Profesor investigador de la Facultad de Derecho de la Universidad Panamericana

Trabajo colaborativo y ‘home office’, esquemas que han llegado para quedarse

Las medidas de confinamiento que fueron adoptadas a raíz de la pandemia tomaron por sorpresa a una muy buena parte de los sectores productivos.

Con la llegada de la pandemia, el porcentaje de los mexicanos con trabajo remoto permanente se disparó de 34 a 68 por ciento, según la Encuesta regional 2020.

En los últimos años hemos asistido a una serie de cambios en la forma en que se desarrolla el trabajo, tanto a nivel profesional como organizacional. Incluso antes del fenómeno que ha significado la pandemia a nivel global, se advertían esquemas innovadores, como el coworking, también conocido como trabajo colaborativo, que tuvo un amplio auge entre los profesionales independientes y emprendedores.

El trabajo colaborativo se ha ido consolidando como toda una tendencia en la forma de experimentar la vida laboral o profesional en todo el mundo, se trata de la creación de espacios inteligentes, con oficinas creadas bajo un concepto abierto y flexible, originalmente concebidas para profesionales autónomos, teletrabajadores y empresarios que no necesitan más que un portátil, un teléfono y una buena conexión a internet para poder realizar su trabajo y que cada vez resulta más habitual observar su implementación dentro de las organizaciones, ya sea públicas o privadas.

Antes de la pandemia se advertía que la cultura laboral en las organizaciones atendía mayormente a un esquema tradicional, que consistía en la asistencia física a determinados centros de trabajo, con espacios predeterminados para todas las áreas de la organización y oficinas cerradas, asignadas de acuerdo con el nivel jerárquico de sus integrantes, aun cuando ya era común la idea de un futuro en el que la digitalización plena alcanzaría a todos los sectores, tanto público como privado. Tan es así que ya se existían algunos ejemplos serios de teletrabajo e incluso corporativos que ya empleaban el esquema de oficina abierta.

De acuerdo con información proporcionada por Deloitte, en México, el home office ya había sido puesto en práctica por diversas organizaciones desde hace varios años y, de acuerdo con el informe Teletrabajo en América Latina, elaborado en 2018 por 5G Americas, el país fue el segundo de la región con mayor número de trabajadores a distancia, con 2.6 millones, detrás de Brasil (12 millones). Sin embargo, en 2020, con la llegada de la pandemia, el porcentaje de los mexicanos con trabajo remoto permanente se disparó de 3% a 68 por ciento, según la Encuesta Regional 2020: ¿Cómo se transformó el ámbito laboral y familiar?, liderada por IAE Business School.

No obstante, las medidas de confinamiento que fueron adoptadas a raíz de la pandemia tomaron por sorpresa a una muy buena parte de los sectores productivos, según Manpower, de acuerdo con el Politécnico de Milano, para las Pyme y la administración pública, sólo 12 y 16 por ciento, respectivamente, tenían proyectos de trabajo remoto cuando sobrevino este fenómeno.

El teletrabajo generado a partir de la pandemia tiene ciertas variaciones con el esquema de coworking previo, principalmente porque el trabajo no se desarrolla desde un espacio o centro diseñado específicamente para tales efectos, sino que tiene lugar en el seno del espacio vital o familiar que cada colaborador tiene desde su casa, es decir, se realiza desde el confinamiento, lo que implica utilizar un mismo espacio para diversos ámbitos de nuestra vida.

El 11 de enero del presente año se publicó en el Diario Oficial de la Federación la reforma laboral en materia de teletrabajo, definiéndolo como aquel trabajo que se desempeña desde el domicilio del trabajador o desde el lugar que éste determine para tales efectos y establece derechos y obligaciones que el personal y los empleadores podrán exigir, únicamente cuando el profesionista trabaja a distancia más de 40 por ciento del tiempo de su jornada laboral. Estos supuestos permiten abarcar circunstancias distintas a la coyuntura que vivimos y están diseñados para que, tanto las empresas como los trabajadores, sean más productivos en una situación social y sanitaria normal.

Expertos como Deloitte y Manpower señalan claramente que el teletrabajo llegó para quedarse, sin embargo, se trata de un modelo que aún debe terminar de concretarse, toda vez que no todas las actividades productivas son compatibles con el mismo y aún hace falta profundizar en temas como la digitalización, la capacitación y la creación de habilidades relacionadas con este esquema, tomando en cuenta que no es necesariamente un modelo sustitutivo del presencial, sino que más bien debe ser considerado un esquema mixto, que aporte flexibilidad a las organizaciones y sus trabajadores, de manera que pueda intercalarse con la asistencia física a los centros de trabajo cuando sea necesario o el colaborador lo requiera de manera voluntaria.

Otros especialistas destacaron una cierta recuperación para 2021, en la medida que los programas de vacunación surtan efecto y la flexibilidad laboral continúe generando beneficios a las organizaciones, como ahorro económico, mayor organización, autonomía, reducción de tiempo, mejor calidad de vida y motivación en los equipos de trabajo.

En todo caso, el retorno a la nueva normalidad en la vida económica, como en la escolar, debe estar precedido por la viabilidad y la seguridad del factor humano, antes que otro tipo de valoraciones. Manpower ha propuesto una serie de mejores prácticas a nivel internacional para este retorno, entre las que destaca la continuidad del trabajo remoto en aquellas actividades en las que ha rendido buenos frutos, para evitar riesgos innecesarios en la salud; la realización de reuniones informales en medios remotos, que permitan a los grupos de trabajo compartir, estar al tanto de su bienestar y obtener su retroalimentación; generar políticas de comunicación y capacitación efectiva en temas relacionados con la salud, expectativas de conducta y regulaciones; provisión de suficientes cantidades de equipo de protección personal, productos y facilidades sanitarias; establecer y aplicar una regla de distanciamiento físico alineada a los requerimientos de gobierno; establecer barreras físicas para reducir la infección; limpieza constante de áreas y superficies; pruebas, vigilancia y monitoreo de la salud, entre otras medidas. Solamente así podrá garantizarse un retorno paulatino a nuestras actividades.

Juan Otero Varela

Dr. Juan Manuel Otero Varela

Profesor investigador y director académico del programa de Maestría en Derecho Administrativo en el Posgrado de la Facultad de Derecho de la UP; miembro del Sistema Nacional de Investigadores, nivel I; y miembro del Foro Iberoamericano de Derecho Administrativo.

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