Sobreaviso

Guiones y actores

Por una vez, los programas de gobierno 2024-2030 están primero que los candidatos presidenciales. La interrogante es si esos guiones encontrarán actores entre quienes compitan.

Aquel postulado exigiendo “primero el programa y luego la candidatura”, está en posibilidad de dejar de ser un reclamo sin sentido, ante el cual la élite política contenía la carcajada y con gesto circunspecto respondía: “sí claro, no podría ser de otro modo”.

Esta vez, sin aún definirse las candidaturas presidenciales, existen tres programas de gobierno –dos concluidos y uno en ciernes– que ojalá no tengan por destino editarse como libro de autoría colectiva con pase directo a la bodega de saldos, empolvarse en una gaveta o irse a la basura.

Políticos, académicos e intelectuales con apoyo de especialistas, allegados de algún modo al Frente Amplio por México, a Movimiento Ciudadano o a la alianza encabezada por Morena se dieron a la tarea de elaborar esos programas, supuestamente consultando a la ciudadanía. A saber, si los dirigentes partidistas y quienes se hagan de la respectiva candidatura presidencial tomarán en cuenta esos documentos o los verán con desdén. Como quiera, esos documentos están listos o a punto de serlo.

Esas hojas están en el aire, al igual que las señales de si serán consideradas. Tal indefinición, hasta ahora, ha provocado que los aspirantes presidenciales de no importa qué color, metidos en lograr la postulación, suplanten la falta de compromiso con un plan de gobierno, con lemas o eslóganes afines a su postura: vamos a frenar la destrucción de las instituciones y reconstruir al país; vamos a intentar algo distinto a partir del diálogo, el consenso y el acuerdo; vamos a impulsar la continuidad con cambio; o, incluso, con frases hechas, chistoretes u ocurrencias.

Falta por ver, pues, si los guiones encuentran actores.

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El primer programa presentado fue “Que nadie se quede atrás”, cuya autoría o coordinación se debe a los organismos cívico-ciudadanos que impulsan la coalición opositora. Según su decir, ese documento constituía “la piedra angular del nuevo acuerdo político-ciudadano”.

La idea de preparar el escrito se lanzó en octubre pasado. Supuestamente se realizó una consulta popular a través de distintas plataformas que, luego, ordenó, jerarquizó y conceptualizó un grupo de especialistas. Finalmente, el 28 de marzo pasado se dio a conocer la versión ejecutiva, abreviada y completa.

Tras divulgarse, las dirigencias partidistas de la coalición opositora tuvieron por cortesía, ignorarlo. Ni saludaron el esfuerzo. Estaban concentradas en dilucidar qué partido aplicaría el método de selección para las candidaturas al gobierno de Coahuila y el Estado de México, y luego para la Presidencia de la República y la Ciudad de México. Un acuerdo que, por lo visto, duró nada. Tampoco los aspirantes presidenciales del Frente Amplio por México se han referido a la propuesta. Está por verse si la faena tuvo sentido.

Cabe dudar del destino de ese esfuerzo porque, al declinar como aspirante presidencial, José Ángel Gurría fue invitado por las direcciones partidistas opositoras a coordinar el proyecto de reconstrucción nacional. Otro distinto. Obviamente, Gurría se conmovió y dijo que “por el compromiso y amor que tengo hacia mi país, he decidido aceptar la dirección del proyecto de nación del Frente Amplio por México.”

¿A los supuestamente 190 mil ciudadanos que enviaron 14 mil sugerencias, el organismo Unid@s les enviará un whatsapp, diciéndoles muchísimas gracias, pero fue inútil? ¿O Gurría los tomará en cuenta? Por el pronto, el plan original ahí está.

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Otro programa, apenas divulgado el lunes antepasado, es de los políticos, intelectuales y académicos agrupados bajo la sombra de Movimiento Ciudadano, en la asociación Méxicolectivo.

A principios de año, a nombre de ese grupo y a partir del documento base “Un punto de Partida”, José Narro anunció el interés por entablar un diálogo con la sociedad sin predisposiciones y, en tal virtud, arrancó un proceso que se prolongó hasta ahora y, de acuerdo con los impulsores, concluyó en 27 textos, en los cuales colaboraron 289 personas.

Por la pluralidad, experiencia y conocimiento de las personalidades que encabezaron y coordinaron la obra, el escrito reviste interés. La intención supuesta es entregarlo en su momento a los candidatos presidenciales, pero de seguro Movimiento Ciudadano lo adoptará como su propio guion, si se mantiene en la línea de postular a candidato propio y no sucumbe a la presión de quienes le ruegan, instan o exigen sumarse a la coalición opositora.

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Por último, Morena, cuya ruta y meta fija la divisa “continuidad con cambio”, inició hace un par de semanas un complejo proceso para definir el proyecto de nación 2024-2030 con el propósito de alcanzar el “renacimiento mexicano”.

Apadrina esa tarea un grupo variopinto de 21 cuadros de Morena, donde hay por igual mentes tan brillantes como brillosas. La consulta y elaboración de ese programa se realizará durante este mes y agosto, a través de 16 foros, 10 mesas en el extranjero y 300 reuniones en cada una de las cabeceras de los distritos electorales. De acuerdo con Mario Delgado, el interés está puesto en escuchar a la gente, no a los expertos.

La intención es concluir a fines de agosto para que, el 6 de septiembre, al darse a conocer de quién es la candidatura presidencial, éste o ésta suscriba el proyecto y se comprometa a cumplirlo. La corcholata favorita sabrá cuál es su envase.

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Cosa rara en la cultura política mexicana, por una vez los planes se adelantaron a las candidaturas.

Falta por ver si las o los abanderados los tomarán en cuenta. Esto es, si los guiones encuentran actores o prevalece la escuela de la improvisación, donde ante el futuro, los políticos responden: ya veremos.

En breve

En la confección del proyecto de nación de Morena, ¿la presunta ministra presentará alguna tesis?

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