Apuntes Globales

La normalización de la relación México-Estados Unidos

No es tarde para percatarse de que Biden, no Trump, es una gran oportunidad para profundizar los lazos de cooperación entre México y Estados Unidos.

Al arrancar esta semana un ávido y experimentado periodista me entrevistó sobre lo que consideraba eran demasiadas reuniones de altos funcionarios mexicanos y estadounidenses. ¿Qué se está cocinando? Insistió.

Lo que está pasando es que la relación bilateral está entrando en un periodo de normalización. Es decir, hay y habrá muchas reuniones al más alto nivel. Por ejemplo, al arrancar Barack Obama en la Casa Blanca en enero de 2009, surgió una serie de visitas de alto nivel –la secretaria de Seguridad Interna, Janet Napolitano; el procurador de Justicia, Eric Holder, e incluso la secretaria de Estado, Hillary Clinton–. Más aún, en abril ya estaba visitándonos el propio Obama.

Hay una sorpresiva buena relación entre AMLO y la vicepresidenta Kamala Harris. Me explico. La visita tan vituperada de Kamala a la Ciudad de México dos días después de la elección de medio término acabó siendo un gran éxito. Lejos de un enmendarle la plana a AMLO por temas de democracia, como muchos analistas sugerían, la vicepresidenta transmitió bien la imperiosa necesidad de avanzar en la cooperación bilateral, especialmente para evitar una nueva crisis migratoria en la frontera común. Decenas de miles de migrantes agolpados en la frontera son arsénico puro para las aspiraciones de los demócratas a conservar las mayorías legislativas en la elección de noviembre del año que entra.

El hecho que durante esta semana se realizara una llamada telefónica entre el presidente de México y la vicepresidenta de Estados Unidos, y que el consejero de Seguridad Nacional, Jake Sullivan y el secretario de Seguridad Interna, Alejandro Mayorkas, visiten México es normal desde el punto de vista de intensidad. Más aún, se ha anunciado que el próximo septiembre se realizará finalmente la reunión del Grupo de Económico de Alto Nivel.

No hay que buscar explicaciones sospechosas. Me parece que finalmente los gabinetes de AMLO y Biden se pusieron a trabajar con intensidad, como generalmente se ha hecho en las últimas tres décadas. Es una relación tan intensa, asimétrica y compleja que se requiere trabajar a diario, con pragmatismo y realismo, para mantenerla, evitar los problemas y profundizar la cooperación.

Pareciera que finalmente se disiparon las dudas en Palacio Nacional sobre la necesidad de trabajar hombro con hombro con el equipo de Joe Biden. Mi lectura es que, algo tarde, pero AMLO se está concientizando de que no tiene remedio, él mismo tiene que meterse a lidiar con los vecinos. En la presidencia imperial que México ha vuelto a experimentar; si el mandatario no participa, no suceden las cosas.

El hecho que AMLO esté invitando a Biden a venir a México refuerza el argumento de una relación normalizada y entierra el escenario del conflicto abierto entre ambos presidentes.

No es tarde para percatarse de que Biden, no Trump, es una gran oportunidad para profundizar los lazos de cooperación entre México y Estados Unidos.

A finales del mes pasado, ante los cancilleres de América Latina y el Caribe en la reunión de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), AMLO pronunció un discurso que seguramente fue bien recibido en Washington. La rivalidad estratégica China-EU es una oportunidad para América Latina de mejorar su cooperación con Washington, enfatizó.

Es hora de tener claro qué se requiere mejorar en la relación con el vecino del norte, y cómo podemos aprovechar la imperiosa necesidad de la administración Biden de mantener en orden los flujos migratorios, centroamericanos y mexicanos.

El momento es propicio para un gran programa de trabajadores huéspedes. No sólo mexicano sino también centroamericano. La gran noticia de esta semana en Washington fue la aprobación del Senado de un billón de dólares para infraestructura.

Estados Unidos no puede construir a gran escala sin mexicanos. Ya están pasando muchos connacionales sin documentos. Están presentes lo que se denomina factor de expulsión por el negativo impacto del Covid en la economía mexicana y factor de atracción por una economía de Estados Unidos creciendo sin precedente.

El tráfico ilegal migratorio está a la orden del día. Es el momento de tratar de poner orden y legalidad a la migración. No le abonemos la causa a Trump y lo veamos haciendo campaña en 2024 con la acusación: los indocumentados mexicanos se han incrementado significativamente.

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