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San José y San Miguel, dos pueblos que fundaron pueblos

Uno de los principales objetivos de todo aficionado al turismo de naturaleza que visite los Comondú, debe ser ascender por la sierra para observar los prismas basálticos.


Hoy es relativamente fácil llegar a San Miguel, basta conducir desde Ciudad Insurgentes, hasta allá durante poco más de una hora y ya ni siquiera es necesario hacerlo en un vehículo 4X4, pues la carretera se encuentra asfaltada.

Pero hay que imaginar el esfuerzo que tuvieron que hacer en 1708 los padres jesuitas Juan María de Salvatierra, Pedro Ugarte y Julián Mayorga para recorrer a pie o en mula decenas de kilómetros entre las escarpadas pendientes de la Sierra de la Giganta, hasta llegar a los Comondú desde las misiones de Nuestra Señora de Loreto Conchó o la de San Francisco Javier de Biaundo.

La presencia de los guaycuras y los cochimíes, gracias a la existencia del agua, explica que se hayan establecido en este vergel rodeado de formaciones rocosas donde se encuentran manifestaciones humanas que datan de miles de años atrás.

Dos Pueblos

La actividad agrícola y ganadera es preponderante en el Municipio de Comondú, concentrándose en las dos ciudades del Valle que son Constitución e Insurgentes; desde el año 2000, los poderes municipales fueron trasladados a la primera, no obstante que San Miguel y San José de Comondú estuvieron en el origen de esta demarcación política.

Hoy San Miguel es una población con unas cuantas casas, en donde está el Hotel Hacienda Don Mario, de nueve habitaciones y el único en esta zona.

Muchas casas fueron abandonadas o sólo subsisten algunas paredes, a pesar de lo cual San Miguel es un pueblo colorido y agradable, debido a la vegetación exhuberante y a las imponentes paredes de roca que lo protegen.

Una cañada de unos cientos de metros de largo, divide a San Miguel de San José donde se encuentra todavía de pie uno de los tres edificios que conformaban la misión fundada por los jesuitas.

La vida en San José se concentra en una calle principal y al lado del templo se ubica un parque poblado de flores y palmeras, que tienen como telón de fondo las paredes de piedra de cientos de metros que se observan al fondo.

Unos cuantos comercios, algunos de los cuales ofrecen los dulces locales, son la única manifestación del interés incipiente que comienza a existir por la actividad turística.

Atractivos turísticos

Entre los atractivos turísticos se encuentra la Semana Santa durante la cuál ha sido una tradición el Festival de la Molienda, cuando se corta la caña de azúcar y se le extrae el jugo para preparar el piloncillo; actualmente no se ha podido realizar debido a la pandemia, pero existe el plan de retomarlo en cuanto las condiciones sanitarias lo permitan.

Uno de los platillos que se preparan para las fiestas y celebraciones, refirió Verdugo, es el cipais, platillo misional consistente en capas de tortillas de harina, carne, verduras al vapor, tomate, chile, cebollas, pasas y papas, todo lo cual se va armando de manera parecida a la lasagna.

También hay un concurso de “cueras” como se le llama al tradicional traje del vaquero sudcaliforniano, del que cuelgan unas tiras de gamuza o piel que recuerdan cómo en el pasado dichas prendas iban quedando así, cuando accidentalmente eran talladas contra los cactus y las rocas.

Otro festival importante es el de las frutas, donde se elaboran diversos tipos de dulces con los abundantes y deliciosos frutos de la región.

Las artesanías también son producidas en los Comondú y las señoras Martínez han ganado en varias ocasiones el primer lugar del concurso de tejido de palma a nivel estatal.

También se producen petates con llamativos diseños y se practica la talabartería, como una actividad asociada a la producción de ganado.

Prismas basálticos

Uno de los principales objetivos de todo aficionado al turismo de naturaleza que visite los Comondú, debe ser ascender por la sierra para observar los prismas basálticos.

Se trata de formaciones pétreas de origen volcánico, que al solidificarse adoptaron figuras de columnas hexagonales o pentagonales, que datan de hace alrededor de 14 millones de años.

En México sólo en Huasca de Ocampo, en el estado de Hidalgo, y en Comondú existen estas formaciones, aunque las de acá son menos conocidas debido a que es difícil ascender hasta donde se encuentran, más en la época de verano cuando las temperaturas superan fácilmente los 40 grados Celsius.

En la zona también hay varias pinturas rupestres, que se pueden visitar acompañados de un guía.

En toda la Península de Baja California se han detectado más de 500 sitios de pinturas rupestres, principalmente en Baja California Sur y en particular en la Sierra de San Francisco y en los municipios de Mulegé y los Comondú.

Según el libro Apuntes Cronológicos de Baja California Sur, de Francisco Holmos, las más antiguas datan de hace siete mil 500 y las más recientes de mil años.

Otras de las actividades dispuestas para los visitantes, siempre organizadas de forma individual y con la ayuda de un guía, es conocer los ranchos de la zona para descubrir la forma de vida de los oriundos de esta región.

Además, algunas personas permiten que se visiten sus casas de estilo colonial y con antigüedades que se han preservado de generación en generación.

Finalmente hay visitas guiadas a la Misión de San José, para conocer más a fondo la historia de los misioneros que lograron llegar a uno de los sitios de más difícil acceso en Baja California Sur, animados por la tarea de llevarle a aquellos indígenas la palabra de Dios y lograr la salvación de sus almas.

Una idea que en su momento fue lo suficientemente poderosa, como para alcanzar lugares tan distantes, como los que hoy ocupan las ciudades estadounidenses de Los Ángeles, Sacramento y San Francisco.

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