Uso de Razón

Argentina, entre la furia y el pánico

Pablo Hiriart comparte su conversación con uno de los más estrechos colaboradores de Sergio Massa, Juan Manuel Olmos. Hablan de las elecciones y la situación económica en Argentina.

Buenos Aires.- Lo que se juega en las elecciones de la próxima semana es “ordenar el Estado o romper el Estado”, dice a EL FINANCIERO Juan Manuel Olmos, estrecho colaborador de Sergio Massa, a quien hizo candidato presidencial del peronismo en 24 horas vertiginosas en las que pudo unir a dos antagonistas: a la vicepresidenta Cristina Kirchner y al presidente Alberto Fernández en torno al aspirante que ninguno de ellos tenía como plan A: Massa.

Al conversar con él en su oficina en la Casa Rosada –es vicejefe de Gabinete y representante de Massa ante los organismos electorales–, se entiende por qué está donde está. Sencillo, sabe escuchar, atiende la crítica de manera respetuosa y argumenta con habilidad contra la evidencia: el fracaso del peronismo.

Tal vez el secreto de su talante conciliador le venga desde la pila bautismal. En 1969, su madre quedó embarazada del novio (ahora su papá), y la abuela, una calabresa de mando rígido, ordenó que se casaran. Pero no había ningún cura que les diera el sacramento por el notorio estado de gravidez de la novia.

Hubo uno solo, recién ordenado sacerdote, que aceptó casarlos bajo una condición innegociable.

-La que usted diga, padre Jorge.

-Que al chico y a todos tus hijos que vengan los bautizo yo.

Fue así como Jorge Bergoglio, hoy papa Francisco, bendijo por primera vez un matrimonio y Juan Manuel Olmos fue bautizado por el ahora jefe de la Iglesia católica y se convirtió en su gran amigo.

-Parece que va a ganar Milei, –le digo.

-Así es un balotaje (la segunda vuelta). Hay dos candidatos, y uno de ellos es Javier Milei.

-El presidente Sergio Massa ¿qué va a corregir de lo que hizo el ministro de Economía Sergio Massa?

-Mucho, hay mucho que se puede y debe corregir. Hay que ordenar el Estado, por la situación presente tan compleja.

-La gente está enojada con ustedes.

-Muy enojada, y tiene razón al estar enojada con nosotros. Recibimos un país con la enorme deuda heredada del ingeniero Macri (el presidente anterior), y Argentina gasta más dólares de los que genera. Así se crean ciclos inflacionarios. Nos quedamos sin capacidad de endeudamiento, sin reservas. Vino la pandemia, en la que debíamos sostener a las empresas para sostener el empleo. Pagamos tres meses el sueldo íntegro de los trabajadores del sector privado, formal e informal. Los precios de los energéticos se dispararon con la guerra en Ucrania, y tuvimos una sequía histórica que impidió la entrada de 21 mil millones de dólares al país.

-Imprimieron billetes.

-Sí. Por el equivalente a siete puntos del PIB. Sin capacidad de endeudamiento, había que decidir entre la quiebra de empresas o financiarlas con emisión de moneda.

-Y subsidiarlo todo.

-Es una realidad que hay que modificar, ordenar. Hacer más eficiente al Estado, no eliminar al Estado.

-Al parecer ustedes van a una confrontación, a un periodo de convulsión social prolongada. ¿Hablas con el Papa de esa posibilidad? ¿Qué le preocupa de su país?

-Él lo que ha dicho públicamente es que …

-No lo público, ¿qué te dice a ti cuando hablan por teléfono?

-Nunca he revelado el contenido de nuestras conversaciones privadas.

-Entonces, ¿qué van a ordenar si ganan? No lo entendí.

-Encender los motores para que puedan producir el sector minero, el sector hidrocarburos, la industria del conocimiento, equilibrar la balanza en turismo. Todo aquello que produzca dólares. Y el Estado tiene que cuidar los dólares y no dilapidarlos al financiar, con el Banco Central, la sobrefacturación de importaciones y la subfacturación de exportaciones.

-¿Hay cabida para la empresa privada en hidrocarburos, minería…?

-Todo es sector privado. El gobierno tiene que ordenarlo y poner los incentivos suficientes para que se desarrolle. Certeza jurídica, entre otras cosas.

-Dicen ustedes que en las elecciones se juega el modelo de país. ¿Qué es eso?

-El reto es ordenar la situación dentro del modelo de país que queremos. El Estado de bienestar está en crisis por falta de financiamiento y baja calidad de los servicios. Organizar y hacer más eficiente el sistema educativo, de salud, jubilaciones, pensiones por discapacidad, pensión por hijos a los que no tienen trabajo.

-Milei dice que va a sacar la motosierra y cortar todo eso.

-Sí, el Estado de bienestar se sostiene o se quiebra. De 47 millones de argentinos, cuántos van a poder vivir sin subsidios a transporte, combustible, salud, sin jubilaciones ni pensiones (que hay para los que trabajan en la economía informal), si les cortas los servicios en tarifas de luz, de agua. ¿Cuántos van a poder pagar? ¿De qué van a vivir, sin jubilaciones y pensiones? ¡Ahí está la preocupación del Papa!

-El programa de Milei es sacar la motosierra…

-Es un programa irrealizable. Y si lo hace, habrá costos de la magnitud de una tragedia.

-Venezuela y Nicaragua viven dictaduras, ¿o son modelos alternativos que merecen respaldo internacional?

-Nuestra Cancillería ha hecho cuestionamientos a la situación de derechos humanos y respalda el Informe Bachelet (que condenó duramente al régimen de Maduro). En lo individual, yo, reprocho las violaciones a los derechos humanos.

-A los derechos humanos, ¿así en abstracto? ¿Y las libertades individuales?

-Digo derechos humanos, que comprenden las libertades individuales y derechos políticos que están consagrados en nuestra Constitución. En Argentina conocemos lo que es el quiebre de los derechos humanos.

-¿Son dictaduras o no? (Venezuela y Nicaragua).

-No me corresponde calificar a las autoridades políticas de los Estados.

-En la antesala de tu oficina, en el salón Martín Fierro, hay una cita de Borges que dice: “El mito es la última verdad de la historia, el resto es efímero periodismo”. Cuando lees, todos los días, eso del mito como la última verdad de la historia, ¿en quién piensas?

-Pienso en Nietzsche: “No existen los hechos, sólo las interpretaciones”. Y pienso en Perón: “La única verdad es la realidad”.

-Vaya contradicción.

-Sí, es lo que se va a definir: la justicia social es un mito o es una realidad.

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