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En un período atípico para la historia argentina desde el regreso a la democracia en 1983, el gobierno no tiene bloques mayoritarios en el Parlamento. Su representación es disímil en cada Cámara: mientras que entre Diputados cuenta con aproximadamente el 35% de las bancas y puede impulsar algunos temas a partir de alianzas, en el Senado apenas domina el 22% y depende fuertemente de otras fuerzas para impulsar temas de su interés.
A pesar de estar en minoría, el presidente logró el 31 de marzo que el Congreso sancionara en poco tiempo – transcurrió menos de un mes desde que la propuesta llegó al Parlamento hasta que fue aprobada – su primera iniciativa de peso, que le permitió a Argentina acordar con los holdouts y salir del default tras 15 años. ¿Cómo lo hizo?. Aceptó que la oposición realizara modificaciones a la propuesta original, involucró a gobernadores - muchos de los cuales cuentan con representantes que les responden en el Congreso - en el debate y logró que el presidente del bloque más numeroso del Senado – que comanda una fuerza opositora - respaldara su iniciativa, acarreando con él otras voluntades.
Sin embargo, por estos días el Parlamento le da sus primeros dolores de cabeza al presidente: en la Cámara de Diputados está en discusión una propuesta denominada "Antidespidos". La iniciativa, impulsada por la oposición, propone que tanto el sector privado como el Estado no puedan prescindir de personal durante seis meses. A pesar del rechazo del oficialismo, la iniciativa ya fue aprobada en el Senado y podría sancionarse en Diputados en los próximos días.
Macri ya anticipó que -en el caso de que el proyecto complete satisfactoriamente el trámite parlamentario- hará uso de sus facultades constitucionales y vetará la propuesta. Desde el gobierno creen que una iniciativa de este tipo lejos de garantizar las fuentes de trabajo, aleja la inversión y desalienta la creación de empleo.
Para intentar palear este rechazo, el presidente ya envió al Congreso dos iniciativas que empezarán a estudiarse próximamente y contarían con respaldo de la mayoría de las fuerzas parlamentarias. Por un lado, un proyecto que promueve la creación de "empleo joven" eximiendo de impuestos y subsidiando a las empresas que contraten personal de entre 18 y 24 años y, por el otro, una iniciativa que impulsa el reintegro de un impuesto con el que están gravados todos los alimentos y bebidas a las personas de menores recursos.
Entre las asignaturas pendientes, el gobierno espera que el Senado avale el nombramiento de dos jueces para la Corte Suprema de Justicia. El máximo tribunal de Argentina debería estar compuesto por cinco magistrados pero por renuncias cuenta con tres integrantes. El kirchnerismo, que domina alrededor de 40 de las 72 bancas que componen el Senado, tiene la llave para la aprobación de esos nombramientos. Esta es, sin dudas, la batalla más dura que el gobierno tiene por delante en el Congreso.
Tal como mencionamos antes, este gobierno no cuenta con mayoría propia en ninguna de las dos Cámaras. Además, Macri no tiene extracción peronista: de origen empresario, es un emergente de la crisis política, económica y social de 2001. Desde el retorno de la democracia en 1983, ninguno de los dos presidentes que contaban con estas dos características – sin mayoría en el Congreso y no ser peronista – lograron completar su mandato: tanto Raúl Alfonsín como Fernando De la Rúa dejaron sus gobiernos antes de tiempo. En los 6 meses que lleva de mandato, Mauricio Macri ya demostró que intentará quebrar esta "maldición" a fuerza de diálogo y construcción de consensos con el Congreso.