Viajes

Islas Revillagigedo: paraíso natural Colimense

Este destino es el sueño de muchos buzos que buscan nuevos lugares para explorar.

En esta ocasión les quiero compartir la maravilla natural del archipiélago de Revillagigedo. “Revilla” como coloquialmente lo conocemos los buceadores es un grupo de islas en el océano Pacífico pertenecientes al hermoso estado de Colima, este increíble ecosistema se compone de tres islas: Socorro, Clarión y San Benedicto; y un islote, Roca Partida. Para llegar al archipiélago se zarpa desde Baja California Sur y a 390 kilómetros al suroeste la primera parada suele ser “San Benedicto” con vegetación de matorrales y hermosas dunas costeras.

Un poco más al sur se encuentra la isla más grande y más famosa “Socorro”, de hecho, muchos buzos extranjeros así le llaman a todo el archipiélago, un volcán inactivo con escasa vegetación y rodeado de numerosas y hermosas cavernas. Al oeste a unos 100 km se localiza “Roca Partida” una singular formación de dos grandes piezas rocosas unidas por debajo, con grandes cañones que bajan a la profundidad del océano.  Finalmente, a 250 km se encuentra “Clarión” dada su lejanía son muy pocas las personas que han tenido la oportunidad de realizar inmersiones ahí.

Pero, ¿qué tienen en común las cuatro?, una diversidad de aves y especies marinas sin igual, de tal magnitud que mundialmente se les conoce como las “Galápagos Mexicanas”.

Su gran importancia

La ubicación geográfica del archipiélago permite que sea un sitio ideal para la conectividad de especies pelágicas, tales como ballenas jorobadas, mantas, tiburones martillos, entre otras, en las islas encuentran alimento y refugio, así como un lugar para el crecimiento y fortalecimiento de sus crías antes de retomar sus migraciones a otras latitudes. Asimismo, encontramos residentes permanentes como tiburones punta blanca, galápagos, sedosos e incluso tigres; así como un sinnúmero de peces y los siempre mágicos delfines.

Por todo lo anterior, su nivel de protección ha aumentado con los años, en 1994 se declararon a las islas como Área Natural Protegida, en 2008 como Reserva de la Biósfera y en 2017 se decretó al archipiélago como Parque Nacional, convirtiéndolo en el más grande en toda América del Norte.

El mayor logro se dio en 2016 cuando la UNESCO le otorgó el rango de Patrimonio Natural de la Humanidad, siendo junto con las islas Galápagos en el Ecuador, la isla de Malpelo en Colombia y la Isla de Cocos en Costa Rica, uno de los cuatro mejores lugares de buceo en todo el continente, y porque no decirlo, en todo el mundo.

La experiencia

Tuve la enorme oportunidad de realizar un viaje de una semana para bucear en “Revilla”, zarpando de los cabos en un cómodo barco llamado el “Seaescape” en una expedición liderada por un gran buzo y amigo Luis Sánchez, una larga travesía de dieciocho horas para realizar nuestras primeras inmersiones, días llenos de emociones, tranquilidad, paz y una gran compañía. Sin duda, uno de los mejores viajes que he realizado.

Prácticamente todo el año hay actividad, siendo los meses más recomendables marzo y abril, se requiere ser buzo avanzado ya que en muchas de las inmersiones existen fuertes corrientes; por ello es altamente recomendable ir con guías y operadores expertos, en tal sentido Rango Extendido y Club Cantamar cuentan con toda la experiencia necesaria para hacer de tu viaje memorable.

Vivencias increíbles

Todos los días de buceo tanto en Socorro, San Benedicto y Roca Partida fueron increíbles. Sin embargo, recordaré toda la vida cuatro momentos memorables.

El primero de ellos en la isla Socorro, en donde a medio buceo, decidimos nadar hacia “el azul”, este término significa alejarse de la isla y bucear hacia el inmenso océano, es una sensación muy especial ya que no tienen punto de referencia alguno, al hacerlo estamos apostando a encontrar animales pelágicos que vayan pasando, de pronto a lo lejos divisamos una escuela de tiburones martillo, pataleamos con todas nuestras fuerzas hasta que de pronto los teníamos enfrente, pequeños instantes de un encuentro con uno de los animales más bellos de nuestros mares.

El segundo momento, fue en Roca Partida, ahí al descender a escasos 40 pies de profundidad se encuentra una cueva en donde reposan durante el día decenas de tiburones punta blanca, especie sumamente dócil, de hermoso y peculiar aspecto, pasé muchos minutos inmóvil frente de ellos, admirándolos, fotografiándolos y agradeciendo a la vida por poder sentir que no nos temen, señal sin duda que viven tranquilos en libertad.

Días después en San Benedicto, por la noche se acercan al barco varios tiburones sedosos, una especie que sigue a las embarcaciones esperando los desechos de comida que arrojan, son sumamente estilizados, veloces y ágiles, en dos ocasiones varios de nosotros saltamos al agua a nadar con ellos, pero la segunda vez fue espectacular, entré solo al agua en lo que unas compañeras se ponían sus trajes, visores y aletas, fueron 10 ó 15 minutos llenos de adrenalina, al estar solo en el agua los tiburones se me acercaban demasiado, solamente escuchaba a mis compañeros en el barco diciéndome por donde venían, incluso tuve que empujarlos con mi cámara en más de dos ocasiones, obviamente no querían comerme, pero sí sentían gran curiosidad de lo que era yo, increíble su instinto ya que al entrar mis compañeras al agua los tiburones comenzaron a guardar distancia. ¡Realmente espectacular!

Finalmente, al momento de descender en una inmersión muy temprano en Socorro, nos encontramos a tres delfines, uno de los seres vivos más bellos e inteligentes que existen, en nuestro grupo éramos 6 y todos experimentamos algo místico e inexplicable, cada delfín se posó a centímetros de cada uno de nosotros, uno por uno, como si quisieran decirnos algo, o simplemente reconocernos, una vez que lo hicieron se retiraron nadando en perfecta armonía, no temo decir que fue una experiencia celestial.

La mejor danza acuática

Sin lugar a dudas lo mejor en Revilla es el buceo con Mantas, considerado uno de los mejores lugares del mundo al nivel de las islas Maldivas en Asia del Sur, en la isla San Benedicto realizamos varias inmersiones en “el boiler” una estación de limpieza en donde las mantas acuden a su aseo diario.

Comienza la inmersión con una gran emoción, nos sumergimos en las cristalinas aguas y comenzamos a recorrer los cañones, hasta que de repente aparece la primera manta, y detrás de ella viene otra, y otra, y otra, así que podemos estar con al menos 10 en una danza indescriptible.

Mantas desde los tres hasta los ocho metros de longitud, para mí son unos de los animales más bellos que existen en nuestro Planeta, son únicos, imponentes, bellos, gentiles, elegantes y su nado parece un vuelo en cámara lenta, sus ojos enigmáticos y sus grandes aletas te invitan a bailar con ellas.

El buceo se te pasa demasiado rápido, realmente te fusionas con ellas en su danza, incluso si tienes la oportunidad de nadar debajo de ellas, puedes notar que las burbujas que exhalamos realmente les causas curiosidad o hasta porque no decirlo un cosquilleo que sientes que le agrada.

En una de las inmersiones, por cuestiones de aire mi esposa y yo tuvimos que emerger antes del grupo, ya estando en la lancha de pronto venía una manta en superficie, más nos tardamos en verla que en lo que tomamos visor y cámara y a nadar con ella, fue un encuentro increíble, una sensación mágica y divina imposible de describir en palabras, seguramente muchos de ustedes han sentido experiencias así y saben de lo que estoy hablando.

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