Península

Tortugas marinas requieren 30 años más de protección para ya no estar en peligro: ONG

La responsable del programa de protección de tortugas de Pronatura Península de Yucatán consideró que aunque crezca su población, la especie debe ser considerada como amenazada.

Las poblaciones de especies de tortugas marinas que anidan en la Península de Yucatán han mostrado crecimiento gracias a la protección de sus nidos pero aún requieren de al menos 30 años de cuidado para alcanzar el número que tenían antes de ser declaradas en peligro de extinción, aseguró la responsable del Programa de Conservación de las Tortugas de Pronatura Península de Yucatán (PPY), Melania López Castro.

En una entrevista para Notimex, dijo que después de 30 años de trabajo de esa organización ya empezó a rendir resultados, aunque los ciclos de anidación son irregulares, las tres especies que desovan en costas peninsulares: verde, carey y blanca, muestran ya una recuperación en su población y en el número de nidos que elaboran.

"Sin duda se empiezan a ver resultados en la recuperación de las poblaciones de tortugas que llegan a esta zona, pero calculamos que todavía se requieren otros 30 años para poder recuperar la biomasa que alguna vez tuvieron esas especies antes de que tuvieran que ser declaradas en peligro de extinción en México", subrayó la especialista.

"Treinta años suenan como mucho, pero en realidad es muy poquito tiempo todavía para hablar de que las tortugas ya están fuera de peligro de desaparecer de nuestros litorales. Para llegar a eso aún nos falta mucho trabajo", consideró.

Agregó que las tortugas marinas deben de permanecer protegidas como una especie amenazada o en riesgo por las normas oficiales mexicanas y leyes vigentes para la protección de la fauna.

"La tortuga verde es la especie que mejores evidencias nos ha dado, porque tiene un ciclo de anidación anual y aunque es errático, algunos años sube y otros baja, en los años en los que suele subir, el incremento de los huevos y nidos cada vez es más significativo", explicó.

Señaló que las tortugas de carey y blanca tienen un ciclo más errático, porque el arribo a playas yucatecas, por ejemplo, puede durar de 18 meses o más entre un ciclo de desove y otro.

En ambas especies se comienza a detectar y poner bajo resguardo de personal y voluntarios un mayor número de nidos.

López Castro destacó que los ciudadanos pueden ayudar en dicha labor, denunciando ante autoridades cualquier saqueo o potenciales daños en las zonas de anidación por parte de personas o por el uso de vehículos todo terreno, los cuales se han convertido en una potencial amenaza para los nidos, huevos y crías.

Desde 1990, la asociación civil PPY puso en marcha un programa de monitoreo y conservación tortugas marinas que implicó la instalación de campos tortugeros en puntos considerados de alta anidación como la Reserva de la Biosfera de Celestún.

Los trabajos se extendieron a otros sitios como la Reserva de la Biosfera del Río Lagartos en Yucatán, en el área de Las Coloradas y en el área de Protección de Flora y Fauna de Yum Balam en Quintana Roo.

La asociación civil logró consolidar un programa de monitoreo en las playas de anidación y ha contribuido con información para mejorar sus planes de manejo y la incorporación de cientos de personas a labores de protección de las tortugas, a través de su sistema de voluntariado, hasta ahora vigente.

*Con información de Notimex.

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