La Feria

Tren México-Toluca: el voluntarismo de AMLO… y de Claudia

El gobierno está de plácemes porque inauguró unas oficinas en Paraíso, Tabasco, de lo que algún día será una refinería. Una que, como el tren México-Toluca, costará mucho más de lo prometido.

Tan pronto como hoy lunes el gobierno de la República y el de Ciudad de México podrían pactar que el tramo 3 del Interurbano México-Toluca, el que llega a Observatorio, sea construido por empresas distintas a Caabsa, que ganó el contrato en noviembre de 2014.

Esa parte del tren, que originalmente se prometió para diciembre de 2016, está atorada. La obra que iba a ser emblema del peñismo ha sido una pesadilla para dos administraciones, y para el presupuesto: el costo total se ha triplicado: hoy se estima en 90 mil millones de pesos.

Pero Andrés Manuel López Obrador y Claudia Sheinbaum están empeñados en concluirla en septiembre del año que entra, una meta que podría indigestar las aspiraciones presidenciales de la jefa de Gobierno y la imagen del tabasqueño.

La historia de los retrasos de ese tramo se explica, según varias fuentes, por diversas razones.

Hay quien cuestiona de entrada que se haya entregado a la compañía de Luis y Mauricio Amodio. Pero es cierto que el no haber contado con derecho de vía, particularmente en la zona de Vasco de Quiroga, emproblemó tempranamente la obra: de los casi 17 kilómetros del tramo sólo se tenían derechos, y encima no eran continuos, en menos de la tercera parte.

En agosto de 2019 la obra la asumió la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes; entonces surgieron quejas de que no se liberaban oportunamente recursos a la constructora. Justo al año, la Secretaría de Obras de Ciudad de México retomó la responsabilidad del tramo, como se había planeado originalmente. Además se licitó una nueva estación del tren, la de Vasco de Quiroga y un puente atirantado. VISE e ICA, respectivamente, fueron las empresas adjudicadas.

Para terminar el tramo se necesitarán alrededor de 10 mil millones de pesos, que tendrían que fluir abundantemente en poco más de 14 meses, pues el Presidente, que lo había prometido para 2022, quiere concluirlo en 09/23.

Para ello, según las fuentes, el mandatario y la jefa de Gobierno invitarán a un puñado de empresas a entrar al quite; entre esas no estará Caabsa, invitada a aceptar una “terminación anticipada de contrato”. Lo que no se sabe es si le pagarán alrededor de 2 mil millones de pesos de gastos no recuperables que se han venido reclamando desde septiembre pasado.

En resumen. Peña Nieto empezó una obra para la que no tenía el derecho de vía en complejas zonas de la capital de la República. Y desde entonces, como dijo López Obrador en la mañanera del 25 de mayo, este tren “está sacando más canas de las que tenemos”. El Presidente agregó que el proyecto está “complicadísimo. No han quedado bien las empresas y hemos tenido problemas, pero ahí va”.

El Ejecutivo está de plácemes porque inauguró unas oficinas en Paraíso, Tabasco, de lo que algún día será una refinería. Una que, como el tren México-Toluca, costará mucho más de lo prometido.

Qué bueno que Sheinbaum se comprometa a terminar este tren. Pero, ¿hay necesidad de forzar una fecha? Lo responsable no es el voluntarismo, sino que se concluya y bien, no para lucimiento electoral de nadie, sino para rescatar todo lo gastado y para dotar de un nuevo medio de transporte a capitalinos y mexiquenses.

De lo contrario, en 14 meses estaremos viendo la inauguración de unas vías donde por meses nadie podrá viajar a Observatorio desde Toluca. Como con la rifa no rifa, o con la refinería que va pa’ largo antes de que refine un solo litro de gasolina. Qué necesidad.

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