Lo Básico

La estrategia inflacionaria, ¿producir más?

La estrategia de precios ‘tope’ seguramente ayudará en los bolsillos de los consumdiores, pero el problema de fondo sigue sin atenderse.

Todos hemos resentido el efecto inflacionario, pero sobre todo en los alimentos.

Ahora  los mexicanos debemos pagar más por la pieza de pan, el kilo de tortilla, de huevo, carne, leche, arroz, frijoles, entre otros productos.

Desde hace unas semanas, el gobierno federal ha dibujado la idea de una estrategia antiinflacionaria que sería presentada esta semana y que apunta a una canasta basica de precios ‘tope’, así como que los productores siembren más, no necesariamente para comercializar, sino para autoconsumo y así reducir la necesidad de comprar.

Desde la trinchera de la oposicón, la hoy 4T planteaba la necesidad de aumentar la producción nacional y evitar la dependencia alimentaria.

Los posicionamientos siempre eran reducir paulatinamente lo que el neoliberalismo dejó: compras del exterior en lugar de producir, porque depender de lo que producen otros países e importarles es estar sujetos a los precios y oferta del mundo.

Y aunque la 4T ha implementado programas que permiten recuperar la producción nacional, el país aún está lejos de la autosuficiencia: debemos importar trigo panificable, porque el que producimos en abundancia es trigo duro, ideal para pastas.

Se siembra maíz blanco que permite la autosuficiencia para el consumo humano de tortillas, tostadas, totopos, masas, pero no el maíz amarillo para la engorda de cerdos, ganado, borregos a nivel comercial, ya que son alimentados con este grano y otros para elaborar los llamados alimentos balanceados.

Se produce arroz y soya, pero no se ha logrado la autosuficiencia y es necesaria la importación.

En este espacio abordamos el incremento de precios internacionales de soya, maíz, arroz y trigo, debido a la invasión de Rusia a Ucrania, naciones productoras y que al estar en conflicto han impactado en el mercado mundial, elevando los precios por la expectativa a una reducción de inventarios.

La carestía la ve venir el gobierno de México y desde este año se triplicó el apoyo Producción para el Bienestar, antes Procampo, y de 2 mil pesos por hectárea ahora los productores reciben 6 mil pesos.

Y ahora, se ha convencido a empresas de la industria de alimentos, así como a las comercializadoras para que los precios de la canasta básica tengan ‘tope’, un precio máximo como el del gas LP.

La estrategia de precios ‘tope’ seguramente ayudarán en los bolsillos de los consumdiores, pero el problema de fondo, el de raíz, sigue sin atenderse.

La política pública al campo mexicano sigue siendo unificada y no es lo mismo lo que sucede en el campo de Sonora que en el de Yucatán, o en el de Zacatecas respecto al de Campeche, o en el de Puebla frente al de Quintana Roo.

Sin embargo, los programas siguen siendo unificados y los intentos por recuperar la actividad no han prosperado. Por ejemplo, en Yucatán se planificó un centro de acopio de miel en el municipio de Tahmek por parte del gobierno de México, siendo Yucatán líder en producción de miel.

También se planteó recuperar a la cuenca lechera de Yucatán y establecer un centro de acopio de Liconsa con Segalmex, en los municipios de Sucilá y Catmis para incentivar la producción y pago garantizado.

Sin embargo, en ninguno de los casos prosperaron los proyectos y la otra realidad es que cada vez hay menos productores. Los adultos contemporáneos y los jóvenes prefieren trabajar en la construcción o en otra actividad, que dedicarse al campo.

Aumentar la producción y lograr la sustentabilidad alimentaria tiene que ver con el productor y si en Yucatán la producción es de naranja, limón, papaya, mamey, berenjena, pitahaya, hoja de plátano, cerdo, pollos, huevo, miel, becerros, maíz, soya, entonces el incentivo podría enfocarse en la materia.

La milpa sigue siendo en Yucatán la mayor producción agrícola en el temporal y para los productores los tiempos de siembra y cosecha siguen siendo importantes. Llegar directamente a sus necesidades podría reflejar una mayor producción desde lo comunitario, municipal y estatal, atendiendo las necesidades únicas de cada estado, con sus características de suelo, de clima, humedad y no de forma unificada.

Producir más podría contrarrestar el efecto inflacionario, pero en el largo plazo primero hay que comenzar en atender la actividad primaria, y, como lo ha dicho el Ejecutivo: “atender las causas”, al igual que en materia de seguridad.

Veremos los efectos de la estrategia antiinflacionaria y ojalá se deje el inicio para atender localmente la necesidad de cada estado en materia productiva.

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