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La 4T no se lleva con la competitividad

El Centro de Competitividad Mundial del IMD publicó su anuario, donde México ocupa el puesto 56, entre 64 economías analizadas por la prestigiosa escuela suiza de negocios.

México sigue relegado en el ranking de competitividad global, comparado con otros países cuyas economías tienen un tamaño similar o incluso menor a la nuestra.

El Centro de Competitividad Mundial del IMD (Institute for Management Development), escuela de negocios ubicada en Suiza, publicó ayer su anuario de competitividad mundial de 2023, donde esta vez analiza 64 economías, una más que el año anterior.

El reporte anual de la prestigiosa escuela de negocios europea revela que México ocupa el puesto 56, después de dos años consecutivos en el 55.

Quiere decir que el país no sólo pierde un lugar, sino que está entre las 10 economías menos competitivas de este ranking.

México, que en 2019 ocupó la posición 50, se mantiene estancado en su nivel más bajo desde 1997, según los registros del IMD.

De la región, el país mejor clasificado sigue siendo Chile (44), que en el último año subió un peldaño.

Después está Perú (55), que en medio de su crisis política perdió un lugar, pero se mantuvo arriba de México, seguido de Colombia (58), Brasil (60), Argentina (63) y Venezuela (64), que se mantiene al fondo del ranking.

“Estamos casi hasta abajo de todos los países considerados en este ranking de competitividad y lo que vemos es que hay un retroceso sostenido a través del tiempo”, asegura Regina Medina, coordinadora de datos del observatorio económico México, ¿cómo vamos?

La afirmación es cierta, pues en 2013 México se situó en el lugar 32, su mejor posición en los años recientes, pero desde entonces empezó a mostrar un deterioro constante, a excepción de 2015 y 2019, cuando tuvo leves mejoras.

El balance para el país en la última década, que abarca todo el gobierno de Peña Nieto y buena parte del de López Obrador, es la pérdida de 24 escalones en la clasificación de competitividad del IMD, que este 2023 lidera por segundo año consecutivo Dinamarca, seguida de Irlanda, Suiza, Singapur y Países Bajos.

La escuela de negocios analiza cuatro grandes dimensiones o áreas de competitividad: desempeño económico, eficiencia gubernamental, eficiencia empresarial e infraestructura.

En 2023 México cedió tres lugares en desempeño económico, que es donde está mejor posicionado, del 27 al 30, pero se mantuvo estancado en el sitio 60 en eficiencia gubernamental, que sigue siendo el ámbito de mayor rezago.

Tal nivel de debilidad es una clara evidencia de que las políticas gubernamentales de la 4T no favorecen la competitividad.

En los otros dos pilares evaluados, el país retrocedió cuatro escalones en eficiencia de negocios, del 47 al 51, y empeoró un puesto en infraestructura, del 58 al 59.

Al interior del pilar de eficiencia gubernamental, México se ubica en el sitio 61 en legislación para los negocios, mientras que en educación e infraestructura tecnológica, que están dentro del pilar de infraestructura, está en las posiciones 61 y 62, respectivamente.

“Lo que nos dice este retroceso en el ranking es que México es menos atractivo para las inversiones o para los negocios debido a que es menos competitivo”, agrega Regina Medina.

De acuerdo con Arturo Bris, director del Centro de Competitividad Mundial del IMD, “estamos viendo ganadores y perdedores en un contexto en el que múltiples crisis se superponen y el mundo está cada vez más dividido entre economías proteccionistas y de libre comercio”.

Para superar las crisis, el objetivo último debería ser generar prosperidad, consumo, actividad económica, empleo y calidad de vida digna. En suma, competitividad.

Para el IMD, uno de los principales retos del país es “implementar infraestructura logística para tomar ventaja del nearshoring en México”.

Pero también es necesario “mejorar el clima de negocios, reducir la incertidumbre y (tener un) mejor marco de justicia, seguridad y democracia”.

Además, México debe “promover un mayor crecimiento del PIB (3 a 4 por ciento anual) impulsando el mercado interno a través de la innovación”, así como “mejorar su relación con economías relevantes en el mundo” y “promover reformas estructurales para mejorar la educación y (desarrollar) energías limpias”.

Nada distinto de los retos que la institución ha planteado en los últimos años y que siguen sin ser atendidos.

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