Construyendo

Los récords no deseados, ¿habrá llegado el momento de electrificar todo?

No tendría sentido electrificar casi cada aspecto de nuestra vida diaria, si la electricidad se sigue generando utilizando combustibles fósiles, dicen los opositores.

Si, sucedió de nuevo, como cada enero justo al traspasar el umbral de un nuevo año en los veintitrés que ya llevamos transcurridos de este siglo, los datos surgen, se difunden y tal parece que ya nos vamos acostumbrando a eso de que “el año pasado fue el más caliente en la historia”, y estamos corriendo el riesgo de normalizar esta situación con el consiguiente peligro de que eso desincentive la implementación de las necesarias acciones encaminadas a contrarrestarla.

Algunos científicos hacen bromas al respecto. Un ejemplo de esto es lo que publicó Andrew Dessler, un científico del sistema climático de la Universidad A&M de Texas, en la red social X (esa que todos siguen llamando Twitter), en donde dice que las llamadas de los reporteros pidiéndole sus comentarios acerca de la temperatura del último año, están llegando más temprano que lo habitual, así que, dice, es tiempo de desempolvar mi respuesta automática aquella de " el año pasado fue el más caliente de la historia”.

Y añade que esto no significa una sorpresa, sino que es algo que está completamente alineado con las predicciones desde hace muchos años. Incluso va más allá e insta a los reporteros a usar en su nota frases como: “cada año del resto de tu vida será uno de los más calurosos de la historia” lo cual significa que el que está transcurriendo terminará siendo uno de los años más fríos de este siglo, así que disfrútalo mientras dure.

Ahora bien, está bastante claro para todos y es algo avalado por la ciencia en todo el mundo, que este calentamiento está causado enteramente por la alta concentración de gases de efecto invernadero (GEI) en la atmósfera y ésta a su vez es causada directamente por la quema, en todas sus formas, de combustibles fósiles para obtener de ellos energía. Así que, si sabemos y conocemos perfectamente esto, es preciso encontrar una manera de reducir hasta su eliminación y con la mayor velocidad posible las emisiones de GEI.

Una de las fuentes que es responsable de la mayor cantidad de emisiones contaminantes, es la generación de electricidad, que a pesar del espectacular avance global de las energías limpias y renovables como la solar y la eólica, aún conserva un muy alto porcentaje de su producción con base en la quema de carbón, combustóleo, diésel o gas natural, todos ellos combustibles fósiles.

Por eso llama la atención, por ser aparentemente contradictoria, una tendencia que apuesta por la electrificación de todo como una acción encaminada a reducir y eventualmente eliminar las emisiones, desde automóviles, camiones de carga, bicicletas y motocicletas, hasta asadores y parrillas y otros aparatos menos obvios tanto del hogar, como de las oficinas o las industrias.

No tendría sentido electrificar casi cada aspecto de nuestra vida diaria, si la electricidad se sigue generando utilizando combustibles fósiles, dicen los opositores. Los impulsores argumentan que la opción eléctrica es generalmente más eficiente que su alternativa actual casi en todo, y que adicionalmente hay que trabajar de manera paralela en un mayor avance de las renovables.

¿Habrá entonces llegado el momento de electrificar todo y que una cosa impulse a la otra?

Raúl Asís Monforte González.

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