Rosario Guerra

México

No hay soberanía porque el narco controla casi la totalidad del territorio nacional. No hay independencia porque estamos amenazados por nuestros propios socios comerciales.

Este festejo de la Independencia de nuestro país ha sido especialmente falto de entusiasmo. Las instituciones han perdido credibilidad, honestidad y eficiencia. No prevalece un ánimo de júbilo. Hay preocupación. No hay una voz que pueda convocar a la unidad nacional. La Presidente se viste de morado, defiende a quienes están bajo sospecha de estar involucrados en delitos. No llama a la cordura en el debate parlamentario. Toma partido. Asegura las encuestas son la verdad de lo que pensamos la mayoría abrumadora de los mexicanos. Pero la decepción se palpa.

El golpe de una SEMAR involucrada en el huachicol fiscal, con sus altos mandos, con conocimiento del Secretario y la Fiscalía, donde la denuncia costó la vida al denunciante y durante años, nada se investigó, nos llega muy hondo. Los mexicanos respetábamos más a la Marina que al Ejército en la lucha contra el crimen organizado. Y resulta que ellos eran partícipes de la corrupción. Pensábamos que en el combate a la delincuencia estaba más seguro con operativos de marinos, ya que los propios socios de EEUU los reconocían. Duele el engaño y la protección que se otorga.

AMLO dio el manejo de aduanas, puertos, aeropuertos, investigación y seguridad a las fuerzas armadas. Acabó con las policías civiles al negarles recursos y capacitación. Decía que así se garantizaba el combate a la corrupción, cuando en realidad es él el GRAN CORRUPTOR de la República. Nos lo dijo claramente, un Presidente siempre sabe lo que ocurre en el país, no está ni aislado, ni mal informado. Suponemos eso aplica también para Claudia Sheinbaum, quien en menos de un año ha concluido la labor de destrucción del Estado de Derecho.

No hay soberanía porque el narco controla casi la totalidad del territorio nacional. No hay independencia porque estamos amenazados por nuestros propios socios comerciales que se quejan de incumplimientos al tratado comercial, y dependemos de éste para mantener un crecimiento modesto. Los aranceles nos aplican en forma diferenciada a otros países, cierto, pero por así convenir a EEUU y sus cadenas productivas. El trato es respetuoso de Trump hacia Sheinbaum, pero el fondo es amenazador e impositivo. Hay muchos rumores que no se desmienten, que si las listas, que si la investigación, que si las armas, en fin, entre tanto, la Presidente lleva a la Constitución la prohibición del consumo humano del maíz transgénico, sin base científica, por un falso nacionalismo. Y así prohíbe otras importaciones, con barreras no arancelarias. Así que los desacuerdos se dan en ambos lados de la frontera.

No hay seguridad, ha habido ya operativos exitosos pero no se recupera la gobernabilidad. El cobro de derecho de piso se mantiene pese a reformas legales y se causa una doble tributación sobre todos los emprendedores de negocios y las empresas. No hay prosperidad. Los feminicidios no paran. Recuperar apellidos de soltera de Doña Josefa Ortiz de Domínguez no tiene significado alguno en la lucha feminista, no aporta nada a inhibir maltrato y discriminación. No hay protección para tantos huérfanos que han dejado los abrazos porque los balazos matan a padres y familias. La demagogia nada resuelve.

La noticia ayer de amparos de los hijos de AMLO por acciones de huachicoleo, falsas o no, generan la certeza de lo que ya se intuye. Lo mismo pasa con la expulsión de Hernán Bermúdez de Paraguay por haber ingresado ilegalmente, y no hay lugar a la extradición. Pesa en el Senado su sombra. Y aquí La Presidente nos dice que no se puede hablar de rumores, no hay averiguaciones, porque no hay denuncias. Como si el Estado no estuviese, en aras de la seguridad nacional y la seguridad pública, obligado a investigar delitos graves. Quien denuncia se muere, se suicida o sufre accidentes.

La oprobiosa conducta del Presidente de la SCJN, Hugo Aguilar, al despreciar protocolos por su militancia partidista refleja lo que será en un futuro ese órgano ya supeditado al Ejecutivo, y como irá cambiando según quien este al mando de la nación. Desde luego a Kenya López Rabadán no le afecta su conducta. Ella tiene sus méritos propios y el respeto de muchos mexicanos.

El mensaje del Secretario de Marina, Raymundo Pedro Morales Ángeles, en el desfile del 16 de septiembre, de las fuerzas armadas, era importante. Dijo “era imperdonable callar”, en lo que coincidimos, pero se tardaron más de dos años en hablar. Dice que los actos realizados por altos mandos, ante el escrutinio de los mexicanos, no debían enquistarse y no definen a la SEMAR. Si esta operación no hubiese sido descubierta, entonces el silencio era aceptable, nos preguntamos todos.

El pañuelito blanco de AMLO para decretar que ya no había corrupción y había austeridad no se borrará del recuerdo nacional. Se enriqueció con fondos públicos, recortó gasto, aumentó el déficit, impulso obras inútiles y costosas que siguen lastimando al erario con subvenciones. Acabó con todos los fideicomisos públicos y sus funciones y nunca se rindieron cuentas. Hoy ni para tapar hoyos en las avenidas y calles del país alcanza. Accidentes, inundaciones, pérdidas de vehículos, riesgos de vidas humanas, muertes, y no pasa nada.

Entre las bromas que nos caracterizan como mexicanos, abundan los memes, las burlas y los comentarios. Me dijeron, hay Rosario ya no te quejes tanto, ¡antes di que no desfiló el batallón del huachicol!

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