Uso de Razón

México-EU: paren esa vergüenza

Lo que ocurre en las fronteras mexicanas, al sur y al norte, es una vergonzosa exhibición de crueldad institucional.

MIAMI, Florida.- Lo que ocurre en las fronteras mexicanas, al sur y al norte, es una vergonzosa exhibición de crueldad institucional que pasará a la historia de la infamia de este siglo.

Ni los xenófobos de Vox de España la han emprendido a patadas y culatazos contra migrantes, ni los xenófobos que gobiernan Hungría, ni los italianos de Salvini ni los brasileños de Bolsonaro.

En México lo hace el gobierno federal.

Lo hace la Guardia Nacional, que lleva el emblema de nuestro país en los brazaletes de los golpeadores, que pisan el rostro de los niños, golpean mujeres embarazadas y a gente pobre que huye de la violencia y la miseria.

No es el exabrupto excepcional de un soldado, o de tres, sino una política institucional del gobierno de la República.

Esa demostración de salvajismo es para cumplir con una disposición de la Suprema Corte de Estados Unidos y quedar bien con el presidente Biden, luego del error de haber jugado abiertamente en favor del supremacista Donald Trump.

México no es así. ¿Qué nos pasa?

Pasa que nos hemos vuelto indiferentes.

Hay formas de ordenar e incluso contener la inmigración ilegal, pero se optó por la manera más sucia.

Tienen que parar esa vergüenza.

Aunque pongan 20 o 100 estatuas de indígenas en el Paseo de la Reforma, no se les va a quitar jamás la mancha de haber pateado, pisoteado y hacinado en pocilgas insalubres a seres humanos que buscan vivir al cobijo de la ley.

Pasa a segundo plano que los orquestadores y ejecutores de esa barbaridad sean del partido que dice “primero los pobres”.

Lo inadmisible es que lo hagan con el escudo nacional en el brazo, y en nombre de México.

Las imágenes no mienten, y lo que se ve no se juzga: la Guardia Nacional se da la media vuelta y deja ir a narcotraficantes armados e insolentes, pero se ensaña a golpes contra haitianos desvalidos y mujeres con sus hijos apretados al pecho.

Los grupos criminales han asesinado a más de 100 mil personas en lo que va del sexenio. Y se les deja proseguir su marcha macabra.

¿Cuántos mexicanos han matado los guatemaltecos, los salvadoreños, las mujeres haitianas o los niños que cargan en sus espaldas? Ninguno.

Contra ellos, toda la furia del cuerpo militarizado que se creó en esta administración.

La reunión de alto nivel que hoy celebran Estados Unidos y México es la última llamada para frenar esa atrocidad que perpetra la Guardia Nacional mexicana en las fronteras sur y norte del país.

Una salida práctica e inmediata es que la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) asigne más recursos para apoyar a las organizaciones que albergan a los migrantes centroamericanos y caribeños en México.

Cuando Trump le impuso al recién estrenado gobierno mexicano el ‘Quédate en México’, nuestras autoridades lo aceptaron sin pedir dinero para operarlo. Y Estados Unidos, obvio, tampoco le dio.

Eso tiene que ser distinto con Biden. No son iguales.

El presupuesto federal en este país aún no está aprobado, y es el momento idóneo para hacer los ajustes necesarios.

No tiene lógica que México reciba sólo 157 millones de dólares de ayuda directa, frente a los más de 400 millones de dólares que se le asigna a Colombia. Hoy México juega, para EU, un papel más estratégico que Colombia.

Sólo con recursos se pueden tener ‘salas de espera’ en condiciones humanitarias aceptables. Si México no quiere destinar dinero a esa tarea que le asignaron y aceptó, que lo provea Estados Unidos.

Este es el momento de exigirlo. Lo que no se puede es seguir con tamaña salvajada en nuestro territorio (sugiero leer, para el caso de los haitianos, https://www.eluniversal.com.mx/opinion/leon-krauze/la-voz-de-los-haitianos-en-chiapas).

La organización internacional Médicos sin Fronteras emitió un comunicado esta semana en el que anunció “una intervención de emergencia en la ciudad de Tapachula, Chiapas, donde unas 40 mil personas están atrapadas por el fracaso del sistema de asilo”.

Denunció “las condiciones de hacinamiento y falta de acceso a servicios médicos y servicios sociales que sufren estas comunidades tanto en el norte como en el sur” de México.

“Estas personas se encuentran con pocas alternativas de albergue, hacinadas o en situación de calle con condiciones sanitarias precarias y riesgo de contagio por Covid-19”, afirmó Christoph Jankhöfer, coordinador en México del proyecto de migrantes de MSF.

Son decenas de miles. Hasta eso, no tantos.

¿No quiere el gobierno mexicano gastar dinero en dar un trato digno a los refugiados?

Que se lo exija a Estados Unidos, pues para allá van los migrantes.

Pero deben parar esa vergüenza cuanto antes.

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