Uso de Razón

Estados Unidos, regreso sin gloria de Afganistán

Estados Unidos dejó ‘embarcados’ a los afganos que creyeron en su apoyo para vivir en democracia, en paz, y ahora los talibanes los van a masacrar.

MIAMI, Florida.- Ellos se metieron en Afganistán, ellos entusiasmaron a la población con un gobierno de libertades ahí donde le cortaban la nariz a las mujeres que aprendían a leer, ellos deciden terminar la guerra contra la minoría terrorista sin haberla ganado, y se van.

Estados Unidos dejó ‘embarcados’ a los afganos que creyeron en su apoyo para vivir en democracia, en paz, y ahora los talibanes los van a masacrar.

Qué buen aliado. Con esos amigos…

La salida de las tropas y el aparato de guerra de Estados Unidos de Afganistán en septiembre, deja a la población de ese país a merced de los fanáticos y sanguinarios talibanes.

Será un desastre. Y una carnicería.

George W. Bush tuvo razón al entrar a ese país en busca de Bin Laden y su estado mayor, luego de los atentados terroristas en Washington y Nueva York.

Después Estados Unidos puso otros objetivos para que en Afganistán se pueda vivir con libertades.

Los afganos le creyeron a sus aliados y protectores contra el terrorismo, y ahora deciden irse de donde nadie los llamó a instaurar la democracia.

El prestigio de Estados Unidos y su credibilidad como aliado en ese tipo de acciones se habrá abollado una vez más.

Las fotos de abril de 1975, con sudvietnamitas colgados de helicópteros que evacuaban el Palacio de Gobierno y la embajada de Estados Unidos en Saigón, tal vez no se repitan idénticas en Kabul, pero en el fondo será lo mismo.

Mejor dicho, va a ser peor. No es igual perder ante Ho Chi Min, que salir derrotado por los terroristas de Al Qaeda.

De manera paulatina el Ejército de Estados Unidos inició su retirada en mayo, y de acuerdo con el recuento que lleva The New York Times, la ofensiva militar de los talibanes ha logrado tomar más de 50 distritos, de 400 en que se divide Afganistán.

Los talibanes, en sólo 24 horas (el miércoles de la semana pasada), tomaron una docena de distritos en el norte del país, a sangre y fuego.

(Pongo ‘talibanes’ con plena conciencia de que es un error. El singular es talib [maestro religioso] y el plural es talibán, pero el uso simplificado del término ha normalizado decir ‘talibanes’. Como equivocadamente hablamos de los ‘incas’, en lugar de los quechuas).

Ese país va a caer, nuevamente, en manos de los terroristas, por la vía de las armas.

Después de 20 años Estados Unidos abandona Afganistán sin haber derrotado a los talibanes ni haber construido la estabilidad democrática, como le ofreció a los afganos.

El problema de vida o muerte va a ser para quienes confiaron en ellos.

¿Qué va a pasar con los más de 18 mil afganos (tomo cifras y datos del NYT) que han trabajado como intérpretes, choferes, ingenieros, escoltas, además de empleados de la embajada de Estados Unidos?

Los van a matar, obviamente. Ya han asesinado a 300 traductores o a familiares suyos.

¿O adónde pueden huir?

Para recibir asilo de Estados Unidos, los que se la jugaron con ellos en ‘democratizar’ Afganistán deben recorrer un laberinto burocrático que prácticamente les imposibilita obtener refugio para salvar sus vidas.

Hace una semana se presentó en Washington un proyecto para ampliar de 11 mil a 19 mil las visas para afganos que corren peligro en su país. Pero tienen que ‘probar’ que están en peligro.

¿Cómo que probar? Entonces, ¿por qué lleva 20 años ahí el Ejército de Estados Unidos? ¿Por qué no hay peligro?

Además, ¿19 mil? No es nada.

El talibán va a masacrar a los que creyeron que con la protección de Estados Unidos iban a construir un sistema democrático.

Más de 10 mil contratistas extranjeros, entre ellos 7 mil estadounidenses, que dan mantenimiento al Ejército y Fuerza Aérea afgana o realizan tareas de infraestructura, también se van.

Con una flota de 136 aviones de combate, el gobierno –democrático– de Afganistán contiene el avance de los talibanes, brinda apoyo a las fuerzas terrestres y evacúa personal de avanzada cuando se encuentra en peligro.

Sin mantenimiento y apoyo logístico, esa Fuerza Aérea no puede contener el avance talibán.

La tragedia está anunciada.

Mañana viernes debe llegar a Washington el presidente de Afganistán, Ashraf Ghani, en busca de una explicación.

La Casa Blanca adelantó que se compromete a apoyar al pueblo afgano con “asistencia diplomática, económica y humanitaria”.

Qué bonita ayuda.

El expresidente de ese país, Hamid Karzai, entiende lo que se viene: “Reconocemos, como afganos, todos nuestros fracasos. Pero ¿qué pasa con las fuerzas y los poderes más grandes, que vinieron aquí exactamente con ese propósito –país democrático y el talibán derrotado–? ¿Dónde nos dejan ahora? En la total desgracia y el desastre”.

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