Rolando Cordera Campos

Capturar el futuro

Rolando Cordera Campos indica que el gobierno ya comenzó a formular el Plan Nacional de Desarrollo, al mismo tiempo que anunció el fin de la política neoliberal y el inicio de nuevas políticas post neoliberales.

Especialistas y expertos han arriesgado sus proyecciones sobre la economía nacional, su desempeño futuro o su capacidad de pago. Y no sólo por la importancia del país, sino por el cúmulo de destrezas con que hoy se cuenta para "modelar" la economía y atisbar sus principales veleidades, tendencias, debilidades y restricciones.

Incursionar en estos corredores se ha vuelto tarea profesional y nada ocasional. Hay profesionistas involucrados y organizaciones privadas y públicas interesadas en financiar esos ejercicios y darles credibilidad, para poder fundamentar decisiones del tipo más diverso: prestar más o menos; invertir más o no; ampliar las plantas existentes o esperar, etcétera.

El hecho de que el presidente de la República descalifique estos trabajos no es algo menor ni casual si lo evaluamos desde la perspectiva de lo mucho que los Estados modernos tienen que hacer y que va de la seguridad a la protección básica, pero siempre pasando por la economía y sus tendencias. Siempre en punto de fuga.

Respetar no es sinónimo de acatar, tampoco de creer. Pero en materia de gobierno, es menester contar con los recursos intelectuales y tecnológicos necesarios para evaluar y proyectar y, de ser el caso, ofrecer alternativas. De no ocurrir así, el gobierno introduce ruido en un ambiente dominado por la incertidumbre y la disposición a la salida. Lo peor que le puede pasar a un país con finanzas públicas tan precarias como las nuestras. El trato con los profesionales del cálculo y la proyección no es, por tanto, cosa menor sino parte del ejercicio de gobierno.

Antier decretó el presidente López Obrador el fin del neoliberalismo y el inicio de una nueva era de políticas "post" neoliberales. Qué bueno que así sea, pero la tarea no debe recaer sólo en el futuro Plan Nacional de Desarrollo, cuya formulación habrá empezado en la ceremonia dominguera y en Palacio, donde el presidente decidió el fin del nefasto evangelio que real y supuestamente inspiró por varios años la política y el quehacer del Estado mexicano. Reconstruir supone un esfuerzo colectivo y no es sinónimo de demolición.

Concitar la colaboración más amplia y comprometida es parte de las tareas sustanciales de la planeación. Sin participación y compromisos sociales y políticos no hay construcción posible del futuro, conforme a las necesidades e incumplimientos del presente. Y es esto lo que ahora empieza, a partir de la convocatoria del gobierno federal.

Hace unas semanas, gracias al interés del rector Enrique Graue, presentamos al doctor Carlos Urzúa y varios de sus colaboradores en la Secretaría de Hacienda, "Cien propuestas para el Plan Nacional de Desarrollo", extraídas de nuestros informes sobre el Desarrollo en México elaborados desde hace cinco años en el Programa Universitario de Estudios del Desarrollo (PUED-UNAM). Estos trabajos fueron coordinados por Enrique Provencio y están en la página del programa (http://www.pued.unam.mx/).

Los invito a consultar el documento y evaluarlo y, a partir de eso, generar más propuestas y reclamos al gobierno y los responsables de la política económica y social.

Atreverse a dibujar y apropiarse del futuro no es ilusoria utopía; por el contrario, es lo que una sociedad, incluso atribulada como la mexicana, tiene que hacer para mantenerse viva y actuante en un contexto internacional y nacional plagado de eventualidades, a más de abrumado por las veleidades del ciclo económico internacional cuya oscilaciones tienen al mundo en vilo.

Bienvenido sea el esfuerzo planificador. Una manera soberana de apropiarse del más incierto de los futuros.

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