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¿Por qué renuncia Truss y no AMLO?

Liz Truss fracasó en impulsar las promesas que hizo para ser electa como líder de su partido y primera ministra, particularmente una fuerte rebaja en impuestos.

Liz Truss tiene 47 años, es evidente su vigor físico y claridad intelectual; Andrés Manuel López Obrador está por cumplir 69 años, con un marcado deterioro físico y mental, el segundo muy evidente por sus incoherencias en muchas mañaneras. La oriunda de Oxford fracasó en impulsar sus promesas para ser electa como líder de su partido y primer ministro, particularmente una fuerte rebaja en impuestos. Ante la presión de sus compañeros diputados, la semana que entra habrá dejado el cargo, y no tiene la menor pretensión de influir en quién la sucederá.

El macuspano igual ha sido un fracaso estrepitoso en todos los ámbitos que ofreció como candidato en tres campañas presidenciales sucesivas. Destacadamente, ha sido incapaz de abatir la inseguridad y, por el contrario, ha claudicado ante las mafias criminales. Por otra parte, se presentó como una persona escrupulosamente honesta, pero las numerosas raterías de su familia y colaboradores lo han mostrado como extraordinariamente mentiroso y cínico. Ofreció un crecimiento vigoroso de la economía y México es de los pocos países con un crecimiento acumulado negativo desde 2019. Prometió que regresaría el Ejército a sus cuarteles y en cambio ha militarizado la seguridad y entregado toda clase de tareas civiles a las Fuerzas Armadas. Ostentándose siempre como un demócrata, se ha evidenciado como un demagogo autoritario obstinado en destruir instituciones, particularmente al Instituto Nacional Electoral, y que le suceda una de sus “corcholatas”. Su sueño es perpetuar su influencia en una especie de maximato callista.

Truss quizá no llegue a 50 días en el cargo antes de ir al Palacio de Buckingham para tener una audiencia con el Rey Carlos III, quien a continuación recibirá al nuevo líder del Partido Conservador y lo invitará a formar un gobierno. López permanecerá viviendo en otro Palacio hasta el primer día de octubre de 2024, a menos que su salud física o mental se deteriore extraordinariamente. Truss podrá permanecer, si así lo desea, como diputada por el distrito que representa desde 2010 en la Cámara de los Comunes. AMLO dice que se irá a un rancho de nombre peculiar (y que adquirió de forma también bastante oscura).

Todo esto porque los primeros constituyentes mexicanos, tras el breve imperio de Agustín I, optaron por imitar el sistema político estadounidense, con un Presidente encabezando el Poder Ejecutivo, con “separación de poderes” del legislativo, y además con periodos fijos para Presidente y legisladores. Buen o mal gobierno, con o sin apoyo legislativo, prácticamente inamovible para el periodo correspondiente, cuatro años. México aumentó además el periodo presidencial a seis años a partir de 1928.

Truss se debe al electorado, representado por cada uno de sus compañeros legisladores. AMLO ha interpretado su victoria electoral como una chequera en blanco para su persona, y trata hasta a los legisladores de Morena como una oficialía de partes (cuidadito con cambiarle una sola coma a las iniciativas que les manda). Ni los Presidentes en el apogeo del priato eran tan prepotentes con el Congreso, y sus secretarios de Estado al menos mostraban un cuidadoso respeto hacia el Legislativo, a diferencia de la más reciente muestra de arrogancia ministerial, en este caso por quien encabeza la Secretaría de la Defensa Nacional.

Liz Truss debe irse por ese cúmulo de errores. Lo mismo debería hacer López Obrador, pero se quedará, destruyendo más a México.

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