Jay Y. Lee, heredero de Samsung, fue condenado a cinco años de cárcel luego de haber sido acusado de soborno, malversación de fondos y otros delitos.
El tribunal del distrito de Seúl consideró que el vicepresidente de Samsung Electronics, el mayor fabricante de teléfonos inteligentes del mundo, era culpable de esos delitos relacionados con el gran escándalo de corrupción que terminó con la destitución de la presidenta surcoreana Park Geun-Hye.
Lee es la figura de negocios de mayor perfil involucrada en esa investigación por corrupción, y estimuló la indignación general por los vínculos de 'corrupción crónica' entre el gobierno y los conglomerados dirigidos por acaudaladas familias.