Rosario Guerra

Medicinas y salud

Con dispensa de trámites legislativos, para ocultar el desastre, se enterró al Insabi. Mejor cerrar que averiguar. Y se endosa a IMSS-Bienestar la salud.

La ignorancia es el origen de muchos males. Los prejuicios y las descalificaciones sin sustento anidan en ella. Solucionar problemas desde la ignorancia es muy fácil, cuestión de lógica primitiva. Sin más recurso que un supuesto sentido común, por cierto, el menos común de los sentidos, se argumentan acciones absurdas para enfrentar delicadas situaciones.

AMLO vivió sin trabajar, como líder social, y recibió recursos vía la extorsión en forma cuantiosa y sin recibo, lo que lo llevó a pensar que el gobierno era una fuente inagotable de dinero que podía usarse a discreción, sin consecuencias. Por eso la corrupción es y ha sido su bandera. Aunque él fuese parte de dicha corrupción, al recibir recursos de procedencia ilegal, como lo ha seguido haciendo a través de “donativos a su causa”.

Así pues, pensó que el sistema de distribución de medicamentos era como el pan Bimbo o la Coca Cola, que llegaban a todo el país, pero a un costo exorbitante. Ahí debía haber corrupción, ya se tenían noticias de que algunos estados inflaban el padrón de derechohabientes del seguro popular, para recibir mayores recursos, pero ignoraba que era la única opción de los pobres para enfrentar enfermedades catastróficas. Tampoco sabía que el Sistema Nacional de Vacunación era uno de los mejores del mundo y protegía con la elaboración de vacunas mexicanas, a la niñez.

Debía haber una colusión entre laboratorios y sistema nacional de salud en la distribución de medicamentos. Y aunque no sabía cómo operaba, su ignorancia lo guiaba. Había que desaparecer al Seguro Popular y el sistema de compra consolidada de medicamentos, nido de ladrones. Nunca reflexionó que las medicinas se distribuían bajo pedido, conforme las enfermedades endémicas de las regiones, que muchas necesitaban de transporte especial, refrigerado, sin riesgos de rupturas o fugas, lo que encarecía el surtimiento, que se compensaba con bajar los costos de laboratorios, con pedidos anticipados para su producción, una planeación adecuada y entregas por zonas en fechas determinadas.

Así, a la mexicana, dijo que tendríamos un sistema de salud como el de Dinamarca, sin pagar por medicinas, y con mejores médicos. Pero el Seguro Popular sí tenía cuotas según el nivel de ingresos familiar. Las medicinas para tratamientos de cáncer y Sida siguen siendo carísimas. Y así de un plumazo legislativo despareció al Seguro Popular y creó el Insabi. Éste se dedicó a comprar medicamentos, según ellos más baratos, pero cuando se dieron cuenta de la complejidad, de que no hicieron los pedidos a tiempo, de que destruyeron laboratorios mexicanos certificados, de que ya ni las vacunas podíamos producir, que se les caducaban las medicinas en los almacenes por no pagar por la distribución, entonces cayeron en cuenta que habían echado por la borda el sistema nacional de salud, que miles habían muerto por su incapacidad y que ni la ONU podía salvarlos.

Desde luego capacitar a los médicos no fue considerado. Becas y especializaciones a la baja. No se protegía a los pasantes de servicio social contra delincuencia organizada, ni se atendían reclamos por amenazas, tachando a los médicos de ineptos. Y se les ocurrió recurrir a Cuba, trajeron de todo, no necesariamente médicos, ni los enviaron a zonas de riesgo. Pagaron mucho más que los salarios del sistema, al gobierno cubano. El fracaso continuó y las cifras de decesos, las quejas de falta de medicamentos, al alza, a pique el sistema de vacunación.

No solo hay cuatro millones más de pobres, hay además carencia total de atención médica gratuita y de calidad. No hay medicamentos ni en farmacias, por el pleito con laboratorios internacionales. Es el pueblo el que sufre y es la canalla la que goza. En 2020 se tomaron esas absurdas decisiones. Hoy en 2023, se desaparece el Insabi. Mejor cerrar que averiguar. Y se endosa a IMSS-Bienestar la salud.

Los argumentos para no regresar al Seguro Popular expresados en tribuna por Morena son lastimosos. No se reconoce el fracaso en el discurso, aunque los hechos sean más claros. Con dispensa de trámites legislativos, para ocultar el desastre se enterró al Insabi. Bajó la expectativa de vida de los mexicanos, de los recién nacidos. La monetización de recursos a programas de bienestar no alcanzan a suplir la falta de medicamentos para enfermedades crónicas. El gasto en salud de las familias se ha incrementado.

¿Y qué dicen los morenos? Que los opositores se niegan a que exista un sistema único y universal de salud en México, se paguen o no cuotas. Pero si ni siquiera con las cuotas pueden dar servicio a derechohabientes, cómo esperan avanzar en un sistema universal. No hay materiales para operaciones, ni hay suficientes insumos médicos, ni hay retribuciones o reconocimiento al heroico cuerpo médico que hace todo lo que puede por salvar vidas, por luchar contra el covid, las enfermedades crónicas y degenerativas, y las catastróficas. Cuánto dolor. Que vileza.

La última y nos vamos. Como la ignorancia sigue prevaleciendo, la nueva ocurrencia es que en lugar de combatir la producción de fentanilo en laboratorios clandestinos por el narcotráfico, para comercializar en EU, es mejor prohibir su uso médico en el país. Que se sustituya, dijo el de Palacio. Como si fuera un cambio de calzones. Muerto el perro se acabó la rabia, pensará y así los EU ya no podrán quejarse contra México.

Aquí lo que sucede es que se sospecha cada vez más de la asociación con el narcotráfico, los abrazos y la protección a los Chapitos, cuya investigación se toma como afrenta a la soberanía nacional. Ya enloquecidos, se llama a la población a tomar las armas en defensa de la patria. ¿De verdad este llamamiento tiene algún efecto? Pues sí, corrobora las especulaciones de una alianza, pues el narcotráfico hace acto de presencia electoral a favor de Morena. Y ahí tenemos Valle de Bravo como ejemplo en el Estado de México, donde Horacio Duarte podría combatirlo, y hay muchos otros ejemplos más. Esperemos que el cambio que destruye no llegue a esa entidad.

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