La Feria

Por eso nunca nadie va a creer nada

Hoy como antes, los políticos presos constituyen la excepción, efímeros chivos expiatorios de todo un sistema que confirman la regla de este país, escribe Salvador Camarena.

Por estos días de hace seis años, cuando se supone que México iba a moverse, se notaba una efervescencia. Luego de la detención de la maestra Elba Esther Gordillo en febrero de 2013, la administración Peña Nieto estaba a punto de provocar la caída de otra figura ligada al PRI. En junio de ese año el exgobernador de Tabasco Andrés Granier Melo sería detenido en la capital.

¿Se iniciaba una era de regeneración? ¿Era verdad que el nuevo PRI era nuevo y no se tolerarían más casos como el de Granier? ¿O estábamos ante meros quinazos de ocasión?

Seis años después, sin embargo, qué distinto es todo. La líder magisterial organiza con vigor un movimiento político nacional, y Granier es vitoreado en su pueblo. Por eso nadie en México nunca va a creer nada cuando se hable de que se hará justicia caiga quien caiga.

Andrés Granier pasó cinco años en una cárcel de la Ciudad de México, y unos meses más en arresto domiciliario, antes de ser absuelto el mes pasado del delito de peculado.

Tuvo buenos abogados el señor Granier. Y justo es decir que quizá, como siempre, nuestras autoridades fueron incapaces de formular acusaciones debidamente, o que incluso a este político, como a muchos otros, se le acusó de cosas que ni había cometido.

Al final, como con la maestra Gordillo, lo que siempre olió a preso sexenal terminó en eso, en un usted disculpe al acabar el gobierno que abrió los procesos en contra de esos políticos.

El problema es que estos ajustes de cuentas ocurren sólo en las alturas. Abajo, para quienes padecieron a un político desastroso como fue Granier, para quienes se quedaron sin adecuada atención médica por faltantes en el sistema de salud de Tabasco, para quienes vieron desde la necesidad el actuar displicente y frívolo de ese gobernador y colaboradores como el exsecretario de Salud Luis Felipe Graham, para todas las víctimas del mal gobierno no hay un usted disculpe por no haber podido hacer pagar a quienes sumieron a aquella entidad en una crisis económica y social.

Cabe recordar que con Granier se habló entonces de cómo provocó el mayor endeudamiento en la historia al pasar de 500 millones a 20 mil millones de pesos en seis años (2006-2012).

Y en 2012 se desató la crisis hospitalaria en Tabasco: 5 hospitales agotaron sus recursos y se tuvieron que anular operaciones, además de que se necesitaban de urgencia 125 millones de pesos para pagar sueldos y aguinaldos del sector salud tabasqueño. La ASF detectaría más tarde que el sector Salud de Tabasco dejó de aplicar 175 millones de pesos del Seguro Popular.

Granier no tuvo ya ni los arrestos de presentarse a entregar el poder, mismo que habría de perder frente a Arturo Núñez, que fallidamente ofreció hacer justicia a los tabasqueños y castigar el desfalco al estado. No cumplió.

Hoy Granier y Núñez podrían brindar e intercambiar anécdotas sobre cuál de los dos ha sido peor gobernador.

Me corrijo. Líneas arriba decía que seis años después de la aprehensión de Granier qué diferente era todo. En realidad, qué igual es todo.

Hoy como antes, los políticos presos constituyen la excepción, efímeros chivos expiatorios de todo un sistema que confirman la regla de este país, donde a algunos compadres les toca pasar unos años de encierro para que el resto de la clase política siga el expolio tranquilamente.

Por eso nunca nadie va a creer nada de lo que prometen nuestros gobernantes. Ni a los de antes, ni a los de ahora.

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