Mauricio De Maria Y Campos

Singapur, cruce estratégico del estado desarrollador, la inclusión social y el empresario global

  

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Recordando a mi amiga María Angélica Luna y Parra, hasta el último día de su vida una apasionada convencida de la inclusión y el desarrollo social .

Visito Singapur y confirmo que la geografía es clave para el desarrollo económico de un país, una región o una ciudad estado, pero que todo proceso de cambio exitoso exige de un estado desarrollador, un
empresariado abierto a la competencia internacional, al riesgo y a la innovación y una alianza entre ambos y la sociedad, mirando permanentemente al futuro.

¿Será posible construir una visión con ese espíritu en el México de los 2020s y 30s? ¿O seguirá nuestra economía en el estancamiento estabilizador, creciendo al mediocre 2% anual de los últimos 35 años,
cubriendo apenas, en medio de una crónica desigualdad, y en peligro de una explosión social, las necesidades de una población cercana a los 125 millones de habitantes, que sigue creciendo?

Recorro el Museo de las Civilizaciones Asiáticas, que observa al río y la bahía de Singapur, con remembranzas de mis lecturas juveniles de Julio Verne, Salgari y Kipling. Lo primero que me topo es el gran salón que exhibe el tesoro del naufragio del Barco Tang: una espléndida colección de cerámica y otros artefactos provenientes de diversas partes de China, rescatados en la costa de Indonesia, que muestra el
gran sentido empresarial que permitía ya en el siglo noveno producir masivamente, incluso bajo pedido, cerámica de la más alta calidad para satisfacer los gustos y preferencias de Europa, la península arábiga, la
India y la región del Sureste de Asia que se localizaba en su trayectoria; una ruta marítima alternativa a la ruta  terrestre de la seda, que ahora el Estado desarrollador chino de Xi Jinping está empezando a revivir con
grandes y modernas infraestructuras: carreteras, puertos, trenes de alta velocidad y redes de comunicación digital.

Al concluir voy al histórico Hotel Raffles a beber un Singapur Sling, rememorando al arrogante empresario político Thomas Stamford Raffles, quien en 1818 fue autorizado por el Gobernador de la India a establecer a través de acuerdos con el Sultán Hussein una colonia británica en la punta sur de la península malaya para transformar una selva infestada de tigres junto al mar en el pivote de la expansión comercial del imperio británico en medio de los dominios holandeses a través de lo que sería gradualmente un enorme puerto de aguas profundas , libre de impuestos. Quién hubiera pensado entonces que Singapur se habría de convertir en la segunda mitad del siglo XIX, con la apertura del Canal de Suez y la llegada de los barcos de vapor, en el eje de la cruzada de Henry Ridley para el desarrollo de las plantaciones de hule en el sudeste de Asia.

Pearl Harbor y los tres años de cruel dominio japonés durante la 2a Guerra Mundial agudizaron el rol geoestratégico del puerto y detonaron, más allá de Hiroshima y Nagasaki, la independencia de Singapur y
en 1959 el autogobierno y la creación de la Ciudad Estado bajo el legendario líder autoritario Lee Kuan Yew, famoso por su pragmatismo y visión económica y social de largo plazo, eminentemente desarrollista.
A él se atribuye la frase famosa de que lo importante no es de que color es el gato, sino que mate ratones, (lema que habría de adoptar años más tarde Deng Xiaoping en su histórica apertura económica china).

Sin duda la férrea disciplina, censura democrática y fuerte inclinación por la seguridad pública, criticados por occidente, contribuyeron a convertir a Singapur en un peso pesado del Sudeste de Asia. Pero al mismo tiempo hay que reconocer la permanente gran visión de un proyecto propio de largo plazo, su apertura económica siempre a partir del fortalecimiento de un empresariado local de origen chino, indio y malayo y el impulso encabezado por el estado a la educación, la adquisición de conocimientos y habilidades, la creatividad económica y social y la innovación.

El gobierno de Goh Chok Tong, ha continuado ajustando discretamente el modelo desde el retiro de LK Yew en 1990 . Hoy el reto es conciliar el eficiente modelo económico y de inclusión ética y social con las
exigencias de mayores libertades democráticas y desarrollo sustentable, Lo último lo están logrando. Cada sitio que uno visita gracias a su sistema de tránsito rápido masivo, confirma que el sistema de vivienda decente, educación moderna y salud pública para todos sigue adaptándose a las necesidades 2030, con un Singapur verde en las miras y un consumo de masas impresionante. Sin embargo, se escuchan en algunos círculos expectativas de un sistema de gobierno más abierto y tolerante.

Por lo pronto los periódicos muestran que el empresariado local sigue empeñado en construir un futuro con dimensión global. Dos ejemplos:

1. La empresa naviera Winning International del empresario chino singapurense , Mr. Sun, se encontró hace 4 años con un gran dilema de supervivencia: como consecuencia de la decisión de Indonesia de parar sus enormes exportaciones de bauxita. destinadas a la industria china del aluminio, para agregar valor in situ a su propio recurso natural, la naviera perdía proveedor y cliente. Su reacción tras unos meses angustiosos: convertirse, en alianza con socios tecnólogos y financieros chinos, en una empresa minera y naviera.

Se movió rápido. En 2014 consiguió la concesión para explorar las reservas de bauxita de Guinea Conakry, una tercera parte de las mundiales. En 2015 inicio producción, 870 mil toneladas, y construyó un puerto ribereño. En 2016 produjo ya 10 millones de toneladas. El año próximo estima producir 40 millones de tons y convertirse en competidor principal de Río Tinto y Alcoa, las dos grandes potencias mundiales del aluminio.

Pretende construir en los próximos 5 años con sus socios una planta refinadora de aluminio en Guinea con capacidad de 500 mil toneladas; mayores instalaciones portuarias y un muelle flotante con astilleros para
satisfacer necesidades propias y ajenas. Para todo ello ha contado con el apoyo financiero de Singapur y China.

Un segundo ejemplo. Top Glove, fabricante de guantes médicos de latex con base en la vecina Malasia ha decidido comprar la empresa local, Aspion, para hacerse de instalaciones manufactureras y acceder a tecnología de avanzada, estimada en 7 años adelante de la competencia mundial. ¿Su intención? Apoderarse de la mitad de un lucrativo y creciente mercado global de guantes quirúrgicos, a partir de una tecnología de capas moleculares para la producción de los mejores y más seguros productos. La tecnología ha sido desarrollada gracias a la capacidad y orientación innovadora de la empresa local y los apoyos que ha recibido de gobierno y empresas de capital de riesgo.

¿Cómo les queda el ojo? ¿No habrá llegado la hora de que los empresarios mexicanos (CARSO, Grupo México, ALFA, Peñoles, pero también empresas medianas grandes) y un estado desarrollador nacional de nueva cuña piensen en grande en el futuro de México y el mundo? Un desafío para nuestro próximo gobierno y adormecidas o complacientes empresas industriales y de servicios.

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