Salvador Garcia Linan

Alimentos contaminados

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La contaminación del medio ambiente: aire, suelo y agua y su efecto en la calidad de los alimentos que consumimos en un aspecto muy importante en nuestra vida. El aire, el suelo y el agua contaminados tienen un impacto en la seguridad e integridad de los alimentos.

Es común ver que la gran mayoría de los vehículos de carga que salen de la Central de Abastos o de otro mercado, transportan verduras y frutas totalmente al descubierto ignorando el efecto del sol, las radiaciones y la contaminación ambiental.

Por escasez de agua limpia en el campo para regar cultivos, se utiliza agua contaminada con químicos dañosos provenientes de refinerías, mineras, fábricas textiles, de papel y por exceso del uso de cualquiera de los 186 agroquímicos cancerígenos de venta libre para combatir plagas como el cromo hexavalente y el uso exagerado de pesticidas, son riesgos que corremos todos al ingerir frutas y legumbres bajo tales condiciones. Igual sucede con la carne de los vacunos.

A falta de agua superficial para regar zonas agrícolas, se utiliza agua del subsuelo (pozos) o de fuentes de suministro no limpias, inclusive agua del drenaje para regar huertas con alto contenido de metales pesados como plomo y mercurio combinados además con los residuos de los pesticidas usados sin control y dosificación correcta.

Se encontró en China que los efectos en alimentos no sanos por el suelo y el agua contaminados, se presenta el riesgo de enfermedades cancerígenas.

Otro problema es el uso del agua para riego proveniente de plantas textiles cuyos contaminantes son los más peligrosos: 20% del agua global industrial proviene del tratamiento y teñido de textiles.

El agua residual de la industria textil contiene plomo, mercurio (metales pesados), amonio, tóxicos sólidos, gran cantidad de pigmento y cloro, un cancerígeno que causa daños a las plantas acuáticas donde se alimentan los peces para consumo humano.

Una simple camiseta de algodón convencional requiere de 2,700 litros de agua y 151 gramos de productos químicos, como amoniaco, formaldehído o aldehído fórmico. Esa agua residual va al mar o a regar los campos de cultivo de nuestros alimentos.

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