Varias reclusas de la prisión de Tamara, en Honduras, fallecieron tras un ataque directo.
Calcetines, un pedazo de tela o usar una toalla sanitaria por más de 48 horas se han convertido en la solución de muchas mujeres privadas de la libertad; el acceso a productos de higiene menstrual en prisión se relaciona con el lujo.
A través del proyecto social La Cana, las detenidas pueden realizar productos, con lo que se fomenta su reinserción social y oportunidades laborales.