonás Sawimbi –un hombre con acusaciones de asesinato masivo y atrocidades en contra de los derechos humanos–; y con Víctor Yanukovich, el entonces presidente de Ucrania muy cercano a Putin que fue depuesto en su país, antecedente detonador de la invasión rusa y despojo territorial a Ucrania.

El círculo empieza a cerrarse en torno al presidente Trump, no sólo por estos primeros arrestos, sino porque exhiben que el fiscal especial Mueller y su consejo están ya en posesión de declaraciones y evidencias sólidas que les permitan avanzar con rapidez en la investigación.

A partir de ahora, se esperan muchas filtraciones, más arrestos, evidencias cruzadas, cuentas revisadas: el señor Manafort por ejemplo, tiene ya prácticamente un delito asegurado al evadir declararse como agente de un gobierno extranjero, o mejor dicho, consultor y representante de un gobierno extranjero, cuando trabajó para Ucrania y, presumiblemente, para Rusia.

Pero hay más, mucho más, como departamentos en edificios Trump comprados y adquiridos por ciudadanos rusos, un sospechoso desarrollo inmobiliario en Soho entre Trump Group y empresas rusas, o la famosa residencia en Florida, vendida a un magnate ruso de los fertilizantes por la organización Trump.

Es decir, muchas transacciones económicas, antes de ser presidente, que no representan un delito, pero sí la existencia de un vínculo y una relación de intereses, que el presidente se ha empeñado en negar repetidamente.

Para México puede ser de doble filo, porque por un lado mantendrá la atención de Trump de forma obligada en la investigación y los interrogatorios, detenciones, etcétera, pero por otro lado puede provocar un enorme evento de impacto mediático para distraer la atención del público –algo muy del gusto del señor Trump–. Por ejemplo, un conflicto armado o un gran escándalo en torno al muro o al TLCAN.

Veremos el desenvolvimiento de la investigación y hablaremos del impeachment y sus posibilidades reales, la siguiente semana.

Twitter: @LKourchenko

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