Rosario Guerra

¿Califica la paridad?

Hoy la Sala Regional dará su fallo sobre las impugnaciones hechas por candidatas de diversos partidos contra el juicio del TECDMX que defiende la paridad cuantitativa.

Hoy la Sala Regional dará su fallo sobre las impugnaciones hechas por candidatas de diversos partidos contra el juicio del TECDMX que defiende la paridad cuantitativa. ¿Acaso se califica a la paridad? Ahora resulta que ellos determinaron que la paridad es 50 por ciento, no debe haber ni subrepresentación, ni sobrerrepresentación. Aseguran que la autoridad electoral debe ‘equilibrar’ la paridad para que se cumpla el principio de paridad de género y no se afecten derechos humanos de los hombres.

La Constitución es clara, la paridad se aplica en las candidaturas a congresos y municipios, pero el resultado de si son más hombres o mujeres, quienes deban desempeñar los cargos, lo decide el voto popular. No las autoridades electorales. El derecho pro persona al que alude el TECDMX y que fue impugnado, deja de lado el de progresividad de los derechos humanos. La paridad busca un piso para crecer el techo de la participación de las mujeres, históricamente rezagadas de la toma de decisiones.

Los magistrados hablan de “criterios sobre la paridad cuantitativa”, calificando un invento propio, que va contra el principio constitucional que busca impulsar la participación política de las mujeres. No hay nada que equilibrar, ni hay derechos humanos violentados. El voto ciudadano define quién es el electo, hombre o mujer. Querer distorsionar y limitar la paridad es otro de los muchos esfuerzos patriarcales que quieren frenar la igualdad sustantiva. No busquemos eludir su cumplimiento para dejarlo en un 50/50, sin considerar la voluntad popular. Esta trampa se está utilizando ni más ni menos que en la capital de la República, caja de resonancia a nivel nacional.

La jurisprudencia es clara, es posible y deseable que exista un mayor número de mujeres en los congresos y municipios. La paridad no se trata de sobrerrepresentación o subrepresentación de géneros. La paridad de género no es de sexos. No son hombres contra mujeres, es reconocer que la sociedad está conformada por hombres y mujeres. Todas las personas, todos los derechos. Ni más, ni menos.

Eludir la paridad afectando a las mujeres que resultaron con mayor votación en sus distritos para cambiar la lista de ‘repechaje’ sustituyéndolas por hombres, para ‘equilibrar’ el Pleno, viola el voto popular, lesiona los derechos políticos de las mujeres y sienta un precedente peligroso que busca parar la paridad en porcentajes y no aceptar las realidades.

Si la Sala Regional convalida lo dictaminado por el TECDMX, estaremos ante una embestida de partidos y autoridades electorales para acomodar a los varones, bajo el pretexto de que no hay mujeres preparadas y capaces. Tampoco había hombres así cuando iniciaron sus carreras políticas.

Se trata pues de igualar las oportunidades. El principio de paridad está convalidado por los tratados internacionales que México ha firmado. Hoy somos uno de los países con mayor avance en el marco jurídico para avanzar en la igualdad sustantiva, base de la democracia. El logro a nivel constitucional, de leyes electorales federales y generales, la tipificación de la violencia política contra las mujeres en razón de género, son temas que han sembrado esperanza en países del mundo entero. Los movimientos feministas muestran su admiración y respeto a lo logrado.

Pero subsiste el patriarcado. Siguen los feminicidios. Sigue la discriminación, el acoso y el hostigamiento. Las agresiones en transporte público, la violencia doméstica. Por eso la política debe cambiar para incorporar los temas que importan a las mujeres, a las familias, a todos por igual, con una visión desde lo femenino.

Hacer políticas públicas a favor de las mujeres implica que las propias mujeres estén en la toma de decisiones. Que impulsen regulaciones y acciones para mejorar la vida en común. Para reconocer que las diferencias no deben separarnos, porque no hacen mejor o peor a persona alguna.

La pluralidad, la tolerancia y la igualdad son expresiones de un pluralismo que define a la democracia. Juzgar con visión de género, legislar del mismo modo, cambiará la vida de millones de mexicanos. En eso estriba la valía de la paridad. Es un instrumento para lograr la igualdad. Si bien hombres y mujeres somos diferentes, nuestros derechos humanos son los mismos. No se ven afectados si se avanza en incorporar a las mujeres a una vida pública más activa de la cual han sido rechazadas por siglos.

Los prototipos no son los moldes que los tribunales electorales deben reproducir. Con visión de género, no de sexos, es viable mejorar la impartición de la justicia. Hoy más que nunca la capital, cuya jefa de Gobierno también es mujer, debe construir una paridad que dé prioridad a las mujeres favorecidas por los votos. No a la simulación. No a la elusión. Han sido siglos de lucha y no vamos a parar.

Esperemos no llegar a la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial, tenemos la razón y los argumentos. Pero lo ideal es que la justicia, con visión de género, se imponga en la Sala Regional y no se continúe por la ruta de un ‘enfrentamiento de sexos’ porque eso desvirtúa lo logrado.

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