Ante el anuncio a través de una “tarjeta informativa“ por parte del gobierno morenista de que un estalinista conducirá la estrategia para realizar una reforma política-electoral, no queda más que insistir en que frente a graves y muy difíciles problemas que el país tiene con y por las acciones del presidente estadounidense Donald Trump; la violencia e inseguridad y el estancamiento en cero de la economía, es claro que para el obradorato lo más importante es mantenerse en el poder a costa de lo que sea.
No hay ningún asomo de plantearse una estrategia o de reconducir el rumbo para bien de México sino que lo único que interesa en la captura del Estado es mantenerse en el poder, y entre más se evidencian los lazos con el crimen organizado de varios de sus dirigentes, y se acentúa la corrupción y el cinismo de su narrativa de “principios” con una hueca defensa de que viven en una “justa medianía”, que quién sabe qué querrán decir con eso, la presión del gobierno norteamericano se manifiesta con los cambios ahora en la Unidad de Inteligencia Financiera del gobierno federal, ya que la pausa de 60 días a la aplicación de aranceles es a cambio de ver cambios y no sabemos aún si entrega de “lavadores de dinero” del crimen organizado y de narcopoliticos, ya que queda claro que el despido del titular de la UIF se da en un contexto de su incompetencia (o ¿complicidad?) en la supervisión que se hace en el sistema financiero y que quedó demostrado con los casos de las sanciones que se hizo a Vector, CIBanco e Intercam por “facilitadoras” de lavado de dinero por parte del gobierno de Trump, que obligó a la intervención de la Secretaría de Hacienda de dichas instituciones.
Ahora está más clara la exigencia del gobierno norteamericano, no basta entregar criminales de los cárteles, sino que faltan aquellos que facilitan el lavado de dinero y de quienes los protegen políticamente, que hay que decirlo claro, implica el uso de instituciones y recursos públicos al servicio de los cárteles. Eso es la captura del Estado, el uso de las instituciones para beneficio propio o de un pequeño grupo, no solo para fines políticos como está evidenciándose cada vez más, sino aún más grave en colusión con el crimen organizado.
Y ahora se enlaza a una narrativa morenista de que quien encabezaba la UIF se va por su experiencia política a conducir “la reforma electoral”, cuando sabemos que sus antecedentes están ancladas en el estalinismo de su origen en el extinto Partido Comunista Mexicano y su financiador, que era el Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS), es decir, se nos adelanta que el sectarismo y el dogmatismo morenista se impondrá aún y en contra no solo de la enclenque oposición partidista, sino incluso de quienes han sido sus oportunistas aliados como el Partido Verde y del Trabajo, pero además si lo leemos bien buscan cerrar la puerta a las expresiones plurales que existen en la sociedad, recordemos las propuestas de López Obrador.
Estamos en la última fase de la destrucción de la democracia mexicana y en la instalación de un régimen autoritario que nos debe de obligar nuevamente, como aquí lo hemos venido diciendo, a reflexionar sobre lo que sucedió con el largo periodo de liberalización política y sus alternancias en el poder presidencial tanto en el campo de lo estrictamente político, como en el discurso de la “ venta” de que la democracia era prácticamente la panacea, y que su instauración plena habría de producir crecimiento económico y la distribución de la riqueza generada entra toda la población para reducir la pobreza y las desigualdades sociales. Un crecimiento económico promedio en lo que iba del siglo hasta la llegada del populismo era de un promedio de 2.3% del PIB en el periodo, pero ahora en el obradorato es apenas del 0.7%; sin embargo, aunque frágil la democracia se sostenía hasta el 2018, fecha del inicio de su destrucción, y ahora se busca negar el acceso de las minorías en el Congreso y por ende, de la existencia plural de la sociedad mexicana, así como el control de las autoridades electorales, vemos las propuestas del obradorato.
Las propuestas desde López Obrador están en eliminar los 200 diputados de representación plurinominal y reducir de 128 a 96 los senadores de la República y que los legisladores sean por medio del sistema de listas; desaparecer el INE y crear un Instituto Nacional de Elecciones y Consultas, desapareciendo también a los organismos locales electorales (OPLES ) y sus tribunales electorales locales, además que los Consejeros y Magistrados electorales a nivel nacional sean electos por voto popular (ya conocemos lo que pasó en la elección del poder judicial recientemente); se pretende eliminar el financiamiento ordinario de los partidos políticos, y que los tiempos de radio y televisión sean solo para candidatos y los partidos; en el caso de la revocación de mandato después del desastroso resultado de participación en tiempos de López, se plantea que la participación mínima sea de 33% en la consulta para que sea vinculante; también se pretende reducir el número de regidurías en los Ayuntamientos y que los Congresos locales tengan mínimo 15 diputados y un máximo de 45.
Morena pretende suprimir la representación de las minorías haciendo énfasis en su narrativa polarizante, pero sobre todo pretende erigirse como partido único en la detentación del poder, ahora que tiene ya aparte del poder ejecutivo, el poder judicial, con ello a lo que nos enfrentamos es a una autocracia que elimina de tajo las voces disidentes a su proyecto autoritario, pero de paso hay que decirlo, se quita de encima las rémoras que ha cargado en su camino de acceso al poder como son el PT y el Verde. Lo más lamentable es que el aletargamiento social que se vive hará que con un estalinista ahora conduciendo este proceso no habrá espacio para un venderá reforma política como la que que se dio en 1977 o las subsiguientes que fueron generando el proceso liberalizador para la instauración democrática en México, si pensábamos que estábamos ya mal en el campo de libertades y de representación democrática estamos en la antesala de tiempos aún más oscuros, y es donde me parece estriba el mayor fracaso del proceso democrático de nuestro país, que no fue capaz de crear una ciudadanía que defienda la democracia.