Financial Times

La caída del peso fuerza el acaparamiento de la soya argentina

Al enfrentarse con una fuerte caída en la moneda debido al embate que sufren los mercados emergentes, los productores del país sudamericano han guardado su cosecha en vez de venderla.

Alfredo Rodes, presidente ejecutivo de la asociación de granjas Carbap en la provincia de Buenos Aires, habla de parte de muchos de los granjeros de soya en Argentina quienes le han dado la espalda a la divisa local.

Al enfrentarse con una fuerte caída en el peso debido al embate que sufren los mercados emergentes, los productores de soya del país han guardado su cosecha en "silos" en vez de venderla cobrando en efectivo, y están determinados a permanecer así el máximo tiempo posible.

Una nueva cosecha está por iniciar en abril. Argentina representa alrededor de la décima parte de la exportación mundial de frijol de soya y la mitad del comercio de harina de soya, por lo que la decisión que tomen los granjeros acerca de seguir acaparando va a influenciar los futuros de los mercados mundiales.

El consenso: seguirá habiendo un almacenamiento generalizado de frijol de soya. Los granjeros "perciben sus cosechas como una protección contra una devaluación potencial. Estamos monitoreando mucho más ese impacto", dijo Juan Luciano, director en jefe de operaciones de Archer Daniels Midland, la procesadora y comercializadora agrícola, a los analistas la semana pasada.

La baja en los volúmenes de ventas inicialmente golpeó al mercado al inicio del año pasado, conforme se profundizaba la preocupación sobre la devaluación del peso y el aumento de la inflación. Los precios de la harina de soya se mantuvieron firmes durante la "huelga de ventas" mientras que la falta de frijol de soya afectó a compañías globales como ADM y sus rivales Bunge, Cargill y Glencore.

El último problema de divisas ha hecho que el precio del frijol de soya se eleve más de 20 por ciento contra el peso desde el inicio del año. En contraste, los futuros de Chicago del frijol de soya –en dólares– se han mantenido estables en alrededor de 13 dólares por fanega.

Pero debido al temor de una devaluación y a la tasa de inflación en Argentina de cerca de 30 por ciento, los analistas no esperan que los granjeros vendan sus pilas de frijol de soya.

"A no ser que se tenga un mecanismo al alcance de los productores para convertir frijol de soya en activos que puedan mantener su valor dentro del entorno de inflación actual, las ventas limitadas continuarán," dijo el Departamento de Agricultura de EU (USDA).

Los agricultores argentinos han vendido solamente 6 por ciento de su cosecha de frijol de soya a plantas procesadoras y exportadores, de acuerdo a las últimas cifras de Macquarie. Esto se compara con el 11 por ciento el año anterior en la misma fecha, y 25 por ciento del año anterior a ése.

El sobrante del inventario de frijol de soya de la cosecha pasada en Argentina será una cantidad récord de 9 millones de toneladas antes de la cosecha de este año, prácticamente duplicándose anualmente, estima el USDA.

"Ésta suele ser la época del año en que la cosecha ha sido prácticamente vendida y casi no queda inventario," dice Paula Savanti, analista de Rabobank en Buenos Aires. Al contrario de sus contrapartes en otros países que se ven obligados a vender sus cosechas rápidamente a las grandes empresas agroindustriales, el acceso de muchos de los granjeros argentinos a "silos" de bajo costo y alta tecnología les da la libertad de guardar y vender su soya cuando quieran.

Alejandro Quentin, director ejecutivo de Pampa Capital Management, un grupo de inversionistas en la agroindustria, dice que los granjeros argentinos "son muy independientes y no necesitan utilizar infraestructura cara para almacenar sus cosechas" gracias a las bolsas.
Mientras los procesadores y los grandes compradores de harina de soya vigilan y esperan que la soya fluya, los analistas creen que a menos que cambien las tasas de inflación y divisas en Argentina, los granjeros se comportarán igual que el año pasado.

Chris Gadd, en Macquarie en Londres, cree que aunque los granjeros llegarán al mercado una vez que inicie la cosecha en abril, para recaudar dinero para pagar semillas y fertilizante, el flujo disminuirá durante junio y agosto, justo antes de la cosecha de frijol de soya en EU.

"Bajo este escenario, esperaríamos que los consumidores mundiales de harina tengan un reto tan grande en asegurar su producto al igual que en el periodo de junio-agosto la temporada pasada," dijo el Sr. Gadd, y añadió "será una situación en la que están viviendo al día".

Las acciones de frijol de soya en EU –que junto con Brasil y Argentina es uno de los más grandes exportadores– se reducirán al equivalente de 4.5 por ciento del consumo anual para fines de agosto, tan bajo como en 2013, predijo el USDA el lunes.

La relación tensa entre los granjeros argentinos y el gobierno podría empeorar en los siguientes meses si, como se espera, Buenos Aires presiona a los granjeros a vender sus cosechas para generar ingresos en divisas extranjeras.

Héctor Huergo, un ingeniero agrícola que anteriormente dirigía el Instituto para Tecnología Agrícola, se burla de los ataques gubernamentales hacia los granjeros por acaparar sus inventarios, "Si tengo un refrigerador lleno de cerveza, no soy un acaparador por no beber toda la cerveza de una vez –la bebo conforme voy teniendo sed," dice.

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