Apuntes Globales

Las claves de la invasión: perseverancia rusa; negligencia estadounidense-europea

¿Qué hizo Moscú y qué no hicieron Washington y sus aliados para llegar a esta guerra que dejará miles de muertos y cientos de miles refugiados?

La invasión de Rusia a Ucrania es la confrontación bélica más seria en Europa desde la Segunda Guerra Mundial. Sus consecuencias serán severas para el orden internacional, la economía y desde luego en vidas humanas.

Nadie puede decir que Vladimir Putin no había dado indicios de su visión: Ucrania es Rusia. Nunca será parte de la OTAN o la Unión Europea. En 2014 se apropió de la península de Crimea con sanciones magras de Estados Unidos y sus aliados.

¿Cómo llegamos a este teatro de guerra? ¿Qué hizo Moscú y qué no hicieron Washington y sus aliados para llegar a esta guerra que dejará miles de muertos y cientos de miles refugiados?

El líder ruso, ávido de regresar a la gloria del pasado, empezó a preparar una invasión total a Ucrania ante la débil respuesta de Estados Unidos y sus aliados ante la anexión de Crimea.

Tres elementos son los más relevantes en la preparación rusa. Primero, el Ejército que encontró Putin en su primer mandato a finales de los 90 era uno derrotado que, literalmente, no tenía para zapatos. Sin prisas ni titubeos, reconfiguró el Ejército y hoy está perfectamente bien entrenado, armado y pagado. Esta fortaleza estará a prueba en la presente invasión a Ucrania.

Segundo, se incrementó la autonomía económica de Rusia hacia occidente, particularmente hacia Europa y se acaparó un cúmulo de reservas monetarias importantes. Hoy es el país número tres en el mundo con reservas internacionales en el Banco Central.

Tercero, se cocinó lentamente una alianza estratégica-económica con China, el nuevo gigante global. Esta alianza fue anunciada espectacularmente hace unas semanas cuando los ojos del mundo estaban puestos en China por el inicio de la olimpiada de invierno. Putin visitó a Xi Jinping y ambos anunciaron: tenemos una nueva “sociedad sin límites.” Es el inverso de lo que aconteció durante la Guerra Fría (1946-1989): Estados Unidos buscó a China, un régimen comunista, lo atrajo hacia el capitalismo de Estado, y creo un eje Sinoestadounidense que terminó aislando a la ex Unión Soviética.

Por su parte, Estados Unidos durante la pos Guerra Fría (1989 –presente), dilapidó su liderazgo de hiperpotencia militar del mundo. Primero, inició una guerra sin posibilidad de ganarla contra el terrorismo internacional de Al Qaeda. Más aún, realizó dos de las invasiones más costosas y fallidas de su historia: Afganistán e Irak.

Logró expandir la OTAN hasta llegar a 30 miembros, pero precipitadamente anunció a finales de los 90 que Ucrania eventualmente sería un miembro. Lo cual prendió las alarmas del quien se preparaba ya para ser el hombre fuerte de Rusia en las últimas dos décadas y si la salud se lo permite en las siguientes dos.

Lo más costoso para Estados Unidos ha sido su faccionalismo interno y la llegada de Trump a la Casa Blanca. Este no sólo admira y sigue insistiendo que Putin es un genio, sino que también arremetió contra los miembros de la OTAN: nos ven la cara… gasten más. No somos el hermano mayor.

La Unión Europea simplemente no ha logrado una sola voz en seguridad nacional. Ángela Merkel (2005-2022) fue demasiado consecuente con Moscú por la enorme dependencia del gas. El Reino Unido ya no es parte de la Unión y Emmanuel Macron, de Francia, ha tenido una buena interlocución con Putin y el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, pero simplemente no le alcanzó para evitar la confrontación.

La invasión y las pérdidas humanas y materiales que traerá son un hecho consumado. El tema ahora es cómo lograr que Putin no siga adelante con sus sueños de reconstruir el imperio soviético.

La respuesta está en Estados Unidos y sus aliados, la OTAN y particularmente el G7. Este grupo está constituido por las economías más ricas del planeta, con excepción de China.

La única raya roja que observará Putin será un alto costo económico que le pegue al pueblo ruso y en especial a los oligarcas con quien gobierna. Para eso, tendrá que haber un G7 disciplinado y dispuesto a invertir con seriedad y sostenidamente. Si Estados Unidos y sus aliados quieren parar el sueño de Putin de reconstruir el imperio soviético, tendrán que realizar importantes sacrificios.

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