El principal problema que padecemos es la inseguridad y la elección de junio tendría que ser muy clara: abrazos con los criminales o mano dura con los criminales.
La candidata del crimen organizado es Claudia Sheinbaum, porque es la continuidad de los abrazos.
Esa política les ha permitido apropiarse de –por lo menos– la mitad del territorio nacional.
Xóchitl Gálvez aún no se ha pronunciado con la contundencia que la situación exige. Tal vez lo haga, aunque el tiempo está encima y los vientos soplan fuertemente en contra suya.
Se entiende su cautela: la pueden matar.
La candidata sólo tiene el respaldo de tres partidos vulnerables y de un sector de la sociedad civil.
En contra suya juegan el gobierno federal, la mayoría de los estatales, grandes medios de comunicación, el crimen organizado y las cúpulas empresariales.
Cuando la Coparmex, el último bastión del sector privado que defendía las libertades, se congratula y felicita públicamente la llegada de Lenia Batres a la Suprema Corte de Justicia, que lleva como misión expresa destruirla, entonces parece que todo está perdido.
Aún está Xóchitl. Es lo que tiene la oposición para evitar la caída de la Corte en manos del totalitarismo, y la caída de México en poder del crimen.
Una cosa va junto con la otra: el fin del Estado de derecho y la entrega total del país a la delincuencia organizada.
Cierto, hay muchos temas importantes a tratar en la campaña: la salud, la educación, el despilfarro en obras faraónicas e inútiles, la bomba de Pemex, la corrupción desbocada y la ineptitud de los gobernantes, por sólo mencionar algunos puntos.
Pero ninguno de ellos es tan grave como vivir sin ley y con cárteles criminales que rebasan a las autoridades o son sus compadres. O socios.
Los abrazos que prometió el Presidente a los criminales son una promesa cumplida.
El resultado es un récord histórico de asesinatos, impunidad y trato de alfombra roja a los narcos, bandas de extorsionadores y secuestradores. Les roban hasta a los más pobres. Un vendedor de paletas tiene que pagar derecho de piso para trabajar.
La semana pasada hubo secuestros masivos de migrantes, y uno de ellos cobró realce nacional por el descaro y la crueldad de los delincuentes que se llevaron hasta a un bebé y a su madre.
El hecho ocurrió en Tamaulipas (en paralelo hubo otros) y la prensa nacional se ocupó del caso, lo que motivó la furia presidencial contra los periodistas y les llamó “buitres”.
¿Buitres? Sí, eso dijo. Por informar e indagar los periodistas son buitres según el Presidente. Quería que se ocultara la verdad.
Hace menos de un año 40 migrantes murieron calcinados en un centro de detención del INM en Ciudad Juárez, y también trató de zopilotes a los medios de comunicación. Los responsables del crimen permanecieron en sus puestos.
Ahora en Tamaulipas salieron a la luz las mentiras de la secretaria de Gobernación, Luisa María Alcalde, al parecer engañada por el gobernador Américo Villarreal.
El mandatario estatal, cuyas ligas con grupos criminales son señaladas con insistencia, informó que los migrantes plagiados fueron “rescatados” en un operativo fantástico de coordinación entre su policía, la Guardia Nacional, la Marina, el Ejército, drones, rastreo de llamadas, cámaras…
Puras mentiras.
No hubo tal rescate.
Algunos familiares de los secuestrados pagaron el monto de la extorsión exigida.
Y sí, seguramente, también influyó, para su liberación, el hecho de que los medios de comunicación estuvieron encima del caso.
“Buitres”, llamó el Presidente a periodistas y medios por informar. Ni una palabra contra los criminales por secuestrar y cobrar rescate.
Hay ciudades donde el cobro de derecho de piso por parte de grupos criminales está acabando con ellas.
El daño que han hecho a México la indulgencia y la complicidad de las autoridades con el narco es brutal. Matanzas por doquier. Los grandes cárteles se disputan el control de estados. Asesinan candidatos.
¿Y el Ejército? Tiene órdenes expresas de tratar a los criminales con guantes de seda.
¡Ah!, pero le entregan aduanas, carreteras, trenes, una línea aérea, aeropuertos, puertos, remodelar estadios de beisbol…
¿No es ése el tema central de la campaña?
Estamos perdiendo el país. Hay éxodo de cientos de miles de personas. Ciudades fantasmas. Y los grandes cárteles ponen gobernadores y alcaldes.
Sheinbaum y Gálvez nos deben decir cómo van a enfrentar a la delincuencia.
¿Cómo la van a someter?
¿Cómo vamos a recuperar medio país?
¿Cuándo vamos a tener nuevamente el control de las fronteras?
Sheinbaum es la candidata de la continuidad.
¿O qué va a hacer con los gobernadores aliados, tolerantes o que son parte del crimen organizado?
¿Y con los alcaldes narcos o sometidos a ellos?
Son de su partido. Pagan parte de su campaña. Le llenan los mítines con acarreados. Eso cuesta dinero, y lo consiguen ellos.
Claudia Sheinbaum va a estar en sus manos, y no al revés.
Tal vez Xóchitl quiera ser la candidata de los ciudadanos indefensos. De hacerlo, se jugará la vida.
Abrazos con los criminales o mano dura con los criminales. Ese es el punto nodal de la elección de junio.