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El paquete económico de la fantasía

El Presupuesto muestra que la fantasía económica es secundaria cuando se ha encontrado la fórmula para la supremacía política.

El presupuesto es la expresión más real de las prioridades políticas de un gobierno y por supuesto de su líder. Es poner el dinero en las palabras, a las que de lo contrario se las lleva el viento. Y el primero siempre marca un conjunto de señales potentes de objetivos y propósitos. Este es el inaugural de Claudia Sheinbaum.

El Paquete Económico 2025 muestra a un gobierno que por mantener la senda del obradorismo optó por la inercia a un grado alarmante, cayendo en el terreno de la fantasía financiera. Se pensó que Sheinbaum ratificó a Rogelio Ramírez de la O para apagar el incendio del déficit del último año de AMLO, por más que este fuera corresponsable del mismo. Se esperaba que el reconocido consultor privado sacaría la casta. Pero este optó por seguir en la sombra y además avalar cifras que no cuadran.

El titular de SHCP prefirió lo impensable: actuar como si la economía del país, y las expectativas en torno a la misma, no hubieran cambiado en los últimos meses. Copió y pegó (o en todo caso alteró muy poco) lo establecido entre los Pre-Criterios Económicos 2025 enviados al Congreso a fines de marzo y el Paquete entregado hace una semana, con una elección de por medio y, sobre todo, una destrucción institucional en marcha, con un claro impacto sobre el tipo de cambio y la inversión extranjera, entre muchas otras variables. Esto aparte de la acentuada desaceleración económica que hasta el momento sigue.

¿Cuánto se pronosticaba en marzo pasado que sería el PIB nominal de 2024? 33 mil 927.7 mil millones de pesos. ¿Cuánto se pronostica en el Paquete Económico de noviembre? Exactamente la misma cifra. Para 2025 sí hay una diferencia entre las dos estimaciones de PIB nominal, pero es de apenas 0.09 por ciento. Cabe preguntarse por qué se molestaron en alterarla por un monto tan insignificante.

Gracias a ese copiar-pegar como si la realidad no hubiera cambiado, se alcanza esa cifra fantasiosa de que la economía mexicana crecerá 2.3 por ciento en 2025. El número correspondiente de la encuesta del Banco de México entre economistas privados es prácticamente la mitad, 1.2 por ciento; el del Fondo Monetario Internacional, 1.3 por ciento. Se infla el crecimiento y gracias a ello se hace lo mismo con los ingresos esperados. Se plantea que los tributarios crezcan 3.0 por ciento en términos reales, la misma cifra de marzo igualmente replicada en noviembre. Y, por supuesto, gracias a inflar los ingresos se logra reducir más de lo que sería realmente posible el déficit fiscal, que se espera caiga en casi dos puntos del PIB (a 3.9 por ciento) mientras que la economía supuestamente se acelera. Eso mientras tanto, en el mundo real, las inversiones privadas (nacionales y extranjeras) se frenan o huyen, además de que llegará a la Casa Blanca Donald Trump. SHCP pronosticaba hace casi ocho meses que el peso-dólar cerrara 2025 en 18.0 pesos. Esta expectativa se cambió, sí, pero no por mucho: ahora se espera 18.5 y que ese 18.0 se cumpla en 2026.

No solo se trata de la fantasía, por grave que esta sea, sino lo que los números dicen sobre Claudia Sheinbaum. La ambientalista que recorta el presupuesto en ese rubro para en cambio seguir apostando por el petróleo y los ferrocarriles, incluyendo el Tren Maya. Esto aparte del recorte al presupuesto en educación. Pero ante esa dura realidad estarán las pensiones, tan efectivas para lograr agradecimiento y votos. El presupuesto muestra que la fantasía económica es secundaria cuando se ha encontrado la fórmula para la supremacía política.

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