Retrato Hablado

‘Entre ceja y ceja, siempre tuve la idea de trascender’

La realidad es que hasta hoy, todavía tengo dudas acerca de qué voy a hacer, porque mi base no es el cine, es el arte en general: David Zonana, director, editor y guionista.

Una de las ventajas de ser el hijo menor es que los padres imponen menos límites. Son más manga ancha, en lenguaje coloquial. Esta libertad llevó a David Zonana a sondear su vena creativa, que surgió al margen de la vida familiar. “Los estímulos en casa no iban por ese lado. Crecí en una familia funcional, cosa rara hoy en día, así que no me quejo para nada”, dice el director de Heroico, la película que ha causado enorme controversia porque toca el flanco débil del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, el Ejército, y que fue premiada como la mejor del año en el Festival de Cine de Guadalajara.

Zonana exploró la poesía, la fotografía, la pintura y la música por curiosidad, sin pensar en la trascendencia. Cuando tuvo que escoger una carrera, entró a finanzas. Su camino hasta entonces era más o menos convencional, hasta que viajó con frecuencia a Chiapas, primero con uno de sus hermanos, después solo, dos o tres veces al año en estancias más y menos largas. Se embebió en la cultura local y después se fue a la Patagonia a enseñar a jóvenes de un barrio oprimido a manejar la computadora. “Debes saber que mi mamá es socióloga y escribió su tesis sobre el proceso de resistencia indígena. La suya fue una influencia importante”, cuenta.

Zonana abandonó la carrera. Su plan era viajar de nuevo a Sudamérica y sobrevivir tocando el sintetizador en bares. “Fue un periodo oscuro; no sabía qué hacer y nada más daba vueltas, rumiando sobre mil temas. Pero fue interesante darme ese espacio de introspección para entender cuál era mi lugar en el mundo”.

Entonces conoció al cineasta Michel Franco, que estaba por estrenar Después de Lucía en el Festival de Cannes. “Me cobijó desde ese momento, me invitó a trabajar en su productora y yo me dije que no tenía nada que perder”.

Después de un tiempo como asistente y supervisor en los sets, Franco le pidió que empezara a ver cine. “Me llevó a una tienda de películas y me compró unas 40, dos de Truffaut, dos de Bergman, dos de Kubrick, dos de Kurosawa, etcétera. Había unas rarísimas, que tuve que volver a ver 10 años después porque no les entendí entonces”.

Año y medio después, Zonana escribió y filmó su primer corto, con su mamá de actriz, en la casa de la familia, sin dinero y con una cámara prestada. Princesa tuvo un éxito relativo. Fue al Festival de Morelia y al de Guanajuato. Su segundo corto, Sangre Alba, participó en los festivales de Nueva Orleans y Carolina del Sur. “Hoy veo esos cortos y me dan escalofríos”, confía.

-Como a cualquiera con sus primeros trabajos publicados…

-Sí. Yo no estudié cine y jamás había tenido antes acceso a una cámara.

El tercer corto lo hizo creer que quizá no tenía talento. Sin embargo, siguió trabajando en películas como Seiscientas millas, Chronic y Las hijas de Abril, hasta que lo fastidió la producción. “No soy conformista y no me veo haciendo un trabajo para sobrevivir. Entre ceja y ceja, siempre tuve la idea de trascender”, sostiene.

Dejó la productora para escribir un guion de largometraje, Mano de obra, proyecto al que se asoció Darío Yazbek. “Él quería ser actor y yo quería ser director, pero no éramos nada de eso todavía”, relata.

Mano de obra fue otro salto en su carrera. “Empecé a creer que lo podía lograr y Heroico fue el siguiente paso natural”. Mientras Zonana editaba Mano de obra, escribía el principio de Heroico. “Pero la realidad es que hasta hoy, todavía tengo dudas acerca de qué voy a hacer, porque mi base no es el cine, es el arte en general”.

Después de Heroico, cuenta, entendió que no gozaba el proceso de filmación. Más bien lo sufría. “No me gusta lidiar con tanta gente, no me gusta mucho el trabajo en equipo. Mirando hacia atrás, lo que disfruté mucho de ambas películas fue el guion”.

-Que es un trabajo en solitario…

-Exactamente. Desde que terminé Heroico, me puse a escribir una novela. Llevo año y medio en eso. Y mi mayor pasión es la antropología, son las culturas mesoamericanas. Me clavé en esos temas porque las problemáticas de hoy en día no surgieron ayer ni en el sexenio pasado. Mano de obra es una crítica al mundo occidental, que pone sobre la lupa varios problemas como la desigualdad, la ambición, el materialismo. La primera parte de la película critica al capitalismo y la segunda parte de la película critica al comunismo. Es una crítica a los dos sistemas políticos dominantes del mundo occidental.

Sigue: “Heroico toca temas que tienen que ver con la identidad mexicana: el personaje que entra al Colegio Militar tiene raíces indígenas, y no es que esto sea una anomalía, el Ejército está lleno de personas con raíces indígenas, lo sepan o no, o hayan perdido contacto con sus culturas. Formar parte de un Ejército que nunca reconoció o nunca ha reconocido el derecho de existir como nación independiente, y que más bien oprimió a sus antepasados por tantos años, no deja de tener algo de irónico. Heroico toca la falta de oportunidades y de la violencia como consecuencia de ello, es decir, temas que derivan de entender antropológicamente a México”.

-La novela aborda los mismos problemas?

-Sí, también va por ahí.

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