La Feria

¿Frente mínimo por México?

PRI, PAN y PRD no necesitan dar a la ciudadanía una nueva causa de decepción por trampas o corruptelas. Armar una primaria tan compleja para luego ensuciarla sería mortal.

El Frente Amplio por México, esa alianza de partidos y activistas, entró en zona de turbulencias. El requisito de las firmas que impusieron a quienes aspiran a la candidatura presidencial podría descarrilar un esfuerzo fijado con alfileres. Si ese trámite se pudre con apoyos falsos, Morena gana caminando.

Que todo aspirante tuviera que reunir decenas de miles (al inicio se habló incluso de un millón) de firmas de ciudadanos siempre fue más que una barrera de entrada. Supuso que los partidos se guardaran un as bajo la manga para no perder el control:

Aspirantes con más apego a las dirigencias podrían contar con el respaldo de éstas para reunir la cantidad exigida (150 mil); quienes tienen menos cercanía tendrían la disyuntiva de medirle a sus capacidades para no hacer el ridículo, o ponerse creativos. Así arrancó esa fase que está concluyendo.

El domingo en rueda de prensa en Culiacán la aspirante Xóchitl Gálvez mandó la señal de que aguas con lo de las firmas. Lo dijo desde una doble posición que cualquiera pensaría que los del Frente querrían cuidar: es la que liderea las encuestas, es la que lleva más firmas… y la gente lo sabe.

Tan lo sabe que al reunirse minutos después con un millar de simpatizantes, les preguntó cuántos ya estaban en la plataforma de firmas: prácticamente todo el auditorio levantó la mano. No contentos con eso le prometieron que cada uno convencería a tres personas más.

La hidalguense va a medir sus firmas no sólo en número, sino en calidad: para ella –y ese fue el sentido de su declaración del domingo en Sinaloa– los apoyos deben ser no sólo legales, sino legítimos: verá con malos ojos el empadronamiento masivo de quien no sudó para cumplir el trámite.

La alianza entra en un terreno complejo. Si la líder en las encuestas del proceso interno, además de personajes tan inopinados en esta competencia como Jorge Luis Preciado, cuestionan el proceso, la elección primaria de la oposición puede mancharse regalándole a Morena argumentos.

¿Quién va a creer –por ejemplo– que Francisco García Cabeza de Vaca reunió de manera legítima las firmas? ¿Quién ha visto el gran movimiento ciudadano en respaldo –¡en 17 estados de la República!– de quien ni en Tamaulipas ha sido visto en la calle en meses? ¿Son serios o… en el Frente?

El peor escenario es que, como le pasó al Bronco en su momento e incluso a Margarita Zavala, de los registros de firmas “ciudadanas” emerjan miles de apoyos con inconsistencias o francamente espurios. Lo importante no será a quién culpar de ello, sino dimensionar quién resultará damnificado por eso.

El PRI, el PAN y el PRD no necesitan, por decirlo muy leve, dar a la ciudadanía una nueva causa de decepción por trampas o corruptelas. En ese renglón el crédito de esos partidos está no sólo en mínimos, sino que es deficitario. Armar una primaria tan compleja para luego ensuciarla sería mortal.

Sin presuponer que se descubrirán apoyos falsos, el Frente está a tiempo de no inflar burdamente el grupo de finalistas. Sería la confirmación de que nunca quisieron abrir el proceso a la ciudadanía, de que se burlan de quien libremente se registra en una plataforma porque cree que su firma vale.

Si en la consulta que derivará del padrón que se armó con esas firmas, a Xóchitl y a otros que sí le echaron ganas los apabullan con apoyos “acarreados”, lastrarán un proceso que ha medio ilusionado a ciudadanas y ciudadanos que no quieren a Morena. Y de frente amplio pasarían a un frente mínimo.

COLUMNAS ANTERIORES

El trámite
AMLO y compañía normalizan a Pinochet

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.