Rosario Guerra

El ‘Son de la Negra’

Moreno, Moreira y Murat, la triada que dirige el CEN del PRI, optó por una estrategia de posicionamiento frente a la reforma eléctrica que tiene aciertos y riesgos.

Alejandro Moreno, Rubén Moreira y José Murat, la triada que dirige el CEN del PRI, optó por una estrategia de posicionamiento frente a la reforma eléctrica que tiene aciertos y riesgos. Como la chica guapa del pueblo y al Son de la Negra “a todos diles que sí, pero no les digas cuándo, así me dijiste a mí, por eso vivo penando”. Sin duda, ir sin prisas da tiempos para negociar y el PEF 2022 está en su momento. Aunque con escasos gobernadores, el PRI requiere recursos para sus presidencias municipales y para programas específicos. Por lo tanto, coquetear con Morena ayuda.

PAN y PRD, tras reunión con el PRI, dicen no se romperá la Alianza. Pero Alito no se pronuncia públicamente. Dice que se harán foros para escuchar a las dos partes. Lo cual siembra dudas. ¿Cúando se harán? ¿Quienes participarán? ¿Servidores públicos? ¿Expertos? ¿Inversionistas? ¿Empresarios? ¿Será por invitación? ¿Estarán abiertos por inscripción? ¿Se escuchará o sólo se oirá? ¿Aceptarán asistir?

Desde luego es bueno que empresarios, inversionistas y expertos hagan oir su voz en un asunto que amenaza el futuro del país, de sus empresas y de sus empleados. Pero tener como interlocutor al PRI puede o no ser atractivo. Si bien es la bisagra del tema por el momento, hay dudas respecto al PRIMOR.

Ya Moreira ha votado con Morena. Murat y su hijo gobernador son puentes de AMLO con Alito. Éste se despachó todas las plurinominales que pudo incluida la mujer y el hijo de Murat, de Mariano González, de Gamboa, de sus colaboradores del CEN. Pese a que se supone habrá una discusión interna y la bancada votará en un solo sentido, dice Alito, lo cierto es que cerca de 20 diputados del PRI, de Coahuila, Nuevo León, Estado de México y otros, ya han dicho que no apoyarán a Morena, lo cual impediría una reforma constitucional.

No sé si AMLO mandó la iniciativa convencido de tomar el control, que no le importe subir precios y romper tratados internacionales, acabar energías limpias o si busca otro pretexto de que no lo dejan gobernar. Al final se trata de quién tiene el poder y para qué lo usa. Su discurso de que hay “competencia desleal” porque las energías limpias son más baratas va contra quien las paga. Y nosotros queremos mejores tarifas. No nos interesa el monopolio y el control del mercado usado en nuestra contra. Para él parece ser el tema, pero tampoco creo que sea su centro.

Negociar es sin duda escencial en política. Otra de las dudas es la honestidad de los dirigentes priistas y que puedan estar amenazados por diversos delitos. Quizá por eso no hablan claro y fuerte. Preguenten a Lozoya qué es más cómodo. Y ahí persisten las dudas.

Por tanto, al igual que en el futbol americano, tiempos y movimientos resumen victoria o fracaso. Y diario los priistas reciben fuertes recordatorios si traicionan la alianza. Se les recuera que se votó por una alianza y no por un partido. Sin esa alianza el PRI apenas hubiese subsistido. Jugar con los tiempos, es una estrategia que busca maximizar los beneficios, lo cual es sin duda bueno para el PRI. Pero ¿cuándo es el momento?, si se pasan, el efecto será el contrario. Se verán superados o por las críticas o por el gobierno.

Si realmente hay un pacto con Morena, el tiempo también es clave. Requieren convecer a los diputados priistas. Y no es fácil. Cambiar algo del texto de la iniciativa para dejarla casi igual puede ser una salida en este supuesto. Pero no puede haber engaños. La nación entera está al tanto. Todos los observan. Bola rápida o de humo no es alternativa. Y aún falta por ver la votación en el Senado.

Así las cosas, a la mexicana, al Son de la Negra, deshojando la margarita, se la pasa el CEN del PRI. Ya todos saben que la decisión depende de sus votos. Ya se sabe hay fisuras, ya se conocen corrientes de opinión contrarias a la reforma como Grupo Líder, Plataforma por la Refundación y otras que buscan participar en la asamblea y las acciones de su partido. Incluso hay quien dice que si Alito decide ir con Morena, se acaba el PRI y se formará otro partido. Aún si no apoya a Morena, Alito tiene que lidimar en varios frentes: asamblea controlada, el gobierno, la alianza, senadores y diputados, CEN, corrientes de opinión, redes sociales, prensa, militancia que aún queda. Su labor requiere de un cambio para un liderazgo incluyente que acepte críticas, incorpore propuestas, respete disidencia, formule una plan de unificación nacional, y aglutine a todos, porque no debe haber más vacíos, esto implica que su propia burocracia deje de serlo y se convierta en promotora de la participación ciudadana, de sus causas, e impulse nuevas filiaciones.

Si el tema es la candidatura presidencial, pues Alito está muy lejos. No inspira confianza y no tiene liderazgo, aún cuando tenga o no una estrategia triunfadora. La que le da más oportunidades es la de una negociación conjunta con la Alianza, por el mejor cuadro, independientemente del partido. Con Morena no hay lugar. Porque hoy en los espacios de reflexión y posicionamiento, el PAN, con sus problemas también, está a la vanguardia. El PRIMOR no va a sumar más que a los priistas que ya se fueron o están por irse con o sin hechos de la dirigencia.

Sea para ganar más en las negociaciones del PEF o de posibles acusaciones penales, sea porque se ha decidido apoyar a Morena, la estrategia del PRI no necesariamente será exitosa, a pesar de su diseño cuidadoso, porque los hechos y los tiempos tienen una inercia propia. Por tanto, lo que definan serán los movimientos. A todos nos afectarán y de eso depende quién tiene realmenete un control o no del poder para beneficiar o desbarrancar al país, la decimoquinta economía mundial, en caída libre.

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