Uso de Razón

Otra de canallas

Luchar contra los canallas antivacunas costará muchos miles de seres humanos muertos, decenas de miles, cientos de miles que podrían salvarse.

MIAMI, Florida.- Grupos conservadores y gobernadores republicanos lograron impedir temporalmente el mandato del presidente Biden para hacer obligatoria la vacunación contra el COVID, en este país que lleva 750 mil muertos por el virus. Ocho mil 300 niños de cinco a 11 años fueron hospitalizados graves en una semana. Murieron 170.

El martes el presidente apeló la decisión ante un tribunal federal, a fin de restablecer cuanto antes la vacunación obligatoria en las empresas privadas que tienen más de 100 trabajadores.

Y el mismo día, su homólogo mexicano replicó en sintonía con los conservadores y republicanos de Estados Unidos:

“Ya conocen ustedes cuál es la filosofía de nuestro gobierno, todo por la razón y el derecho, hay que convencer, persuadir, no imponer nada... lo que tenemos que hacer es seguir haciendo conciencia de la importancia de vacunarnos... hay que procurar que la gente no se enferme, no haya contagios y que no pierda la vida, que es lo más lamentable, no vamos nunca a volver obligatoria la vacunación”.

¿Todo por la razón y el derecho?

¿No imponer nada?

“Hay que procurar que la gente no se enferme”.

Para eso, para que la gente no se enferme y no se muera, son precisamente las vacunas.

Un canalla de pedigrí, el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud en México, Hugo López-Gatell, ya se había pronunciado al respecto en octubre, cuando dijo que si una empresa exigía el certificado de vacunación COVID, estaría incurriendo en una violación a la ley.

Es el mismo subsecretario que negó el impacto letal del virus.

Que dijo que no había evidencia de la utilidad de mascarillas para evitar contagios.

El que alentó al gobierno mexicano a promover un amparo para impedir que se vacune a menores de 18 años.

Aquí en Estados Unidos, los conservadores y republicanos encontraron jueces que aceptaran su argumento de que el Departamento del Trabajo excedió sus funciones con el requisito de la vacunación obligatoria, pues “causa agitación, incertidumbre económica y amenaza con diezmar la fuerza laboral de las empresas”.

El mandato a trabajadores federales se ha acatado casi al 100 por ciento, pero no en los empleados estatales ni en muchas empresas privadas.

De los 50 estados que integran este país, sólo 28 acataron la obligatoriedad de las vacunas.

Más de la cuarta parte de la población no quiere vacunarse porque cree que el COVID es “un invento de las farmacéuticas para ganar dinero”, o les inyectarán chips.

Ellos son el vehículo de contagio de las nuevas variantes, como la devastadora delta.

Se han tragado toda la información falsa de los grupos antivacunas, promovidos por republicanos (no todos, sino los heraldos del trumpismo) que buscan el fracaso de la presidencia demócrata. Aunque muera gente por millares.

Sí, la razón por la cual los gobernadores republicanos recurrieron a tribunales contra la vacunación obligatoria en las empresas privadas con más de 100 trabajadores, es hacer que fracase el gobierno de Joe Biden.

Una canallada, con fines políticos y electorales.

Biden va a ganar esa batalla legal y salvará miles de vidas.

Pero ¿qué puede suceder en México, donde es el gobierno el que se opone a la vacuna obligatoria?

Los muertos se esconden en las estadísticas oscuras de un canalla.

¿Para qué? ¿Cuál es la finalidad?

El virus sólo se puede frenar con vacunación general.

Rechazar, en nombre de la libertad, de las creencias religiosas o de la superstición, que en los centros de trabajo todos se vacunen o que usen mascarillas quienes no lo han hecho, es tanto como permitir que en los restaurantes los cocineros no se laven las manos por alguno de esos motivos.

Jeff Zients, zar anti-COVID de la Casa Blanca, lo expuso con claridad a los estadounidenses: “Tenemos cómo salir de esta pandemia. Hay vacunas ampliamente disponibles, vacunas de refuerzo, vacunas para niños”.

Pero, como dijo el martes el presidente Biden, “demasiada gente sigue sin vacunarse como para que nos liberemos de esta pandemia”.

Luchar contra los canallas costará muchos miles de seres humanos muertos. Decenas de miles. Cientos de miles que podrían salvarse.

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